El contagio de Italia hace saltar la crisis de deuda a la política y pone en jaque el proyecto europeo
- Los analistas financieros creen que el problema trasciende a los mercados
- Un eventual rescate a España e Italia sería inasumible para la zona euro
- Una respuesta coordinada en una cumbre urgente de la UE, posible solución
- España, atrapada en los riesgos sistémicos desatados por la crisis italiana
"Ha llegado la hora de la verdad y no hay margen para la indecisión y errores como tomar decisiones como las que finalmente se han adoptado, que han llegado demasiado tarde y se han quedado demasiado cortas para convencer a los mercados de que vamos en serio. Tampoco podemos llegar a compromisos para satisfacer las 'líneas rojas' de cada país que al final acaban en tacticismo político y no en una gestión correcta de la crisis".
Este fragmento de la carta abierta enviada el pasado lunes al primer ministro griego, Yorgos Papandréu, al presidente del eurogrupo, Jean-Claude Juncker, resume paradójicamente la posición de los analistas sobre la evolución de la crisis de deuda, que afecta de lleno a España e Italia y que amenaza con llevarse al euro mismo por delante.
El mercado mira a la política
"Estamos en terreno desconocido, el problema ya es político", señala Natalia Aguirre, analista de Renta 4. "La crisis ya es europea y política", añade José Carlos Díez, de Intermoney.
O, lo que es lo mismo, que el origen de la última escalada de la prima de riesgo de los países periféricos, pese a manifestarse en el mercado, está fuera de él.
"El mercado de repente se ha puesto a mirar a Italia pero la sensación que hay es que no ha existido un desencadenante", reconoce Aguirre.
"Las finanzas públicas italianas son un desastre desde hace 30 años", recalca Díez, que considera que pese a la ofensiva lanzada por la Comisión Europea la última semana contra las agencias de calificación éstas solo han sido "la gota que ha colmado el vaso".
En concreto, las tres últimas gotas fueron la degradación de la deuda protuguesa al bono basura, la advertencia de Moody's a los bancos italianos y la consideración de Standard & Poor's de que el plan francés para la entrada de inversores privados en el segundo rescate griego supone una 'suspensión de pagos' de facto.
El resultado lo resume así el analista del Banco Espirito Santo en Londres Andrew Lim: "Italia y España ha entrado en el ataque y puede ser de mucha más magnitud de lo que ocurre en Grecia, Irlanda y Portugal. Es una auténtica crisis sistémica".
"Estamos en una zona de turbulencias muy fuerte, que podría ser muy peligrosa para el conjunto de la zona euro", ha advertido Patrick Jacq, analista de estrategia de BNP-Paribas en París.
Un rescate inasumible
El cambio de 'chip' respecto a lo ocurrido con Grecia, Irlanda y Portugal, se produce tan solo al pensar lo que costaría rescatar a las dos principales economías del Mediterráneo.
"La gente me pregunta hoy hasta dónde tiene que llegar la prima de riesgo de Italia y España para que tengan que ser rescatados. La respuesta es que no hay dinero. Rescatar a España costaría 500.000 millones de euros, en el caso de Italia llegaría al billón. La solución tiene que ser otra", resume la analista de Renta 4.
Esa solución pasa, de nuevo, por Europa, aunque la reunión del Eurogrupo del pasado lunes lo que ha hecho es alimentar más las dudas de los mercados.
En el encuentro, de más de ocho horas, y con el ruido de fondo de una jornada negra en las bolsas, los ministros de los 17 países de la eurozona abrieron por primera vez la puerta a una quiebra parcial de Grecia, pese a la negativa insistente del Banco Central Europeo.
Sin embargo, tal y como vienen acostumbrando a los mercados, no salió del encuentro ninguna medidas concreta ante el desacuerdo entre los diferentes países.
"No hay crédito y el crédito viene de creer. Ayer no salió nadie a hablar y no hay nadie que pilote el autobús", denuncia Díez, que califica de "lamentable" el comunicado final del encuentro.
Pérdida de soberanía
En unas declaraciones inusualmente contundentes, el ministro de Industria español, Miguel Sebastián, reclamaba una acción "inmediata" y "urgente" del Eurogrupo.
Pero esas acciones inmediatas y urgentes para el analista de Intermoney deben pasar ya no por los ministros de Economía sino por los jefes de Estado y de Gobierno, que una cumbre extraordinaria deben anunciar medidas concretas "y no planes".
"Hay que decidir si se quiere una economía conjunta o 17", puntualiza.
Entre las medidas que se deberían tomar en una eventual cumbre de este tipo, Aguirre destaca una cesión de soberanía de los estados de la UE en aras de una unidad fiscal que acompañe a la monetaria.
"Si todos somos uno a nivel monetario todos debemos serlo a nivel fiscal. Si es lo que hay que hacer es lo que hay que hacer y si no no hay euro", concluye.
Mientras tanto, lo que queda es esperar a votaciones de infarto como la del Parlamento griego sobre las nuevas medidas de ajuste o la nueva votación sobre el plan de ajuste propuesto por el ministro de finanzas italiano, Giulio Tremonti, que se ha adelantado esta semana para calmar a los mercados.
¿Y España?
Ante esta situación, España se encuentra atrapada en un ascenso constante de su prima de riesgo sin que ninguna decisión tomada a nivel nacional pueda garantizarle un 'desmarque' del ataque de los mercados a Italia.
"España si sigues una línea de dominó está entre medio Una prima de riesgo tiene componentes sistémicos y otros componentes específicos. El componente sistémico está afectando a todos", señala Aguirre.
Con todo, hay elementos que pueden fortalecerse para mejorar la imagen de nuestro país.
"Hay dudas con el tema de las Comunidades Autónomas y las finanzas públicas y hay que presentar medidas concretas que se puedan evaluar", señala Díez, que considera que tanto los resultados a las pruebas de estrés a las cajas como el control del gasto de las autonomías serán los elementos específicos de nuestro país que seguirán en el punto de mira de los mercados.
El problema financiero
En el otro lado, el Gobierno alemán sigue jugando al ratón y al gato con los tiempos, consciente de que cualquier quiebra parcial de Grecia afectaría a sus propios bancos e inversores.
"Tenemos tiempo con Grecia. El nuevo tramo del plan de rescate está previsto para septiembre", decía con toda tranquilidad el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble.
La situación para Díez es bien distinta: "Grecia no puede pagar y lleva un año y medio mareando la perdiz. La gangrena se está expandiendo y hay que amputar y eso se hace quitando deuda. Sin quita no hay solución".
El analista de Intermoney considera que la canciller alemana, Ángela Merkel, ha estado prometiendo a los inversores alemanes que la deuda griega la podrían recuperar cuando "lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible".
En la misma línea, a juicio de Díez Merkel se equivoca al asegurar que la actual crisis en Europa es fiscal, cuando es, a su juicio, financiera.
Ésa es la lectura de la situación que hace Juan Laborda, profesor del IESE, que denuncia que hasta ahora los dirigentes europeos han tratado de ganar tiempo evitando lo que para él es la solución inevitable: la quita de deuda y la reducción del tamaño del sector financiero.
"Si no lo hacen entratemos en una nueva depresión global", concluye.