'Plagio', lleva al cómic la historia real del secuestro de Melina, una joven estudiante peruana
- "Cuando te ponen una pistola en la cabeza piensas que ha llegado el final"
- Hernán Migoya y el dibujante Joan Marín recrean fielmente el secuestro
Melina
El 4 de diciembre de 1997, cuando sólo tenía 18 años, Melina fue secuestrada durante 3 días. Una traumática experiencia que todavía hoy, 15 años después, no ha superado. Pocos años después sus secuestradores quedaron en libertad por lo que abandonó Perú para instalarse en Europa. Todavía no ha reunido fuerzas para leer 'Plagio'.
Hernán Migoya
Guionista de comics, escritor y cineasta. Entres sus obras más conocidas se encuentran cómics como 'Olimpita' o 'Nuevas hazañas Bélicas'. Las recopilaciones de relatos 'Todas putas' y 'Putas es poco', y las novelas 'Quítame tus sucias manos de encima' y 'Una, grande, zombi'. 'Plagio es la primera obra en la que ha tratado una historia real y personal.
Joan Marín
Dibujante de cómics que ha demostrado su calidad en obras como 'Olimpita' o 'REC, el cómic'. Trabajó durante años en el Estudio mariscal y actualmente compagina el dibujo con su pasión por la fotografía.
"Cuando tienes un arma en la cabeza y eres consciente de que en cualquier momento se puede escapar un tiro, crees que ha llegado el final”
Es el estremecedor testimonio de Melina, una joven peruana que, hace 12 años, fue secuestrada en Lima durante 3 días, cuando tenía 18 años. Un suceso que fue bastante comentado por el método empleado por los secuestradores, la tuvieron durante 6 o 7 horas encerrada en una maleta.
Una historia que ahora ha contado en el cómic Plagio. El secuestro de Melina (Norma Editorial), con guión de su esposo, Hernán Migoya, y dibujos de Joan Marín.
“Creo que la idea de hacer un cómic sobre mi secuestro se la sugerí yo a Hernán –asegura Melina-. Tras una charla de sobremesa le dije que por qué no contaba mi historia, que podía ser más interesante que los guiones que se inventaba. Pero no lo hice con intención de catarsis ni de dar un mensaje a otras víctimas de secuestro. Simplemente creo que es una buena historia para ser contada”.
No ha podido leer su propia historia
“Hojear el cómic si he podido, pero leerlo todavía no porque no tengo fuerzas para revisar aquellos momentos -confiesa Melina-. Al pasar las páginas he visto algunos escenas concretas que me recuerdan cosas muy dolorosas y prefiero evitarlo un poco”.
Melina confiesa que lo tiene superado: “Son bastantes años y el paso del tiempo te da la posibilidad de hablarlo sin traumas ni sentimientos. Lo deje atrás bastante rápido y no es traumático para mí”.
Aún así, “Agradezco que me pasara cuando era joven porque tienes una frescura que te permite dejarlo atrás. Desde ese momento ocupé mi vida en todas las causas nobles que se me ocurrieron: defensora de derechos humanos, asistenta en cárceles, trabajo con niños… Me fue fácil dejarlo atrás, pero no olvidarlo; todavía leo muchas noticias de sucesos y me fijo en las noticias de otros secuestros.
“Cuando tienes una pistola en la cabeza piensas que es el final”
Un secuestro que sucedió un día como cualquier otro cuando Melina iba hacia la Universidad. “Recuerdo tomar el taxi con un chico que decía ser de mi facultad y repentinamente el taxi hizo un giro, cuando debía seguir recto. En ese momento subió una persona con un revólver y a partir de ahí todo fue muy rápido y confuso”.
Sus secuestradores la encerraron en una maleta para llevarla de un sitio a otro. “Temí por mi vida, fueron tres días bastante difíciles y de mucho miedo. Cuando estás en una maleta seis o siete horas sin saber lo que ocurre fuera piensas que te puede pasar de todo. Y cuando tienes un arma en la cabeza piensas que es el final”.
“Dentro de la maleta hacía mucho calor. Era primavera, fuera hacia 30 grados, y estaba encerrada en una maleta. La sensación de no saber que va a pasar contigo es terrible”.
“Después estuve con los ojos tapados todo el rato, y un día y medio estuve atada” -añade Melina-.
“Pensé que había llegado mi hora”
“Recuerdo que el peor momento –continúa Melina- es cuando se frustró el primer intento de rescate y oí a uno de los delincuentes charlar con otro diciéndole que no le quedaba más remedio que eliminarme. Pensé que había llegado mi hora”.
