'El Proceso', de Franz Kafka, llega al mundo del cómic
- La adaptación es obra de David Zane y Chantal Montellier
- Un arriesgado cómic a la altura de un clásico de la literatura
El inolvidable Joseph K., procesado por unos cargos que nunca se supieron, revive de nuevo su delirante pesadilla, esta vez en una novela gráfica sobresaliente, escrita por el estadounidense David Zane Mairowitz con ilustraciones de la francesa Chantal Montellier.
Se trata deEl proceso (sins entido), la obra maestra de Franz Kafka que fue publicada de manera póstuma en 1925 por su amigo, el periodista Max Brod y que, tras haber sido adaptada al cine y al teatro, llega ahora al campo del cómic.
El libro cuenta la historia de Joseph K., un empleado de un banco que una mañana es detenido por unos policías. Los cargos de los que se le acusa se desconocen, como tampoco se sabe ante quién ha de comparecer o quiénes son los miembros del tribunal que le va a juzgar.
Una historia ¿Surrealista?
A través del arresto surrealista de este personaje, el genio checo critica la estructura opresora de la sociedad de entonces y obliga al lector a reflexionar sobre lo loco y absurdo que resulta el mundo moderno.
Con una imagen dantesca que muestra el rostro ojeroso y abatido de Joseph K., alumbrado sólo por las velas del día de su cumpleaños, y con un letrero que anuncia cómo comenzó su pesadilla: "Se ve que alguien calumnió a Joseph K. porque una mañana, de buenas a primeras y sin que él nada hubiera hecho, fueron a detenerlo".
Así comienza El Proceso , una compleja novela gráfica que se publica ahora de la mano de Chantar Montellier, una de las artistas más reconocidas de la "bande desinée" francesa, y David Zane Mairowitz, dramaturgo y escritor experto en la obra kafkiana.
Unas espectaculares ilustraciones
Las ilustraciones, realizadas con un trazo fresco y ágil, reflejan a la perfección los sentimientos de frustración, angustia, desesperación y sufrimiento de un hombre que contempla cómo se acerca su fatal destino sin que pueda hacer nada para remediarlo.
Los dibujos, siempre en blanco y negro, recogen el ambiente asfixiante y desconcertante en el que se desarrolla la obra. Los rasgos definidos de los personajes transmiten un realismo intencionado que busca erizar la piel del lector y demostrarle que cualquiera podría verse algún día en la piel de Joseph K.
Además, los ojos penetrantes, las risas perversas y las calaveras bailarinas que se intercalan a lo largo de la historia, saliendo continuamente de las viñetas, recrean ese infierno interminable que vive el protagonista, confundiendo al lector y atrapándolo en una atmósfera totalmente onírica.
Una obra brillante y arriesgada, referente de la literatura universal, que se publica ahora en tira de cómic, pero conservando esa esencia siniestra que respira la obra de Kafka.