La protesta laica acaba con el desalojo por la fuerza de Sol tras enfrentamientos con peregrinos
- La Policía carga contra un grupo de manifestantes en el kilómetro cero
- A lo largo del recorrido, se han vivido enfrentamientos entre los dos grupos
- La protesta, con 20.000 participantes, acaba con seis detenidos y siete heridos
La manifestación laica contra la financiación pública de la visita del Benedicto XVI a Madrid, en la que han participado 20.000 personas según los organizadores, ha acabado este miércoles con cargas policiales y un nuevo cierre de la Puerta del Sol.
Los agentes antidisturbios han cargado contra un grupo de manifestantes 'antipapa' que se resistían a desalojar la plaza madrileña tras los enfrentamientos de estos últimos con grupos de peregrinos que se encontraban en el kilómetro cero al paso de la protesta.
Los enfrentamientos se han saldado con seis detenidos y siete heridos, dos de ellos agentes.
La marcha, convocada por 150 asociaciones laicas y de la iglesia de base, ha recorrido el centro de Madrid desde las 19.30 horas bajo el lema “De mis impuestos, al papa cero”.
La cabecera de la marcha ha terminado sobre las 22.00 horas en la plaza de Tirso de Molina, donde esta previsto, sin incidentes, mientras la Policía se enfrentaba a los manifestantes que se habían quedado en Sol, informa Efe.
El presidente de Europa Laica, Francisco Delgado, ha calificado la protesta de “éxito” y ha culpado a la Policía de lo ocurrido por una “organización deficiente”.
Los manifestantes, que han partido de Tirso de Molina, se han encontrado con cientos de peregrinos en la Puerta de Sol.
“Esa mochila la he pagado yo”, “Separación de Iglesia y Estado” o “No con mis impuestos” han sido algunos de los lemas que coreaban algunos de los participantes en la protesta.
Los peregrinos, muchos de ellos extranjeros que no sabían muy bien lo que estaba ocurriendo, gritaban vivas al papa Benedicto XVI.
El problema se ha producido cuando la marcha, de recorrido circular, ha llegado a romperse en dos partes al llegar a Sol, lo que ha provocado el colapso de la plaza de Jacinto Benavente, donde se han encontrado la cabecera con la cola de la protesta.
Los primeros han ido avanzando y se han encontrado durante el recorrido con peregrinos de diversas nacionalidades que les han recriminado su actitud y han gritado proclamas a favor de Benedicto XVI. Un hecho “esperado y nada fuera de lo normal” según Delgado.
Uno de los momentos de más tensión durante la marcha se han vivido en la calle Alcalá cuando la cabecera se ha encontrado con un centenar de peregrinos, llegando a producirse algún altercado aislado entre peregrinos y manifestantes.
La manifestación se divide en dos
Mientras la manifestación avanzaba, parte de los manifestantes se han quedado retenidos en la Puerta del Sol. Un grupo de ellos ha permanecido en una parte de la plaza manifestando pacíficamente, pero otro se ha dirigido a los peregrinos para enfrentarse con ellos.
“Fuera, fuera, esta plaza es nuestra”, gritaban mientras intentaban echar a empujones a los participantes de la JMJ, que se resistían a abandonar la Puerta del Sol al grito de “Benedicto, Benedicto”.
Se han llegado a ver escenas como la protagonizada por cuatro peregrinas australianas que gritaban "Viva el papa, viva el papa" a la cara de una de las manifestantes laicas que gritaba "No existe Dios".
Sobre las 21.45 horas de la noche, los agentes de la policía han comenzado a aconsejar a los peregrinos que salieran de la plaza hasta que los ha ayudado a salir por la calle Mayor tras realizar una batida para que no avanzaran hasta el centro.
Una vez desalojada la Puerta de Sol de peregrinos, algunos manifestantes han comenzado a lanzar botellas y palos contra los agentes de la Policía, a pesar de que otros les pedían que no lo hicieran.
Es entonces cuando han comenzado las cargas policiales primero para desalojar parcialmente y luego totalmente la Puerta del Sol de manifestantes que han sido expulsados por la calle Carretas.
A media noche la situación se había tranquilizado pero la Puerta del Sol permanecía cerrada policialmente, una vez más.