La geología del terremoto de Lorca
- Al menos ocho personas han muerto por un seísmo de magnitud 5,2 en Murcia
- La placa de la península Ibérica choca en el sureste con la africana
- La región ha sufrido periódicamente sacudidas, incluida la propia Lorca
En realidad todo comenzó hace 250 millones de años, cuando toda la tierra emergida del planeta se concentraba en un supercontinente llamado Pangea. África estaba encajada con Sudamérica y Norteamérica se continuaba con Europa, mientras que lo que hoy son la Antártida, la India y Australia estaban agrupadas y conectadas el la zona sur de África.
Algún tiempo después, en el Triásico (hace 200 millones de años), este enorme bloque empezó a disgregarse partiéndose horizontalmente en dos bloques, uno al norte (Laurasia) y otro al Sur (Gondwana). Entre ellos quedó un mar llamado Mar de Tethys.
En este movimiento gigantesco un área que había estado cerca del centro de Pangea se fracturó, separándose en dos bloques. Uno de aquellos bloques se acabaría convirtiendo en Europa, y al sur otra fractura creó una placa propia donde está la Península Ibérica. El otro gran bloque se transformó en el continente africano.
Choque de dos placas en el Estrecho
Dos placas tectónicas diferentes que desde entonces se han movido entre ellas a lo largo de una frontera que coincide con el Estrecho de Gibraltar y se extiende por el fondo del océano hasta las Azores.
Andando el tiempo el Mar de Tethys acabaría por convertirse en el Mediterráneo. Y como en todas las fronteras donde las placas coinciden y se mueven la una contra la otra toda el área es proclive a los terremotos.
Desde al menos el Terciario África se mueve hacia el norte y el este empujando en esa dirección a Iberia, y en dos momentos de la historia ese movimiento provocó importantes presiones sobre el sur de Europa, lo que acabó creando desde las cordilleras Bética y del Atlas a los Pirineos, los Alpes, los Cárpatos y la montañosa península de Anatolia, en Turquía. Entre el sur de la Península y el norte de África hay una zona difusa donde ambas placas se empujan y se deforman, lo que da lugar a una abundancia de terremotos relativamente poco profundos.
En medio está el Mar de Alborán, que puede ser una microplaca independiente: la compleja historia de la zona (donde ha habido episodios de compresión y también de extensión) hace que sea difícil asignar fronteras claras a los bloques litosféricos.
La falla que separa horizontalmente África de la placa Ibérica de Azores a Gibraltar ha sido origen de grandes terremotos, como el que arrasó Lisboa en 1755, pero la mayoría de los seísmos en el área son relativamente poco profundos y no muy intensos. A diferencia de las áreas de subducción, como la falla que dio origen al Terremoto de Tokahu en Japón el pasado marzo, los terremotos aquí son producto de la deformación y no de movimientos bruscos de una falla bloqueada.
Una región periódicamente sacudida
Murcia ya había sido afectada por grandes terremotos en el pasado. Hay registros desde época árabe e incluso romana; se sabe que en el año 1048 entre Orihuela y Murcia se produjo un fuerte seísmo, y el terremoto de Lisboa se sintió en la región. Durante el siglo XIX hubo sacudidas serias en Torrevieja, Alhama de Murcia (1855) y Archena-Ceutí (1883), así como en Alhama (1864) y Yecla (1896). Y ya en el siglo XX en las Torres de Cotillas y Lorquí hubo sismos importantes en marzo y abril de 1911, en enero de 1917, septiembre de 1930 y abril de 1931; en Yecla hubo un terremoto de magnitud 4 el 27 de enero de 1931, y en Cehegín el 23 de junio de 1948 un barrio pobre resultó tan dañado que hubo que derribar casi todas las casas.
Los movimientos de magnitud 5 y 4,2 registrados entre Berja y Adra (Almería) el 23 de diciembre de 1993 y el 4 de enero de 1994 unos 26 km al sur provocaron según algunos científicos una reactivación de la sismicidad en el sureste Peninsular. A partir de ese momento se acumularon los sismos: magnitud 4,1 en Torres de Cotillas el 26 de noviembre de 1995; magnitud 4,5 en Ramonete el 2 de septiembre de 1996; y un magnitud 5 seguido de numerosas réplicas en Mula el 2 de febrero de 1999 a una profundidad entre 1 y 7 km.
Precedentes en Lorca
Lorca, la localidad más afectada en el presente movimiento sísmico, ya conoció el 3 de febrero de 1579 un terremoto de gran intensidad superado por otro en 1674 que llegó a provocar 40 muertos en la villa, y también se vio afectada por al terremoto de Lisboa. Mucho más recientemente ya hubo avisos: el 6 de Agosto de 2002 tuvo lugar un terremoto a 2,5 km al noreste de la pedanía de la Paca, en el término de Lorca, que fue apodado el “terremoto de Bullas”. Y el 29 de enero de 2005 en Zarcilla de Ramos, muy cerca, hubo otro movimiento de magnitud 4,8.
La región está cruzada por un eje de sismicidad que va de suroeste a noroeste cruzando el término municipal. Y el hecho de que aquí los seísmos tiendan a ser muy superficiales, como lo ha sido el actual (1 kilómetro de profundidad) multiplica los daños, ya que el movimiento del suelo que destruye edificios y construcciones no sólo depende de la magnitud absoluta: cuanto más cerca de la superficie mayor es la intensidad de la vibración.
En Murcia la mayoría de los terremotos se producen a poca profundidad. La zona de Lorca está también afectada por los movimientos neotectónicos de la falla de Alhama de Murcia, una de la más activas de la Península, que sin terremotos ya han provocado grietas en algunas urbanizaciones o infraestructuras, como un túnel y el tramo del Trasvase Tajo-Segura que atraviesa la comarca. En Murcia el suelo se mueve debido a la continua presión de África por acercarse a Europa. Trágico que este proceso natural deba comportar víctimas humanas por culpa de nuestras malas prácticas de contrucción.