"El cuerpo de la mujer, campo de batalla en la República Democrática del Congo"
- Caddy Adzuba, periodista de una radio de la ONU, cuenta su testimonio
- La violencia sexual sobre la mujer "supera cualquier límite de la imaginación"
- Un grupo de comunicadoras ha creado la plataforma 'Un altavoz para el silencio'
La vida de Caddy Adzuba, como la de tantas otras mujeres africanas, no ha sido fácil. Cuando era sólo una adolescente sufrió la guerra en primera persona. Desde entonces, decidió alzar su voz para denunciar los abusos que se estaban cometiendo en su país, la República Democrática del Congo (RDC), que lleva en conflicto permanente desde 1996.
En la actualidad trabaja en Radio Okapi, emisora de Naciones Unidas, ejerciendo el periodismo en uno de los lugares más peligrosos del mundo para las mujeres. Y es que, solamente en 2011, Médicos Sin Fronteras (MSF) atendió a 6.000 víctimas de violencia sexual.
Además, Caddy forma parte de la Asociación de Mujeres de Medios de Comunicación del Este del Congo, a través de la cual se han realizado alegaciones a la Corte Penal Internacional y al Senado de Estados Unidos por los frecuentes ataques contra la población civil, especialmente a mujeres y niñas.
Por éste y por otros motivos en 2009 recibió amenazas de muerte por “meterse donde no debía”. Su hermano y otros compañeros fueron asesinados en su lucha por la defensa de los derechos humanos.
Según un estudio que publicó la revista científica American Journal of Public Health, 400.000 mujeres, de entre 15 y 49 años, fueron violadas durante un período de 12 meses entre 2006 y 2007 en este país. Una cifra mucho más elevada a la avanzada previamente por la ONU, que fue de 16.000 en el plazo de un año.
"La violencia sexual supera cualquier límite de la imaginación"
Caddy asegura que la violencia sexual en su país “supera cualquier límite de la imaginación” y afirma que "el cuerpo de la mujer se ha convertido en un campo de batalla, es un arma de destrucción masiva".
Ella misma explica la historia de una niña a la que los rebeldes violaron y, posteriormente, arrancaron los ojos para que no los denunciara. “Ésto ocurre a diario en Congo, pero permanece en silencio”, añade.
La RDC, con más 60 millones de habitantes, tiene 400 grupos étnicos. Es el tercer país más extenso de África, muy rico en recursos naturales, como oro, níquel, petróleo, gas, cuero y uranio. Además, es el principal productor mundial de coltán, empleado fundamentalmente para la fabricación de teléfonos móviles.
“La RDC es el principal productor de coltán“
Materias primas que, a ojos de algunas ONGs, interesan a las grandes empresas. “No es un simple enfrentamiento étnico, como a menudo se cree desde Occidente, sino que se basa en la lucha por la riqueza del país”, señala Amnistía Internacional.
Caddy ha sido galardonada con el Premio Internacional de Periodismo Julio Anguita Parrado y el del Club de las 25, entre otros muchos reconocimientos. Es símbolo del coraje de las mujeres africanas y de las periodistas que arriesgan diariamente su vida desempeñando su trabajo en condiciones de extrema violencia.
'Un altavoz para el silencio'
Como Caddy, otras informadoras africanas trabajan para alcanzar la justicia de género y construir la paz en un continente en el que las mujeres son consideradas al mismo tiempo motor de la economía y víctimas de abusos sexuales.
Juntas han formado la plataforma 'Un altavoz para el silencio', una iniciativa que, en coordinación con la Fundación Euroárabe (con sede en Granada), surge con la intención de potenciar su libertad de expresión.
“La idea nace para que las mujeres sean las que tengan la palabra, que sean ellas las que hablen desde su cultura y conocimiento sobre lo que acontece en sus países y lo difundan al mundo exterior”, comenta la responsable de comunicación de esta Fundación, Lola Fernández, a RTVE.es.
“Son las mujeres las que deben hablar desde su cultura y conocimiento“
Youad Ben Rejeb, periodista de Túnez, y Wafae Charif, de Marruecos (miembros de 'Un altavoz para el silencio'), coinciden en que la posición de la mujer en sus países es mejor que en otros lugares de África subsahariana, pero añaden que “sigue sin estar bien representada en los medios de comunicación internacionales, pues éstos ignoran su situación, su combate y su lucha”.
"A pesar de ello, la voz femenina va tomando fuerza en una sociedad patriarcal, fruto de la sensibilización que han llevado a cabo las asociaciones feministas, animando a las mujeres que no tienen acceso a la cultura a pelear contra sus precariedades, alfabetizándose y aprendiendo a ser independientes y no sumisas”, matiza Charif.
Doce años de la resolución de las mujeres: la 1325
En 1995, en Pekín, tuvo lugar la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. A partir de ahí se constituyó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, en la que 189 gobiernos se comprometieron a adoptar medidas encaminadas a eliminar los obstáculos a la intervención femenina en todas las esferas de la vida pública y privada.
Cinco años más tarde, en 2000, Naciones Unidas entiende que es fundamental realizar una resolución que explicite la necesidad de que los Estados pongan freno a "toda violencia ejercida sobre las mujeres, especialmente en situaciones de conflicto y postconflicto".
La portavoz de la Fundación Euroárabe asegura que, "además de poder denunciar y llevar a los culpables a los tribunales, lo realmente importantes es el papel de la mujer como actora de paz, no sólo como víctima".
“Mujer como actora de paz, no como víctima“
Con esta resolución se empezó a reivindicar su figura para que participe en igualdad de condiciones en las mesas de diálogo, es decir, que tome decisiones en los procesos de reconstrucción de sus países. Aunque, según señala Lola Fernández, "doce años después nos encontramos en un punto en el que aún queda mucho por hacer".
A pesar de ello, se han conseguido avances: el nombramiento de Ellen Johnson Sirleaf como presidenta de Liberia, Nobel de la Paz 2011 junto con la también liberiana Leyman Gbowee y la yemení Tawakkul Karman, o que el Parlamento del mundo con más presencia femenina sea el de Ruanda, con un 56% (después de los países nórdicos, los estados africanos son los que cuentan con más mujeres en la esfera política).
"Si no hay reporteros, no existe conflicto"
Tras los ojos de Caddy Adzuba se esconde sufrimiento, impotencia, rabia. Ella reclama a los informadores internacionales que se interesen por su país, que cuenten todas las atrocidades que allí se cometen, que no olviden África: “Si no hay reporteros, no existe conflicto. Los periodistas son más importantes que las autoridades estatales, ya que durante un conflicto armado, éstas desaparecen y sólo quedan los medios de comunicación”.
"En el caso de la RDC, la legislación internacional no se cumple porque son los propios criminales de guerra los que dirigen el país". La consecuencia: más de cinco millones de personas han perdido la vida en esta guerra, más de 40.000 menores están en el ejército, más de un millón y medio de desplazados y más de 470.000 refugiados.
Las mujeres son las que soportan las peores cargas y sus derechos son sistemáticamente vulnerados. A pesar de ser conscientes de sus dificultades, de las elevadas tasas de analfabetismo y de la feminización del sida, contribuyen activamente al desarollo de sus países. Son luchadoras natas. Alzan su voz y piden igualdad. Sueñan con cambiar su realidad en África.