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Imma Monsó obtiene el Premio Ramon Llull con la novela 'La dona veloç'

  • Es el mejor dotado en la literatura catalana, con 90.000 euros
  • Se editará en catalán y se traducirá al castellano y al francés

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La escritora Imma Monsó ha obtenido hoy en Barcelona el XXXII Premio de las Letras Catalanas Ramon Llull, el mejor dotado en la literatura catalana (90.000 euros), con la novela La dona veloç, en la que trata sobre la percepción que se tiene del tiempo en la actualidad.

La obra ganadora será editada en catalán por Planeta y traducida al castellano y al francés por Robert Laffont, algo que le hace especial ilusión a Monsó, que estudió Filología francesa.

Monsó ha explicado, en rueda de prensa, que su obra, que considera una de las más ambiciosas de su trayectoria, está protagonizada por una psiquiatra de 48 años, que siempre corre y con una percepción del tiempo distorsionada, al límite del transtorno, con un lema principal en su vida: "Cuanto antes, mejor".

"Soy rápida, no lo puedo evitar", es la primera frase del primer capítulo de una novela que también trata, según su autora, de alguien que, a pesar de su ritmo veloz, tiene "una vocación de lenta, contemplativa, de poeta, de ensimismarse, aunque no sabe".

Es una metáfora del tiempo en que vivimos

La velocidad a la que se alude puede entenderse, en su opinión, "como una metáfora del tiempo que vivimos, que se nos ha escapado de las manos, donde lo instantáneo y lo inmediato lo dominan todo, siendo la fuente de todos los males que vivimos, de los éticos a los económicos".

Defiende la escritora de origen leridano que la supremacía del tiempo sobre el espacio es un hecho consumado, que hace tiempo anunció una nueva época.

Asimismo, a lo largo del volumen ofrece un retrato de familia, con sus peculiaridades, un tema que gusta a Monsó, con personajes que supone, como ya ha ocurrido con otras novelas suyas, que "dirán que son peculiares".

Homenaje a la amistad

Aborda, igualmente, las relaciones entre una hija y un padre, un cirujano vascular, ya anciano, amante de la música, aunque lamenta no haber tenido la suficiente sensibilidad para haberse dedicado a ella.

La dona veloç puede verse también como un homenaje a "la amistad en mayúsculas, la que dura siempre" y advierte su creadora que cuenta con un final más que sorprendente. "Es tan imprevisto que ni la propia narradora lo ha podido adivinar. Cambia toda la historia"