La policía británica controló los mensajes de Blackberry para evitar más disturbios
- Así lo señalan medios como la BBC o The Guardian
- Scotland Yard confiesa que querían bloquear las redes sociales
- Este martes dos jóvenes han sido condenados a cuatro años de cárcel
Scotland Yard asegura que conseguió acceder a los mensajes que circulaban entre los jóvenes por las redes sociales y, de esta manera, obtener información sobre los disturbios que había planeados, lo que evitó mayores altercados en la villa olímpica, Oxford Street y dos centro comerciales de Westield, según señala la cadena británica BBC.
El periódico Guardian también apunta que la policía accedió a través del Messenger de Blackberry después de requisar los teléfonos móviles a personas que habían sido arrestadas en los disturbios.
El pasado lunes Scotland Yard fue capaz de controlar Blackberry y enviar mensajes para interrumpir los ataques planeados. El máximo responsable de Scotland Yard, Tim Godwin, ha confesado que habían considerado plantear a las autoridades impedir el acceso a las redes sociales.
Las protestas en Londres se consolidaron a través de Blackberry, sirviéndose del servicio cerrado de mensajes gratuitos del que disponen, y que a través del PIN con el que funcionan consiguen comunicarse y resulta muy difícil que sean interceptados por la policía.
Cuatro años de cárcel por incitar a la violencia
Un tribunal de la ciudad británica de Chester, en el noroeste de Inglaterra, ha condenado a cuatro años de cárcel a dos jóvenes, de 20 y 22 años, por incitar a la violencia en la red social Facebook durante los recientes disturbios en el Reino Unido, a los que la justicia está respondiendo con mano dura.
Además, en Manchester, tres chicos de 18 años, 26 y 31 años han sido hallados culpables de diversos robos por el Tribunal de la Corona, la corte más elevada para casos criminales en primera instancia, que solo se ocupa de los delitos más graves.
Uno de ellos, de 26 años, ha sido condenado a 18 meses de cárcel por posesión de bienes robados, después de guardar en su coche una televisión de 37 pulgadas que alguien había sustraído de un establecimiento.