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Las minuciosas reconstrucciones de los auténticos arqueólogos de la informática

  • Un equipo de aficionados recrea los populares microchips de los años 70
  • Emplean microfotografías para estudiar sus transistores y conexiones

Después se convierten en 'simuladores' que funcionan en equipos actuales

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Detalle de un procesador 68000 de Motorola
Detalle de un procesador 68000 de Motorola

Grandes aficionados a la historia de la computación intentan recuperar a toda costa hardware y software de la era de la revolución informática; algunos de ellos se embarcan en tareas que podrían calificarse literalmente de arqueología informática.

En este caso se trata de un grupo multidisciplinar llamado Visual 6502, que intenta recuperar cómo eran los primeros microprocesadores a partir de fotografías de los originales, algo que no es tarea fácil.

Su nombre hace honor al primero de sus proyectos, el MOS 6502, creado por la empresa MOS Technology en la que trabajaban ex empleados de Motorola.

A partir de fotografías

Lo que hace este grupo de fans es desmontar los procesadores y tomar fotografías a muy alta resolución de su interior.

A partir de estas microfotografías pueden recorrer visualmente con programas de diseño los mismos 'canales electrónicos' que están grabados en los chips, llegando hasta los transistores y diodos.

Equivaldría a redibujar el aspecto de un pueblo con unas 20.000 viviendas a partir de fotografías aéreas

Para hacerse una idea, una CPU como la tradicional 6502 que se utilizaba en ordenadores como el Apple II o los Commodore C-64 tiene unos 3.500 transistores y otros miles de diodos y componentes grabados en su interior, en total unos 20.000 componentes que pueden verse casi 'a vista de pájaro'.

El trabajo de este equipo equivaldría redibujar el aspecto de un pueblo con unas 20.000 viviendas a partir de fotografías aéreas: hay que tener muy buen ojo y mucha paciencia para no equivocarse en una sola 'calle', separar perfectamente todos los cruces y caminos y no confundir una casa con una nave industrial.

Entre uno y dos meses de trabajo

En las reconstrucciones han trabajado además del 6502 con otros chips como el 68000 de Motorola o el 10444 TIA de Atari o el 3193A de Nintendo. Casi todas requieren uno o dos días para la fotografía y entre uno y dos meses para codificar sus pistas.

En ocasiones han de levantarse con sumo cuidado diversas capas que conforman las conexiones del chip. Tal y como explican en su blog últimamente cuentan con la ayuda de otros aficionados que les envían más microfotografías; las últimas han sido de chips de Texas Instruments e Intel.

Pero su trabajo no termina ahí, más bien al contrario: una vez se han obtenido las fotos y dibujos de los componentes y conexiones de los chips comienza lo más interesante.

A partir de los datos digitalizados los programadores pueden crear simuladores que recrean el funcionamiento original de los chips, empleando lenguajes como JavaScript o Python.

La simulación visual del 6502, por ejemplo 'funciona' de forma simulada a unos pocos Hz nada más: nada que ver con los MHz de los originales o los GHz actuales, 1.000 millones de veces más rápidos que las simulaciones. Aunque lentos, pueden ejecutar programas e incluso videojuegos de la época.

Ingeniería arqueológica inversa

¿Y por qué no utilizar los manuales técnicos de la época, o hablar con Motorola, Intel y los demás fabricantes para obtener la información? Por un lado, la labor arqueológica de 'ingeniería inversa' es un reto más divertido, pero por otro hay una consideración práctica: los chips recreados se comportan exactamente como los chips 'de verdad'.

Hoy en día llevamos en nuestros bolsillos más potencia computacional que la de los cohetes que llegaron a la luna

Se ha comprobado que algunos de ellos difieren en pequeños detalles de los de las especificaciones originales debido a cambios de última ahora, de modo que estas recreaciones visuales son más precisas todavía.

La recreación de estos chips en forma de programas simuladores es tan universal y potente que puede ejecutarse en cualquier ordenador y navegador web, e incluso funciona en los iPhone y los Kindle de Amazon.

Es sin duda una buena demostración de aquello de que hoy en día llevamos en nuestros bolsillos más potencia computacional de la que había en las grandes salas de informática de los 70, o que en los cohetes que llegaron a la luna.