Juicio sin precedentes al mayordomo del papa
- Paolo Gabriele está acusado de robo de documentos con agravante
- El juicio ha comenzado este sábado en la Corte de Justicia Vaticana
- Además del mayordomo, también está acusado el informático del papa
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La Corte de Justicia Vaticana se asienta en un edificio de tres plantas, cerca del ábside de la basílica. Para acceder a la sala de vistas hay que pasar por un arco de seguridad, como en todos los tribunales. Dentro, las paredes del salón muestran un beige impersonal. Las sillas de imputados, abogados y fiscal son de madera. El público se sienta detrás en bancos corridos. El techo de la estancia es blanco y muestra el escudo vaticano como decoración. Tras la larga mesa de los magistrados un crucifijo preside todas las sesiones. A la izquierda un gran ventanal dona chorros de luz cada mañana, cuando se celebran las vistas.
En esa sala, este sábado ha empezado el juicio más extraordinario de todos los que ha albergado en su historia: se juzga al ayuda de cámara de un papa.
El 13 de agosto, el portavoz vaticano, padre Federico Lombardi, daba a conocer la decisión del juez instructor de enviar a juicio al mayordomo del papa, Paolo Gabriele por robo agravado. Junto a él, también ha de comparecer ante la justicia el informático Claudio Sciaperlletti por favorecer el delito
Solo unos días después, el mayordomo del papa apareció en televisión para asegurar que en torno a una veintena de personas estaban tras la fuga de noticias de Vaticano. Pero él es el único acusado de robo con agravante por el que le pueden caer hasta 4 años de cárcel. Claudio Sciarpelleti ha ofrecido contrariedades en sus declaraciones. Su condena nunca podría ser superior al año de prisión.
Justicia independiente de la Iglesia
El mayordomo está en arresto domiciliario desde el pasado 21 de julio. A lo largo del proceso de instrucción, Gabriele ha colaborado con la justicia. Por eso es posible que, desde el principio, acepte todos los cargos que se le imputan y el juicio se pueda cerrar en unas pocas sesiones.
Mientras la justicia proseguía con su investigación, el papa ordenó el mismo trabajo a una comisión de cardenales coordinada por el español Julián Herranz. Los prelados terminaron su trabajo en julio y el resultado se lo entregaron a Joseph Ratzinger. La conclusiones de los cardenales están en poder del papa pero el pontífice no las hará de conocimiento público y menos en esta circunstancia cuando empieza la vista oral. El informe de los cardenales es un asunto interno de la Iglesia y no se pedirá que se revele su contenido.
La Justicia del Estado Vaticano es independiente de la Iglesia. El juicio a Paolo Gabriele es un proceso de estado. Los tres magistrados encargados de juzgar esta causa, Giuseppe Dalla Torre, Paolo Papanti Pelletier y Venerando Marano son laicos y se regirán por las leyes civiles y penales y no por el derecho canónico.
El escándalo del mayordomo coincidió con la destitución del máximo responsable del banco Vaticano, Ettore Gotti Tedeschi, sobre quien se vertió toda una inmundicia de descrédito. Se criticó su gestión e incluso se puso en duda su capacidad psicológica. Gotti Tedeschi llegó a decir “prefiero no hablar” para no desvelar lo que, presuntamente, sabe de los dineros de la iglesia.
También el estado psicológico del mayordomo ha estado en cuestión. El ayuda de cámara mantiene que ha filtrado documentos a la prensa como un hecho de lealtad al papa. Los dos peritajes a los que se ha sometido a Paolo Gabriele han determinado que se encuentra en prefecto estado mental.
Ocho periodistas sin cámaras
La Corte de Justicia vaticana abre unos 30 juicios al año. Todos son por delitos menores. La mayoría de ellos se han producido en la Plaza de San Pedro. Los asuntos más importantes, como el asesinato del comandante de la Guardia Suiza en 1998, nunca llegó a juzgarse porque el autor se suicidó. Tampoco se abrió juicio a la mujer que saltó las vallas de seguridad en la Nochebuena de 2009 porque no estaba en sus cabales.
Vaticano insiste en que no hay más implicados en el asunto aunque se necesita fe para creer esas palabras dadas las lagunas en que se sumerge la instrucción. ¿Qué papel ha jugado el padre espiritual de Gabriele a quien éste dio los documentos? ¿por qué tenía el mayordomo un cheque de 100.000 euros destinado al papa y que era una donación de la universidad católica de Murica? ¿Y por qué tenía también , una pepita de oro y una edición ilustrada de la Eneida de Annibal Caro de 1581? ¿Es Paoletto “el chivo expiatorio” de una conjura?
Otra de las incógnitas que permencen en la penumbra es la razón por la que uno de los abogados defensores de Gabriele ha decidido abandonarle. Carlo Fusco es amigo del acusado desde la infancia pero renuncia a la defensa, oficialmente, por divergencias en la estrategia defensiva
A cada sesión del juicio se permite la entrada solo a unos ocho periodistas y esta prohibido el acceso a fotógrafos y operadores de cámara.
Paolo Gabriele ha pedido perdón al Papa. A Benedicto XVI le ha afectado mucho el asunto. El mundo entero mira al tribunal de justicia de Vaticano. El juicio comienza y pese a que el reo se autoinculpe, no supondrá el final del proceso. La autoinculpación no es ya la reina de todas las pruebas. Puede tratarse de un estratagema para proteger a otras personas. Por eso se celebrará el juicio de todas maneras aunuqe esa proclamación en culpabilidad en la vista pública puede acelerar el proceso