“Entonces me ofrecí a escribir una carta a mi familia para tranquilizar a los secuestradores y comunicarme con mis padres para que hiciesen todo lo posible para sacarme de allí”.
Al final la policía logró rescatarla. “Mi familia optó por donar a la policía el dinero del rescate porque son muy conscientes de que los agentes están mal pagados y alguien que arriesga la vida y recibe 200 o 300 euros al mes lo merece. Habría sido inmoral no darles nada”.
“No sé si algún día volveré a vivir en Lima”
Unos años después del secuestro, los autores salieron en libertad y la propia policía aviso a Melinda de que era preferible que abandonase el país. “Se que alguno de mis secuestradores, un pariente indirecto mío, estuvo involucrado después en otro intento de secuestro; de los otros no he tenido noticia desde que salieron en libertad”.
“No sé si volveré a residir en Lima. Quería volver hasta hace unos años, cuando en un viaje a Perú nos atracaron a Hernán, a mí y a unos amigos en la puerta de mi casa. Eran unos sujetos encapuchados, con pistolas, bastante violentos, y se llevaron el coche mis amigos. Ese día decidí que no tengo necesidad de volver a pasar por eso”.
Además Melina prefiere no hacer público su apellido. "No quería que esto pudiera llegar a la prensa de Lima y pudiera tener una repercusión indeseada. Además no cambiaría nada, soy una persona desconocida. Da igual el apellido, sólo importa la historia”.
El guionista: Hernán Migoya
En esta ocasión Hernán Migoya, uno de los guionistas de cómics más ocupados de la actualidad (Hazañas bélicas, Olimpita) ha contado la historia de su propia esposa.
"Conocí a Melina precisamente cuando ella llevaba un tiempo viviendo en Alemania, a resultas de la puesta en libertad de sus secuestradores. La policía la llamó tiempo antes y le recomendó que abandonara el Perú por temor a represalias de dichos secuestradores, que salían libres tras cumplir unos pocos años de cárcel. Nos conocimos por Internet y vino de vacaciones a Barcelona. Nos enamoramos instantáneamente y su vuelta a Alemania ya la realizó con la intención de regresar para instalarse en Barcelona conmigo".
"La idea de contar la historia de su secuestro fue de ella -asegura Hernán-. Yo jamás me hubiera atrevido a proponérselo si Melina no hubiera estado segura de que no la traumatizaba revisitar aquellos duros hechos de sus tres días de secuestro. Una vez me lo propuso, pensé que junto a la crónica meticulosa de esos tres días, aprovecharía para reflejar de la manera más fidedigna posible cómo es la vida en un país que no pertenece al estado de bienestar occidental, un país con tantos contrastes como el Perú".
"Ella lo ha superado muy bien, aunque sigue sin gustarle rememorar o revivir la ordalía que pasó durante esos tres días de encierro y amenazas de muerte. Es un tema que hay que tratar siempre con tacto ante ella. Estuvimos repasando los hechos desde su punto de vista durante mucho tiempo para ser lo más fieles posible a la realidad, pero llegó un momento en que tuve que decidir que era suficiente, porque notaba que el tema le afectaba, y empecé entonces a recabar información desde otros puntos de vista, para que la historia reflejara a todos sus protagonistas".
"Lima nos verá morir a los dos"
En el epílogo del cómic Migoya asegura que Lima los verá morir a los dos. Aún así no son capaces de renunciar a Perú.
"El problema es que yo sigo enamorado del Perú -asegura el guionista-. Desde la primera vez que puse un pie en aquel país, sentí que era un lugar mágico y los momentos más felices de mi vida los he vivido allí. Melina es muy consciente de que no quiere volver a residir en su país, dado que cuestiones como la violencia continúan siendo un riesgo diario para sus ciudadanos, pero yo sigo pensando que me gustaría instalarme en Lima y pasar allá gran parte del resto de mi vida. Los estímulos que un europeo recibe en aquel país son tantos y tan intensos, que el Perú termina convirtiéndose en una adicción, aun cuando obligue a un estilo de vida mucho más peligroso que el que ofrece la predecible Europa".
El cómic destaca por la meticulosidad y veracidad con la que Migoya retrata los hechos, sin caer en sensacionalismos ni escenas de acción innecesarias. "Sí, tenía muy claro que debía ser veraz con los sucesos ocurridos, precisamente para despertar esa sensación de estar asistiendo a una situación real por parte del lector; y por otro lado también estaba decidido a no caer en ninguna de las convenciones del género policíaco, para no dar la sensación de que aquello sólo era una historia de género negro como otra cualquiera".
