Don Jaime y don Alfonso Carlos, los últimos pretendientes
- Don Jaime fue el más militar y más ilustrado de los reyes carlistas
- Firmó un pacto de familia con don Alfonso XIII para resolver el conflicto dinástico
- Don Jaime aparece en la película de la boda de Zita con Carlos de Austria
Don Jaime era el pretendiente más ilustrado y el más militar de esta rama de los Borbón. Era un consumado políglota. Hablaba, además del español, el alemán,el inglés, el francés, el ruso y hasta el japonés y chino. Era el hijo de los Carlos de Borbón y Austria-Este(Carlos VII) y Margarita de Parma.
Don Jaime hizo de sí mismo esta presentación: "He nacido en Vevey, en Suiza, pero no soy suizo; he pasado mi juventud en Francia, donde mis antepasados han reinado, pero no soy francés. He seguido la carrera militar en Viena y he hecho mis exámenes para ser oficial, pero no soy súbdito austriaco. Ahora sirvo en la Guardia Imperial rusa, pero no soy súbdito del Zar".
Testigo de la boda de la princesa Zita
De este príncipe nos han quedado viejas fotografías y hasta reportajes periodísticos de sus viajes de incógnito por España. El día 12 de abril de 1907 el diario ABC publicó en portada una información sobre la estancia de Don Jaime de Borbón en Sevilla y Madrid.
Fue en 1911 testigo de la boda de la princesa Zita de Borbón con el archiduque Carlos de Austria, que fue el último emperador de Austria-Hungría(1916-1918). Fue todo un acontecimiento, inmortalizado por el cine. Asistió el emperador Francisco José , y su heredero Fernando, que murió asesinado en Sarajevo.
Don Carlos murió en el destierro de Funchal en 1922 con fama de santidad. La Iglesia le ha declarado beato. La emperatriz Zita pudo regresar en 1982 a Austria, tras seis décadas de ausencia, por la mediación del rey Juan Carlos I. Zita murió El 14 de marzo de 1989, a la edad de 96 años.
Al servicio del Zar
El Zar Nicolás II admitió a don Jaime en su Ejército, prestando servicios en los Dragones de Loubny nº 24, primero, y después al regimiento de la Guardia Imperial, los húsares de Grodno, en Varsovia. Intervino contra la insurrección de los bóxers en China (1900) y fue voluntario a Manchuria (1904), durante la guerra ruso-japonesa.
Don Jaime creó en 1923 la llamada Orden de la Legitimidad Proscripta, que hoy en día continúa. Valle Inclán fue uno de los primeros en ser incluidos en la misma. Antes, en 1912, ordenó la formación del requeté, una milicia armada y organizada militarmente, inspirada en los camelots du Roi, de la Accion Francesa.
El Pacto de Familia
Con Don Jaime se restableció la relación con los Borbones reinantes en España. Fue de los primeros en enviar a Alfonso XIII un telegrama de condolencia por el atentado de Mateo Morral el día de su boda en el año 1906 en el que murieron 28 personas.
Durante la II República, don Jaime y don Alfonso XIII, los dos en el exilio, firmaron un pacto dinástico, que trataba de unir las fuerzas monárquicas contra la República. Fue el Pacto de Terratet (12 de septiembre de 1931), que dejaba a unas Cortes Constituyentes la resolución del problema dinástico. Fue considerado un pacto personal, que quedó anulado tras la muerte de don Jaime el día 2 de octubre de 1831.
Don Alfonso Carlos, el último pretendiente
Don Jaime murió célibe sin descendencia. Su sucesor, su tío don Alfonso Carlos, murió sin hijos el 29 de septiembre de 1936, en plena guerra civil. Murió atropellado por un camión militar en Viena. El mismo general Franco, ya generalísimo de los Ejércitos, mandó sus pésames en un telegrama, en el que calificaba a don Alfonso Carlos como buen español y espejo de caballeros. Fue enterrado en la capilla del castillo de Puchein (Austria).
Su sobrino, don Javier de Borbón Parma fue designado regente, ordenando a los carlistas sumarse al movimiento militar. Después de la guerra llegó para el carlismo la clandestinidad, pese haberse sumado al bando victoriso.
Don Javier, en el exilio, combatió con los aliados durante la II Guerra Mundial. Fue detenido por la Gestapo y enviado al campo de concentración de Dachau, al sur de Alemania. Franco alegó que no conocía a tal príncipe, a pesar de haber sido general carlista y príncipe-regente. Su historia personal y humana bien merece un reconocimiento histórico, que por ahora no ha abordado el Museo Carlista de Estella.