Las sondas GRAIL de la NASA chocan contra la Luna para finalizar su misión
- Seis meses de datos dejan el mapa más detallado de la gravedad lunar
- La misión termina con superávit, algo bastante poco habitual
- El impacto controlado contra la superficie de la Luna busca obtener más datos
- También busca proteger los sitios de aterrizaje de misiones anteriores
Lanzadas con el objetivo de realizar el mapa gravitacional más detallado de la Luna las sondas de la misión GRAIL de la NASA han terminado esta noche su misión chocando con la pared de un cráter situado en las proximidades del polo norte de nuestro satélite.
Ebb y Flow, que así es como fueron bautizadas por los alumnos de la escuela elemental Emily Dickinson de Bozeman en Montana, sobrevolaron la Luna de marzo a mayo de 2012 en una formación muy precisa que les permitía detectar las partes de la Luna en las que su gravedad era más fuerte y aquellas en las que era más débil mediante la atracción que esta ejercía sobre las propias sondas.
De hecho su sistema de navegación, que utilizaba señales de radio que se enviaban entre las sondas y estas y las estaciones de seguimiento en tierra, era capaz de medir variaciones tan pequeñas como de 50 nanómetros por segundo, algo así como 20.000 veces más lentas que la velocidad de un caracol.
Esta primera fase de la misión se realizó sobrevolando la Luna a una altura de 55 kilómetros y variando la distancia que separaba ambas sondas para poder obtener recoger dos tipos de mediciones distintas, pues cuando se encuentran más próximas estas ayudan a determinar el campo gravitatorio local, mientras que cuando se encuentran a mayor distancia las mediciones sirven para caracterizar el núcleo de la Luna.
Misión extendida
Pero como sucede cada vez con más frecuencia al terminar su misión programada, los satélites gemelos Ebb y Flow aún estaban en perfectas condiciones de funcionamiento y tenían combustible de sobra, por lo que el 30 agosto de 2012 comenzaron una misión extendida.
Durante esta, terminada el pasado 3 de diciembre, la órbita de las sondas se bajó hasta los 23 kilómetros, para obtener datos aún más precisos. Fruto de los dos conjuntos de mediciones realizadas por las sondas GRAIL ahora tenemos un mapa de la gravedad lunar en la cara visible hasta 100 veces más detallado de lo que disponíamos y 1.000 veces más detallado de la cara oculta.
“Los alumnos bautizaron a las sondas gemelas 'Ebb' y 'Flow'“
De hecho, es el mapa gravitacional más detallado que poseemos de cualquier cuerpo del Sistema Solar, incluida la la Tierra. Esto ha permitido localizar numerosas estructuras que no se pueden ver al estar cubiertas por el regolito lunar –el polvo que cubre la Luna– y para descubrir que su corteza es mucho más delgada de lo que se pensaba y que es muy porosa, lo que sugiere que múltiples y violentos impactos en el pasado la han dejado enormemente fracturada, algo consistente con las teorías que se vienen manejando acerca de la historia de la Luna. En total, entre las dos sondas han tomado más de 115.000 fotos de la superficie lunar que ahora comenzarán a estudiar los expertos de la NASA.
Impacto controlado
Ahora, terminada la segunda campaña de recogida de mediciones los responsables de la misión decidieron que ya tocaba ponerle fin, pues a las dos sondas les quedaba muy poco combustible.
Tal y como estaba previsto desde el principio, las dos sondas han terminado chocando este lunes 17 de diciembre en una montaña cercana al polo norte de la Luna, pero para evitar cualquier riesgo de que pudieran caer sobre alguno de los lugares de alunizaje de los programas Apolo o Surveyor estadounidenses o de los programa Luna y Lunokhod soviéticos se ha llevado a cabo un impacto controlado.
Así el pasado viernes las dos sondas quemaron casi todo el combustible que les quedaba para ponerse de camino hacia el lugar del choque. En una maniobra diseñada con suma precisión, 50 minutos antes del impacto las naves encendieron sus motores hasta que la gasolina se consumió por completo.
“El lugar del impacto ha sido apodado como 'Sally Ride'“
El lugar del impacto, en la cara sur de una montaña y cerca de un cráter llamado Goldschmidt, ha recibido el nombre de Sally Ride, en homenaje a esa astronauta que fue la primera mujer estadounidense en viajar al espacio y falleció en julio pasado a los 61 años a causa de un cáncer. "Estamos orgullosos de poder honrar las contribuciones de Sally Ride nombrando a este rincón de la Luna como ella", destacó en un comunicado María Zuber, la científica del Instituto Tecnológico de Massachusetts encargada del proyecto, informa Efe.
La NASA espera que la Lunar Reconnaissance Orbiter pueda obtener imágenes del impacto, o como poco de antes y después de este, de tal forma que los científicos de la misión podrán aprender un poco más acerca de la Luna viendo los efectos del impacto de Ebb y Flow.
En cualquier caso, independientemente de los datos adicionales que se puedan obtener del impacto final, la misión habrá cumplido con creces sus objetivos, e incluso un poco por debajo del presupuesto previsto, ya que el JPL podrá devolverle a la NASA unos 8 o 9 millones de dólares que han conseguido ahorrarse, algo no muy habitual.