"Aplicar convenciones de la ficción criminal hubiera constituido un claro reduccionismo en el enfoque: yo quería que la historia llegara a los lectores tal cual Melina la había vivido, más allá de tonos peliculeros o clichés literarios o estilísticos. Mi intención con Joan fue transmitir un pedazo de vida genuina a los lectores, que se pudieran asomar a una realidad existente tal cual, sin edulcoramientos o concesiones al espectáculo falsario".
"Todo lo que contamos es real. Sólo hemos cambiado los nombres de los principales implicados, por prudencia" -asegura el guionista.
"Miremos a la vida de frente"
"Además del testimonio directo de Melina, he contado también con el de sus padres y su hermano, que vivieron de manera directa el otro lado del secuestro: el de las negociaciones con los secuestradores, el complot con la policía para dar captura a estos delincuentes y el de la tortuosa espera del familiar que reza por volver a ver con vida a su hija/hermana -asegura Hernán-".
"Los padres de Melina, al ser abogados, guardaban toda la documentación del juicio subsiguiente, por lo que pude acceder a las transcripciones literales de las llamadas telefónicas de los secuestradores en busca de un rescate, así como a la de los interrogatorios que la policía efectuó a cada uno de ellos una vez fueron detenidos. El resultado, obviamente, es apasionante y nos permite asomarnos como testigos excepcionales de unos hechos crudos y abominables, desde todos los puntos de vista de los principales afectados: víctimas y verdugos".
"Alguién que no estuviera implicado podría haber contado la historia, pero no así -comenta Hernán-. Yo no hubiera osado narrar esta historia, tan real y cercana a mí, si no hubiera estado seguro del terreno emocional que pisaba o si Melina no hubiera confiado ciegamente en mí. Poder ofrecer todos los puntos de vista de una manera tan fiel a como aconteció fue la oportunidad de ofrecer a los lectores un pedazo de realidad todavía lejana a los españoles, pero que no está contaminada por la condescendencia del narrador europeo".
El tercer protagonista del cómic es el dibujante, Joan Marín. "El trazo de Joan es ideal para contar casi cualquier historia, porque gran parte del proceso creativo lo invierte en encontrar el tono y estilo idóneos para el tipo de historia propuesta. Su estilo aquí es incluso cálido hasta cierto punto, porque en realidad nuestra historia es dura, pero no excepcional: en Latinoamérica ocurren diariamente muchas historias como ésta".
"Nosotros no queríamos únicamente un tono trágico, sino una paleta que englobara todos los registros emocionales que se manejan habitualmente en países con la entrega emocional del mundo latino. Es una historia dura, sí, pero es real y hasta habitual: por eso tenemos que ser fieles a relatarla como es, sin suavizarla por miedo a herir la sensibilidad de algún hiperprotegido lector occidental. La vida es así. Mirémosla de frente".
El dibujante: Joan Marín
"Cuando me llegó el guión de Plagio -asegura Marín- tenía claro que quería dibujar con un estilo más "acabado" que en la novela gráfica anterior, Olimpita. Hernán y yo estuvimos hablando sobre cómo enfocarlo y finalmente me dejó vía libre para que investigara y encontrara la mejor manera de contar la historia. Me costó un par de meses que funcionara la combinación de tinta y papel que mejor se ajustaba al dibujo. Era importante enfatizar el alto contraste para acompañar con fuerza una historia tan impactante".
"A Melina -comenta Joan- hace años que la conozco pero nunca hemos hablado del secuestro. Sé por Hernán que para ella es un tema muy sensible y aunque sé que le ha echado un ojo a la novela, dudo que se haya sentido con fuerzas para leerla".
"Cuando dibujo siempre le doy mucha importancia a la expresividad de los personajes, cómo se mueven e interactuan, tratando de dotar a cada uno de movimientos y gestos propios. Ten en cuenta que es una novela con más de 20 personajes que salen constantemente y en el que la protagonista está vendada la mayor parte del tiempo. Era un reto enorme todo el tiempo y, a mí, esas cosas, me motivan mucho a la hora de trabajar!!"
"Otro elemento a recalcar -comenta Joan- fue que tanto Hernán como yo queríamos dotar a Lima de la importancia de un personaje más. Su ruido (no en vano la calificamos como una ciudad onomatopéyica!), su atmósfera plomiza, su caos, la tensión del peligro inminente, la sensación de que todo es posible allí... No sé si lo hemos logrado pero queríamos transmitir nuestro amor total por esta ciudad (y sus gentes)".
