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Crónicas. "Mujeres supervivientes"

  • Fueron víctimas de violencia de género pero ahora son supervivientes
  • Crónicas les da voz a cara descubierta para que otras mujeres pierdan el miedo
  • Recibieron ayuda de la Fundación Ana Bella, una entidad que ayuda en cadena

Apuestan por empoderar a la mujer para que denuncie y empiece de nuevo

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FICHA TÉCNICA

Guión: Fátima Hernández Rodríguez

Realización: Carlos Gómez López

Imagen: Ramón Senent

Sonido: Gemma García

Montaje: Montse Franco

Producción: Ana Pastor/Lourdes Calvo

Ana Bella sabe lo que es sufrir la violencia de género. Huyó una madrugada con sus cuatro hijos pequeños. Esa misma noche casi pierde la vida.

Su experiencia la impulsó a crear una Fundación que lleva su nombre porque quería que su testimonio ayudara a otras mujeres que sufren malos tratos, que se sienten perdidas y solas, paralizadas por el terror.

La experiencia de Ana Bella

Ayuda en cadena

La primera mujer a la que ayudó Ana Bella se llamaba Leticia y la acogió en su propia casa. Luego llegaron más: Antonia, Chari, Carmen, cientos de mujeres que se fueron uniendo al proyecto y que se apoyan unas a otras como una cadena.

El día que Ana Bella salió de casa

Este último año han ayudado a 1.200 mujeres. Ahora tienen viviendas de apoyo para mujeres en riesgo de exclusión social y han creado un catering solidario para darles trabajo. Ellas dicen que para que la mujer dé el paso de salir de casa y denunciar primero hay que “empoderarlas”.

De víctimas a supervivientes

El miedo y el terror paralizan

Además de los golpes, el maltratador machaca la autoestima de la mujer. Bajo la violencia, las mujeres sienten que no valen nada, que no son capaces de trabajar solas, de vivir solas, de pensar solas, de decidir solas. Sienten miedo, terror y no ven salida para lo que están viviendo.

Miradas de muerte

Aceptar que te has dejado golpear y humillar es doloroso

“Aceptar que te has dejado golpear y humillar es doloroso, quedas totalmente destruida”, explica una de las mujeres supervivientes pero, aunque el camino es difícil, se puede salir adelante, se puede iniciar una nueva vida feliz, y educar a los hijos en igualdad para que no se repitan los mismos errores, para conseguir una sociedad justa e igualitaria. Un camino nada fácil que requiere un largo proceso de recuperación y atención especializada, un recorrido interior del que se sale fortalecido y con el que se logra recuperar la libertad y la dignidad.

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