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'Sunset Park', Paul Auster en el laboratorio

  • Paul Auster estará en Barcelona para presentar su última novela, ya a la venta
  • La obra sigue alejada del mejor nivel literario de la trayectoria del escritor

Por

Sunset Park

  • Autor: Paul Auster
  • Editorial: Anagrama
  • Traducción: Benito Gómez Ibáñez
  • Precio: 18,5 €
  • Págs: 288

Woody Allen estrena película y Paul Auster publica libro. Como ha dicho alguno, las obras de ambos se han convertido en un acontecimiento cultural cíclico, ¡anual!

Dos miembros del establishment cultural, artistas ya consagrados, ambos neoyorquinos, ambos exponente de la narrativa norteamericana posmoderna, ambos altamente apreciados en Europa. Ambos... ¿agotados?

La última novela de Auster es Sunset Park, cuya versión española ha sido publicada una vez más por Anagrama pocas semanas después del lanzamiento de la versión original, subrayando la relación de amor entre el sello editorial barcelonés y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. (El 13 de diciembre estará en persona en la Ciudad Condal para presentar la novela.)

Sunset Park es una historia coral hilada en torno a Miles Heller, un joven que raya la treintena y que lleva casi una década desvinculado de sus padres tras la muerte accidental de su hermanastro. Huido de Nueva York por un pasado no digerido.

Una relación de origen casual con una joven estudiante y menor de edad de nombre Pilar Sánchez y ascendencia cubana a la que conoce en Florida gracias a El gran Gatsby -la novela- será el desencadenante de un replanteamiento vital.

Auster persiste en la línea de los últimos años

En Sunset Park están muchos de los mismos elementos que Auster ha empleado una y otra vez en sus trabajos.

En lo temático, personajes cultos golpeados por acontecimientos dramáticos y por complejos (muchas veces sexuales), el mundo literario y lo metaliterario como entorno (libros y películas como puntos dramáticos o como telón de fondo, escritores, personajes del mundo editorial...), la búsqueda de una identidad, la soledad...

En lo narrativo, la abundancia de giros inesperados, un estilo directo y desnudo, arquitecturas narrativas fragmentadas, la multiplicidad de miradas, la experimentación con las voces (otra vez el uso de esa segunda persona -ya lo hizo en Invisible- que suena a búsqueda desesperada de la originalidad)...

Sunset Park deja la sensación de la literatura de consumo fácil, a pesar de su clara voluntad de estilo (quizá ese es el estilo austeriano).

Los conflictos de sus personajes suenan inauténticos y sus perfiles son superficiales a pesar de las frases de apariencia lapidaria que Auster reparte en el texto de cuando en cuando; además, la falta de causalidad de las historias les da un toque inverosímil en ocasiones (las cosas suceden porque el narrador decide que así debe ser) y el abuso de las técnicas de taller literario hacen que haya un olor permanente a laboratorio.

La baja calidad literaria de las últimas obras en la prolífica trayectoria de Auster hace pensar que, si en vez de publicar un libro al año dedicase más tiempo a construir sus novelas, quizá tendría más espacio para pulir el trabajo surgido de su probado talento. Lo mismo que podría decirse de Woody Allen.