Una exhaustiva documentación
"Para la documentación contamos con la ayuda de Melina y su familia que nos suministraron imágenes de su casa en Pucallpa (a mí me resultaba imposible ir hasta allí) y de ellos mismos (para caracterizar a los personajes de manera similar). Pero el grueso de la documentación llegó por casualidad. Fui invitado (a través de Hernán) a dar unos talleres de cómic en Lima en octubre de 2009 y en los ratos libres, acompañado de unos amigos peruanos (los peruanos son unas personas muy amables y serviciales), circulábamos por la ciudad tomando instantáneas de los lugares exactos en que ocurrió el secuestro, las casas donde fue retenida, las calles, las autovías, las combis, las gentes, ... El cómic exigía una documentación muy exhaustiva que apoyase la dureza de los hechos y les diera más verosimilitud".
"Para los personajes principales de Melina y su familia, opté por ser fiel hasta cierto punto, principalmente en los aspectos más esenciales -comenta Joan-. Al ser 250 páginas, intenté hacerlos míos para no sufrir cada vez que tuviera que dibujarlos -afirma Joan-. Para el resto de personajes, me basé en mis días en Lima y en los retratos de amigos y conocidos. Los secuestradores son un poco un compendio de fotos de aspecto policial que encontraba por internet sobre malandros... El resto, los lugares, los edificios, la vegetación, los coches y las combis, tal como he dicho, son todos reales".
"Hernán y yo, cuando trabajamos proyectos largos, funcionamos mediante un guión en storyboard repleto de detalles y apuntes (en los extras de la novela se ve claramente cómo es el guión que me entrega) que yo trato de respetar de la manera más fiel. No olvido nunca que él lo ha escrito y me limito a aportar todo lo que puedo a nivel visual, aunque eso no quiere decir que no pueda corregir sus encuadres si creo que funcionarían mejor de otra manera, o cambiar una planificación de viñetas si veo que se ha repetido mucho o se necesita otro aire. Trabajamos muy a gusto juntos y, del mismo modo que confío en él plenamente cuando me entrega un guión a nivel de conceptos y planificación, creo que él también confía en mí a la hora de plasmarlos sobre el papel y me deja total libertad para improvisar..."
¡Hasta 20 versiones de la portada!
"La portada, sin lugar a dudas, es el elemento más importante a la hora de capturar la atención del eventual comprador en las montañas de novedades y de tebeos que vemos en las grandes superficies de venta de cultura. Por ello, tanto la editorial como nosotros, estuvimos muy involucrados a la hora de su concepción y diseño. Creo, si no recuerdo mal, que he llegado a presentar más de 20 posibilidades de portada!!"
"En los extras de la novela podemos ver una selección de bocetos y portadas optativas. Llegados a un punto, dos o tres se convirtieron en las favoritas y empezamos a trabajarlas. La definitiva, que obtuvo el mayor consenso por parte del equipo de creación, creo que impacta porque resume perfectamente la tensión del suceso sin caer en la exageración o la obviedad. La luz que entra, la protagonista en la maleta abierta, no sabemos si para entrar o salir de ella, su rostro medio entornado con una mirada oculta por la venda que nos impide saber si nos mira o si tiene los ojos cerrados de miedo, el fondo infinito que evita la identificación...El diseño es básicamente mío, aunque el color fue puesto finalmente por la diseñadora de Norma, Rebeca, y creo que fue un acierto total!!"
"En España es desastroso vivir de los cómics"
Marín nos ha contado sus últimos proyectos: "Este año he colaborado con Glenat (ahora ha pasado a llamarse EDT) en dos proyectos, Hazañas bélicas, donde hice un cuadernito de 10 páginas, y en [REC] Historias inéditas, donde ilustré la historia que da el punto de salida a la película [REC]0 Origen. También he colaborado en Caramba 2, una revista de humor editada por Manuel Bartual, ilustrando un guión desternillante del genio del humor Manuel Castaño".
"Ahora ando metido en un par de proyectos de tebeos colectivos y también estoy preparando proyectos para moverlos por Francia y Bélgica a la espera de poder profesionalizarme definitivamente en esto de la historieta. No vamos a hablar de lo desastroso que es para un autor de este país vivir de su trabajo, aunque esté publicando en las mejores editoriales y tenga unas ventas más o menos dignas..."
"Por otro lado, Hernán y yo tenemos un proyecto muy interesante entre manos que todavía está en fase embrionaria, pero que promete mucho. Lo importante, en definitiva, es no dejar de dibujar tratando de hacer cosas más interesantes cada vez. Como decía uno de mis dibujantes preferidos, Moebius, recientemente fallecido: "(...) , como autor, creo que la salida más realista que me queda (...) es la de seguir hacia adelante... la de intentar dar más calidad, la de exigirse más, trabajar más, ser más elegantes, más potentes, más creativos...". No hace falta ser tran dramáticos, pero no se equivocaba!"