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Insectos cubiertos de polen atrapados en ámbar de hace 110 millones de años

  • Se trata de la evidencia de polinización más antigua conocida hasta la fecha
  • Presentan pelos anillados que facilitaban la recogida y transporte del polen

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Únicamente el ámbar puede mostrar un comportamiento conservado con tanto detalle tras millones de años.
Únicamente el ámbar puede mostrar un comportamiento conservado con tanto detalle tras millones de años.

Un equipo de investigadores españoles han presentado los fósiles de cuatro hembras de tisanópteros conservados en ámbar de Álava desde hace entre 105 y 110 millones de años mientras transportaban polen, lo que supone la primera evidencia de la polinización conocida hasta la fecha.

El fósil principal se digitalizó con holotomografía de sincrotrón en  Grenoble (Francia) para conocer la distribución de los granos de polen  en el cuerpo, de manera que se generó una película que permitía apreciar  en tres dimensiones este diminuto fósil y el polen que transportaba.

Según el estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy  of Sciences (PNAS), una de las hembras quedó atrapada en la resina  cuando transportaba 140 granos, mientras que otra transportaba 137  granos.

Estos insectos, de menos de dos milímetros de longitud, presentan en su  cuerpo unos pelos con pequeños anillos seriados, que no se habían visto  nunca antes, que facilitan la recogida y transporte del polen, según describe la investigación realizada por expertos del Instituto Geológico y Minero de España y de la Universidad de Barcelona.

El cuerpo presenta pelos con pequeños anillos que facilitan la recogida y transporte del polen

Estos  pelos son similares a los pelos plumosos del cuerpo de las abejas, que  realizan la misma función, según recoge SINC. Los investigadores también han encontrado ejemplares machos, pero no han localizado ni pelos ni polen en sus cuerpos.

Además, según los expertos, los pelos anillados para recolectar y transportar el  polen no surgieron por una presión de selección evolutiva para la  polinización.

Los insectos se han descrito dentro de un nuevo género cuyo nombre, Gymnopollisthrips, hace referencia a las gimnospermas y al polen. Además, todos los datos, incluido el de la cantidad de granos transportados por cada hembra, indican que eran un eficiente polinizador, a la altura de los más eficientes en la actualidad.

Una revolución en los ecosistemas terrestres

La evolución conjunta de las angiospermas y los insectos supuso un gran éxito y determinó el desplazamiento de las gimnospermas debido a una intensa competencia.

Esta revolución en los ecosistemas terrestres estaba en sus inicios cuando se produjo la resina que originó el ámbar en España.    Únicamente el ámbar puede mostrar un comportamiento conservado con tanto detalle tras millones de años, como es esta secuencia del proceso de polinización por insectos.

Este hallazgo indica que pudieron constituir uno de los primeros grupos de insectos polinizadores de la historia geológica, mucho antes de que algunos de ellos pasaran a ser polinizadores de las angiospermas.