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Álvarez-Cascos, el presidente asturiano busca la reválida del cargo 10 meses después

  • Cascos adelantó las elecciones ante la imposibilidad de aprobar sus presupuestos
  • El veterano político fue la mano derecha del Ejecutivo de Aznar
  • Protagonizó el polémico episodio del Prestige como ministro de Fomento

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Francisco Álvarez-Cascos se presentará a la reelección de la presidencia del Principado por Foro Asturias, el partido que él mismo creó, apenas diez meses después de haber ganado las elecciones del 22 de mayo de 2011.

El exministro del Partido Popular en los años de Gobierno de José María Aznar anunció por sorpresa el adelanto de elecciones el pasado 30 de enero, ante la imposibilidad de gobernar con la "anómala alianza PP-PSOE" en Asturias, como él mismo la definió y ante la cual no logró sacar adelante los presupuestos de 2012.

El veterano político de 64 años ha estado vinculado al Partido Popular la gran parte de su carrera, hasta que el 1 de enero de 2011 decidió darse de baja en el partido y formar el suyo propio para regresar a la política regional, 25 años después.

La manzana de la discordia se llamaba Asturias. Cascos pretendía con su regreso a la política  -que dejó entrever en julio de 2009- encabezar las listas del Principado, pero la idea de su por entonces partido era muy distinta.

La elegida para liderar al PP asturiano se llamaba Isabel Pérez Espinosa. El todavía presidente asturiano tendrá que enfrentarse en las urnas a Mercedes Fernández, sustituta de Espinosa como candidata popular.

Tras darse de baja en el PP, el actual presidente de Asturias volvió a sorprender a propios y extraños con la creación de Foro Asturias, partido con el que iba a intentar el asalto a las elecciones asturianas de 2011.

Cascos encabezó la lista del nuevo partido y logró ganar las elecciones. Casi cuatro meses después de lograr la victoria electoral, el veterano político se hizo con el gobierno con 16 votos a favor y 29 en contra, a pesar de no ser el partiddo más votado del Principado -logró 177.588 votos por los 177.714 del PSOE-. 

La minoría de su Gobierno se manifestó en una gran debilidad que le dejaba un corto margen de actuación para sacar adelante sus propuestas.

El político madrileño y de adopción asturiano ha sido diputado, senador y secretario general del Partido Popular desde 1989 hasta 1999.

Cascos, la mano derecha del Gobierno de Aznar

Pero sin duda sus cargos más importantes a la par que polémicos los desarrolló como vicepresidente del Gobierno y como ministro de Fomento durante las dos legislaturas de José María Aznar al frente del Ejecutivo español, que le situó como su mano derecha y hombre de confianza.

Cascos fue artífice de la polémica Ley 21 / 1997 conocido como la "Ley del Fútbol" recién estrenado su cargo como vicepresidente del Gobierno -ganaron las elecciones en 1996-.

La Ley del Fútbol trajo mucha polémica tras de sí. El decreto fue presentado como una medida urgente, que declaraba el fútbol como interés nacional, lo que dejó a Canal Plus sin los derechos en exclusiva en beneficio de Vía Digital.

Pero sin duda, su actuación más polémica llegó en la segunda legislatura de Aznar, con el desastre ecológico en las costas gallegas del Prestige, cuando Cascos era el titular de la cartera de Fomento.

El accidente ocurrió cuando el ministro celebraba una cacería que no suspendió a pesar de la gravedad de los hechos. Cascos fue muy criticado por la decisión que tomó, desoyendo a numerosos expertos de alejar el barco de la costa gallega.

Cascos compartió cacería con el empresario Fernando Fernández Tapias, accionista de la empresa contratada por Fomento en exclusiva. Cuando ocurrió el accidente, la remolcadora ofreció sus servicios a los armadores del buque, omitiendo su contrato con el Estado.

El caso Prestige ha sido el desastre ecológico más grave de las historia de España. Se vertieron a las costas gallegas más de 70.000 toneladas de petróleo y las galletas de chapapote se convirtieron en un elemento de las playas gallegas.

El experimentado político está ante la oportunidad de lograr la que sería su segunda victoria consecutiva en un año o quedarse en el camino. De lograr una victoria en minoría, igual que en los anteriores comicios, podría regresar al mismo punto muerto de la anterior legislatura.