Los rebeldes libios, dispuestos a un alto el fuego si Gadafi deja de atacar las ciudades del oeste
- Los sublevados comienzan a vender su petróleo
- Siete civiles muertos en un bombardeo de la coalición
- Duros bombardeos sobre Misrata y combates en Brega
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Los líderes de la revuelta libia están dispuestos a acordar un alto el fuego con Muamar el Gadafi si se cumplen ciertas condiciones. Así lo ha anunciado este viernes Mustafa Abdel Jalil, jefe del Consejo Nacional, quien ha comparecido ante la prensa en Bengasi tras reunirse con el enviado especial de la ONU para Libia, Abdelilah al Jatib.
"Las tropas de Gadafi deben abandonar sus posiciones alrededor de las ciudades (sitiadas) y el sitio tiene que ser levantado", ha declarado Abdel Jalil, quien también ha exigido que el régimen de Gadafi "permita libertad a la gente para que exprese sus puntos de vista"
"No puede haber un alto el fuego mientras haya mercenarios y soldados en los tejados", ha agregado el líder opositor. Si no se cumplen las condiciones, "que la gente del centro y del occidente del país sepa que la revolución irá hacia ellos", ha dicho.
Abdel Jalil ha advertido que los sublevados necesitarán armas y asistencia si las fuerzas gubernamentales no dejan de atacar a los civiles, y ha reiterado su demanda de que el coronel y su familia abandonen Libia.
Los representantes del Consejo Nacional libio también han anunciado que el emirato de Catar (el segundo país, después de Francia, que les reconoce oficialmente) va a comercializar el petróleo que se produce en la zona bajo su control. Los sublevados aseguran que en estos momentos tienen una capacidad para producir un millón de barriles a la semana.
El enviado de las Naciones Unidas, Abdelilah al Jatib, se reunió este jueves con el primer ministro libio, Al Bagdadi Ali al Mahmudi, en Trípoli, según informó la TV estatal. Además de sobre la posibilidad de un alto el fuego, el diplomático jordano habló con las autoridades libias de la protección de los civiles y del acceso de organizaciones humanitarias al país. Una vez conocidos los puntos de vista de las dos partes, al Jatib trasladará sus conclusiones para ser estudiadas en la sede de Naciones Unidas en Nueva York.
Combates en Brega y Misrata
Los rebeldes libios están movilizando cohetes y otro armamento hacia la ciudad de Brega para intentar retomar este importante centro petrolífero, en el que continúan los combates con las fuerzas pro-Gadafi.
Aparentemente, ninguno de los dos bandos controla totalmente la localidad, que ha sido tomada y reconquistada varias veces durante la guerra. Precisamente en una aldea a 15 kilómetros de Brega, siete civiles, la mayoría niños, murieron el miércoles en un bombardeo de la coalición internacional, según un médico libio citado por la cadena pública británica BBC. Según este testimonio, unos de los misiles alcanzó un convoy con municiones que circulaba entre las casas, causando una fuerte explosión. También hubo 25 heridos.
Mientras tanto en Misrata, al oeste del país, un miliciano rebelde ha asegurado a Reuters que las fuerzas gubernamentales que rodean la localidad están bombardeando intensamente con artillería pesada y que los proyectiles están alcanzando las viviendas civiles. "Es un bombardeo indiscriminado, la destrucción es tanta que no reconocemos el lugar, que Dios nos ayude", asegura esta fuente.
Los sublevados han sido incapaces de mantener sus conquistas entre Ajdabiya y Trípoli una vez que los bombardeos internacionales se han vuelto menos frecuentes. Las ciudades petroleras de Ras Lanuf y Sider están controladas por soldados gubernamentales.
En la capital, Trípoli, los testigos aseguran que se han escuchado ráfagas de ametralladoras antes del amanecer, sin que se haya aclarado su procedencia. El intercambio de disparos durón unos 20 minutos.
Durante la noche, decenas de fieles al coronel se habían concentrado frente a su palacio de Bab Aal Aziziyah, que ya fue bombardeado por Estados Unidos en 1986, para mostrar su apoyo y ofrecerse como escudos humanos.
Más disciplina entre los sublevados
La colaboración de militares que han desertado del ejército libio parece estar teniendo resultado en la capacidad operativa de la oposición.
Al este de la ciudad estratégica de Ajdabiya, los rebeldes han establecido controles de carretera para impedir que civiles desarmados se dirijan al frente. "Sólo se permite pasar a aquellos que llevan armas largas Se prohibe pasar a los civiles desarmados", dice Ahmed Zaitoun, que forma parte de una brigada de voluntarios que ha recibido algo de entrenamiento.
"Hoy han llegado algunos oficiales (del ejército), antes estábamos solos", dice, mientras señala a un joven que protesta cuando le detienen en el control. "Es un chaval y no tiene un fusil, ¿qué va a hacer allí?", explica.
En los últimos días, Estados Unidos ha sugerido la posibilidad de armar a los rebeldes y de que fuerzas especiales den apoyo militar a los sublevados sobre el terreno.
Preguntado si ha visto a algún soldado extranjero junto a sus compañeros en el frente, Zaitoun dice: "Me gustaría, tienen una gran tecnología y sería una guía útil para nosotros. He oído muchas cosas pero no he visto nada todavía".
Aún está por ver si este intento de imponer cierta disciplina tiene algún resultado sobre el terreno. Esta semana, los rebeldes avanzaron a través de 200 kilómetros de costa desde Brega hacia Trípoli, sólo para ser rechazados en Sirte y retirarse con igual rapidez.
En la carretera que comunica Ajdabiya con Bengasi se han colocado ametralladoras en trincheras recién excavadas. Sus cañones apuntan hacia el frente, en el oeste, la primera señal de una defensa organizada de Bengasi, la capital rebelde.