Gadafi, el dictador más excéntrico de África
- Ha gobernado durante 42 años Libia con mano dura
- Sus excentricidades han escandalizado a Occidente
- Los rebeldes han conseguido capturarle en su ciudad natal
Ver también: Especial Guerra en Libia
La ciudad que le vio nacer ha sido también la última en ver su ocaso. En Sirte, donde los rebeldes han anunciado su captura y muerte, nació hace 69 años Muamar el Gadafi, el excéntrico coronel y exdictador más longevo de toda África.
En junio de 1942 una tienda beduina en mitad del desierto dio la bienvenida al mundo a un nuevo miembro de los Gadafa, una influyente tribu en las esferas de poder.
Gadafi tuvo la oportunidad de estudiar y eligió graduarse en derecho e ingresar en un colegio militar. Su liderazgo y carisma convencieron a sus compañeros militares para auparle, con tan solo 27 años, a la Presidencia de Libia. Corría el año 1969 y aquel joven aficionado a los trajes de safari y grandes gafas de sol lideró, con precisión quirúrgica, un golpe de Estado que destronó al rey Idris. Era 1 de septiembre, el primer día de sus 42 años al mando de un país codiciado por sus reservas de gas y petróleo.
En lo político...
Admirador del Che Guevara y del líder egipcio Gamal Abdel Nasser, el anticolonialismo y el panarabismo fueron sus baluartes. A Nasser y al islamismo apeló para crear la Jamahiriya (República de masas) Árabe Libia Popular Socialista, un sistema asambleario que definía como "democracia perfecta" y cuyos preceptos están contenidos en el Libro Verde, su credo.
Implacable en la represión de cualquier disidencia, sus coqueteos con actividades terroristas significaron la aprobación de sanciones en 1992 por el Consejo de Seguridad de la ONU por negarse a entregar a dos sospechosos del atentado contra el avión de Pan Am cuando sobrevolaba Lockerbie (Escocia) en 1988 y en el que murieron 270 personas.
Siete años después entregó a los terroristas, tras la mediación de Nelson Mandela, y dio un giro a su política exterior, emprendiendo una campaña de promoción internacional para impulsar su aislado mercado.
... y en lo personal
En 2003, Estados Unidos y Libia iniciaron una acercamiento después del anuncio de la renuncia de Gadafi al desarrollo de armas de destrucción masiva, que culminó en el intercambio de embajadores en 2008.
Su adicción al botox, su habilidad para montar una jaima en cualquier lugar, o su empeño en llevar una guardia pretoriana de amazonas vírgenes a las cumbres internacionales divirtieron a líderes y diplomáticos internacionales. Hasta comienzos de este año. Cuando la represión indiscriminada contra su pueblo en forma de bombardeos y torturas les heló la sonrisa a muchos de los que le apoyaban.
Entonces, la OTAN lanzó el 19 de marzo una operación para proteger a los civiles de la violencia del régimen. Los siete meses de cruenta guerra civil han dejado más de 15.000 muertos y un país por rehacer.
El futuro de Libia sin Gadafi
La diferencia fundamental del futuro por dibujar en Libia al de Túnez y Egipto -otros dos países que han derribado décadas de regímenes autoritarios esta primavera árabe- es la riqueza de los hidrocarburos del territorio que estaba bajo mando de Gadafi. Sus pozos producen diariamente más de millón y medio de barriles de oro negro. Un pastel que ahora toca repartir.
A Gadafi no solo la OTAN le dio la espalda, sino que la propia Liga Árabe y la Unión Africana también denunciaron que los años de Gadafi en el poder había llegado a su fin. Aislado internacionalmente, la Corte Penal Internacional ordenó el pasado 27 de junio su arresto, el de su hijo predilecto -Saif al Islam- y el del exjefe de Inteligencia Abdalá al Senussi por crímenes de guerra.
La CPI pidió ayuda a la Interpol para su captura pero han llegado tarde. Los rebeldes lo encontraron primero, en un agujero de su ciudad natal, pidiendo clemencia, el 20 de octubre. Él no la tuvo con su pueblo y, según el Consejo Nacional de Transición libio, sus captores tampoco, porque el coronel ha muerto tiroteado y ya no podrá ser juzgado.
El pasado 6 de octubre la televisión siria difundía el último mensaje de audio de Gadafi, en el que instaba a los libios a manifestarse pacíficamente contra el CNT y advertía a los líderes del Tercer Mundo que serán derrocados como él.
Sus alocuciones histriónicas han sido ampliamente difundidas por los medios de comunicación. Desde su "perseguiré a las ratas rebeldes casa por casa" al "régimen no puede caer" de hace tan solo un mes, Gadafi siempre prometió que no huiría de Libia. Incluso, después de la caída de Trípoli en manos del nuevo Gobierno y los rumores sobre su huida a Níger. "Lucharé hasta vencer o morir", dijo. Al menos en eso, cumplió su palabra.