Zapatero rectifica y entrega la gestión de la salida de la crisis al nuevo Gobierno
- El presidente del Gobierno adelanta los comicios generales al 20 de noviembre
- Hasta ahora, defendía que debía agotar la legislatura para reflotar la economía
- Ahora dice que el nuevo Gobierno debe gestionar la economía todo 2012
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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha visto abocado este viernes a su última rectificación: tras semanas negando un adelanto electoral, finalmente ha sucumbido y ha anunciado que no agotará la legislatura, sino que las elecciones generales serán el 20 de noviembre, para permitir que el nuevo Gobierno "se haga cargo de todo el ejercicio económico de 2012".
En realidad, la crisis ha convertido a Zapatero en un presidente acostumbrado a negarse a sí mismo: hace poco más de un año que se vio obligado a anunciar, con gesto adusto ante el Congreso de los Diputados, los mayores recortes sociales en la historia de la democracia, después de haber asegurado durante meses que no admitiría un retroceso del estado del bienestar para superar la recesión económica.
En los últimos tiempos, la propia crisis era el argumento que esgrimía el líder del Ejecutivo para apurar su mandato hasta marzo, recalcando que era necesario completar las reformas estructurales puestas en marcha. También la presión de los mercados financieros le servía de escudo: pese a que apenas se dijera veladamente, era evidente que la situación de la prima de riesgo española frenaba un adelanto electoral que, desde su óptica, añadiría incertidumbre a los inversores.
Sin embargo, la desconfianza en la situación de España no ha remitido tras el segundo rescate a Grecia, ya que la prima de riesgo volvía a repuntar hasta 340 puntos básicos este jueves y el Ibex-35 está en pérdidas anuales, una pésima señal para los inversores. La credibilidad del Gobierno, muy desgastado, sigue en entredicho en los mercados financieros, que no están convencidos de que se vaya a controlar el déficit ni de que se vayan a completar las reformas.
“El nuevo Gobierno debe estar con todas sus facultades el 1 de enero“
Así que la crisis ha sido también la causa última de la convocatoria de elecciones el 20-N, ante la imposibilidad de calmar a los inversores. "El nuevo Gobierno debe estar con todas sus facultades el 1 de enero", ha reiterado Zapatero en su comparecencia, subrayando que el adelanto electoral servirá "para proyectar certidumbre política y económica sobre los próximos meses".
Reformas pendientes
Por otro lado, el presidente también se ha desdicho al admitir que quedan pendientes varias reformas, aunque ha argumentado que la fecha elegida permitirá que algunas de ellas se aprueben en septiembre, como la integración de los trabajadores agrarios en el régimen general de la Seguridad Social o la agilización de los procedimientos concursales.
Pero sigue sin cuajar la reestructuración del sistema financiero, que parece encauzada aunque no deja de dar sustos como la intervención hace una semana de la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Así, se vuelve a temer por la situación de bancos y cajas apenas dos semanas después de que se publicaran las pruebas de solvencia.
Además, en las Cortes se siguen tramitando la reforma de la negociación colectiva y quedan pendientes una veintena más de reformas que incluyen la reforma del sistema de aeropuertos tras la privatización de la mitad de AENA, la regulación de la mediación y el arbitraje, la nueva regla de gasto de las administraciones públicas, la reducción de las cargas administrativas…
Zapatero, en cualquier caso, ha decidido no prolongar la agonía. La última de las grandes reformas, la de las pensiones, quedó definitivamente aprobada en el Congreso el 21 de julio, hace una semana, por lo que no quedan grandes proyectos que desarrollar -si acaso, una nueva vuelta de tuerca a la impopular reforma laboral-. "El rumbo está fijado", ha comentado el líder del Ejecutivo este viernes.
Manos libres para el próximo Gobierno
Y en septiembre, el Gobierno tendría que enfrentarse a la negociación de los Presupuestos Generales del Estado de 2012 y sus apoyos habituales, CiU, PNV y Coalición Canaria, ya habían advertido de que el precio en esta ocasión sería elevado. Con el adelanto de las elecciones, el PSOE se ahorra ese coste: dado el calendario electoral, se prorrogarán los presupuestos actuales y el nuevo Gobierno deberá aprobar unas nuevas cuentas ya entrado el año.
Por si fuera poco, la proclamación de Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato socialista ha permitido, según el último barómetro del CIS, que el PSOE recorte parte de la ventaja que le separa del PP en intención de voto: si antes superaba los 10 puntos, ahora es de 7,1.
La tentación de aprovechar ese impulso se reforzaría con los relativamente buenos datos de paro que proporciona la campaña de verano, que perderían su efecto si en invierno vuelve a estancarse la creación de empleo. Este mismo viernes, la Encuesta de Población Activa refleja ya esa tendencia, al constatar que el desempleo se redujo en el segundo trimestre en 76.000 personas hasta quedar en el 20,9%, con 4.833.700 parados.
Aunque tampoco se puede descartar el propio agotamiento de un presidente vapuleado por la crisis, que le ha obligado a subvertir todos sus planteamientos ideológicos y al que ha terminado por empujar fuera de su cargo antes de tiempo y por la puerta de atrás.