Francia condena a los ex dirigentes etarras 'Antza' y 'Anboto' a 20 años de prisión
- Tendrán que cumplir al menos dos tercios de la pena
- Una vez cumplan sus condenas, ambos serán expulsados de Francia
Francia ha condenado este viernes a los ex dirigentes de ETA Mikel Albisu, "Mikel Antza", y María Soledad Iparraguirre, "Anboto", sendas penas de 20 años de cárcel como ex jefe político y antigua responsable financiera de la organización terrorista, respectivamente.
Ambos han sido juzgados junto a otros ocho presuntos miembros de la banda por el Tribunal de lo Criminal de París, que también ha indicado que Albisu e Iparraguirre, detenidos el 3 de octubre de 2004 en el suroeste de Francia, tendrán que cumplir al menos dos tercios de la pena. Una vez terminado el cumplimiento de sus condenas, Albisu e Iparraguirre, ambos de 49 años y pareja sentimental, serán expulsados de forma definitiva de Francia.
Así, el tribunal ha rebajado las peticiones de la Fiscalía, que había solicitado 30 años de cárcel para cada uno, porque no se les procesaba por delitos de sangre.
Los diez encausados, culpables
Además, los jueces han condenado a 17 años de prisión a Juan Cruz Maiza, como antiguo responsable de los escondites donde ETA guardaba sus arsenales de armas y explosivos, y han dictaminado que tendrá que pasar en la cárcel al menos dos tercios de ese tiempo, antes de poder solicitar cualquier beneficio penitenciario, y que al término de la pena será igualmente expulsado de forma definitiva de Francia
También han sido considerados culpables los otros siete encausados en este juicio iniciado el pasado 15 de noviembre, todos ellos propietarios de edificios en el País Vasco francés donde ETA escondía arsenales de armas y explosivos y que fueron descubiertos el mismo 3 de octubre de 2004.
Peio Alcantarilla Mozota ha sido sentenciado a diez años de cárcel y José Ramón Arano Urbiola a ocho, al igual que Miguel Ángel Negrete.
Xavier Oxarango ha recibido cinco años, de ellos dos exentos de cumplimiento; Robert Arrambide y Lourdes Urdampilleta (esposa de Alcantarilla) cuatro años cada uno -dos de los cuales exentos de cumplimiento- y Myriam Incaby (mujer de Arano) tres años, con dos exentos de cumplimiento.
Oxarango, Arrambide, Urdampilleta e Incaby, que habían comparecido libres durante el proceso, no tendrán que volver a la cárcel teniendo en cuenta el tiempo que pasaron en régimen de prisión provisional, tras la operación policial que permitió su arresto.
Aliviados porque esperaban sanciones más duras
Los encausados han dado muestras de alivio al escuchar el veredicto porque temían sanciones más duras, a la vista de las peticiones del ministerio público, que había requerido la incautación de las tres casas de Urrugne, Briscous y Saint Pierre de Irube en que se habían construido escondites subterráneos para los arsenales, según la acusación pagados con dinero de ETA.
Tras la lectura de la sentencia, en una sala en torno a la cual las fuerzas del orden habían preparado un gran dispositivo de seguridad, varias decenas de personas del público y las diez que se habían sentado en el banquillo cantaron puño en alto el "Eusko Gudariak" y lanzaron varios gritos de "¡Gora ETA!" empezados por Albisu.
Durante el tiempo que ha durado el juicio, no se han podido ver imágenes de los etarras porque Francia no permite la entrada de las cámaras en los tribunales. Además, Antza consiguió que el tribunal prohibiera que se le dibujara en la audiencia para que su imagen no fuera difundida por los medios de comunicación.
Ofrecieron "la mano tendida de ETA"
Cuando comenzó el juicio 'Antza' y 'Anboto' reivindicaron repetidamente con una declaración leída su pertenencia a ETA, pero "Anboto" afirmó: "No somos terroristas, no tratamos de destruir el Estado español ni tampoco el francés" sino construir un Estado vasco "para sobrevivir como pueblo". En el texto, ofrecían "la mano tendida de ETA".
La pareja de dirigentes etarras tenían un "papel preponderante en la cúpula de la organización terrorista cuando fueron arrestados en octubre de 2004, según el acta de acusación contra ellos leída a mediados de diciembre durante el juicio.
"Mikel Antza" era el "líder político" de ETA y como tal "participaba en las decisiones estratégicas" que tomaba en el seno del comité ejecutivo junto a los otros jefes de los principales aparatos, de acuerdo con la acusación presentada en la segunda jornada del juicio del Tribunal de lo Criminal de París.
También participaba en la gestión contable de la banda, aunque las responsabilidades de esas tareas recaían en "Anboto", que era la "responsable del aparato financiero" y desde ese puesto "aparecía directamente vinculada con las operaciones de extorsión" de empresarios vascos y navarros para el cobro del conocido como "impuesto revolucionario".
Tenían un calendario con los objetivos de la banda hasta 2012
Durante el juicio se supo además que los presuntos dirigentes etarras tenían un calendario en el que habían anotado la consecución de acciones contra objetivos de la organización terrorista hasta 2012.
El calendario fue encontrado en la casa de la localidad francesa de Salies de Béarn, suroeste de Francia, donde Albisu e Iparraguirre, su compañera, fueron arrestados en 2004
Uno de los policías que se encargó de esa operación, Dmitri Zoulas, destacó el 24 de noviembre ante el Tribunal de lo Criminal de París la existencia de ese calendario entre los documentos que se hallaron en la casa.
ETA aprovechaba las treguas para rearmarse
A primeros de diciembre, un oficial francés de la Subdirección Antiterrorista (SDAT) aseguró durante el juicio que ETA "aprovechaba" los periodos de tregua "para realizar ciertas operaciones en territorio francés (...) con el fin de reforzar su arsenal militar cometiendo robos".
Añadió además que un letrado de etarras en una ocasión le había precisado que las treguas sólo tienen implicaciones de suspensión de las operaciones militares en España, no en Francia.
'Antza', acusado en este proceso de haber sido el jefe político de ETA hasta su detención en octubre de 2004 en Salies de Béarn (suroeste de Francia), se negó entonces a precisar al presidente del tribunal, Philippe Vandingenen, cuáles eran las misiones que cumplía en el seno de la organización.
Le replicó que eso no lo contaría y se limitó a explicar cuándo había entrado -"en 1987 ETA llamó a mi puerta y yo dije que sí"- y que desde entonces había cumplido una serie de "tareas" que le había encomendado la organización.