Distintos talentos y diferentes agujas se citan en la MFSHOW
- La tercera jornada se celebra en el Centro Conde Duque
- Lemoniez y Jorge Vázquez, las grandes bazas
- Estreno de Ulises Mérida junto a Santiago del Palacio y The 2nd Skin Co.
- Antonio García pasea a una mujer de porte aristocrático en la Gran Vía
El regreso de Jorge Vázquez
La última vez que hizo un desfile fue en febrero de 2006. Hoy, seis años después, vuelve a pisar una pasarela. Lo presenta en MFSHOW porque en Cibeles solo le daban la opción de hacerlo compartido y Jorge Vázquez quería volver a lo grande. No es el único cambio, dice que en estos años se ha despojado de ormanetos, que apuesta por unas líneas más sencillas y por un estilo más sobrio.
Pero... vemos una colección atrevida con los colores, con tejidos llamativos y aires barrocos. La pasarela, decorada con ramas de almendro florecido y ambientada con un intenso perfume, se ha llenado de sastres a la rodilla de aspecto joven, asimetrías y volúmenes divertidos. Rebelde, y a veces un poco canalla, la propuesta se viste de charoles, pieles irisadas, cheviot plastificado y bordados de cristal, tanto en la ropa como en el calzado.
Los adorados estampados liberty, seña de la casa, han madurado y dejan su aspecto infantil para aparecer en forma de brocado y lamé. Crudos y negros se cruzan en la pasarela con coral, verde agua y azul eléctrico, creando una nueva paleta para Vázquez. Con ella crea llamativos efectos opticos de color.
Destacan los zapatos en serpiente irisada, plata o con piedras de cristal, un aire disco que aporta frescura. Tanto como las sudaderas (más de moda que nunca) con bordados cristalinos en el cuello y la espalda, el visón black ross o el astracán tintado en azul, coral o burdeos.
Vemos juegos de geometrías con los cuellos, escotes y botonaduras, tops-joya y vestidos bicolor asimétricos con transparencias. El mejor look, un jersey en blanco roto de punto grueso con un pitillo de astracán en azul eléctrico. Lujo joven y fresco.
Caricias de moda
Antonio y Juan Carlos, de The 2nd Skin Co., dicen que su inspiración llega con los tejidos, porque cada uno de ellos cuenta una historia. Así, cada color, cada textura y cada estampado les empuja a dibujar y crear la colección. Para el invierno de 2013 regalan un estampado floral multicolor sobre una base vainilla o rosa.
La carta de colores se completa con tonos alegres. Azules, verdes, turquesas, lilas... todos los que la naturaleza presta a las flores. Con ellos tiñen una propuesta enfocada al coctel y a la noche.Vestidos en canvas de seda se mezclan con otros en organzas, tafetán y mikado, y destacan las prendas de abrigo en mohair.
Los pliegues y drapeados juegan a inventar volúmenes y siluetas femeninas, algunas con aires de alta costura. Vemos contrastes marcados, como cuerpos vestidos de sencillos cuerpos de bailarina con voluminosas faldas de bolsillos. Hay faldas que rozan la rodilla y otras que llegan al suelo.
Los diseñadores dan a elegir el centro de sensualidad; proponen vestidos con una sencilla, casi monacal, parte delantera y con la espalda abierta, y otros al contrario.Los detalles son importantes. Unos por su factura artesana y otros por su delicadeza, como las flores de seda natural que adornan cuellos y escotes. Caricias de moda.
El lince de la peletería
Santiago del Palacio vuelve a dejarnos con la boca abierta. Sus abrigos de cashmere llevan aplicaciones de piel, algunas al bies, que simulan ser un chaleco o un chal envolviendo, y abrigando, el cuello. El visón sigue teniendo protagonismo pero entran con fuerza el zorro y las martas cibelinas. También el armiño y el astracán.
El peletero no cesa en su empeño de investigar y renovar las colecciones para ofrecer siempre lo mejor. El visón se rebaja, con maestría, a cuatro milímetros consiguiendo que parezca casi un tejido y logrando que apenas tenga peso. Los abrigos son livianos, no se arrugan, y sobre la pasarela parecen volar. El diseñador busca el armiño de verano, que ofrece un tono camel único. Tiñe de azules y verdes noche algunos abrigos y corta en diagonal y espiga para crear increibles geometrías en algunas espaldas.
La colección, dedicada a su madre, tiene referencias orientales. Vemos cuellos mao, solapas en diagonal, cordones en jersey de cashmere y botones de figuritas chinas adquiridas en anticuarios. Todos sus abrigos llevan un forro muy especial. Santiago crea cada año uno diferente. Hace el dibujo y lo hace estampar sobre seda en Italia. Así se sabe, solo con ver el abrigo por dentro, la temporada a la que pertenece.
Destaca un vestido inspirado en un famoso patrón de Balenciaga pero la estrella del desfile es el abrigo de lince. Uno que había en Rusia, el único del mercado. Una pieza que cuesta, dependiendo del abrigo, entre 60.000 y 80.000 euros. Es lo que se llama exclusividad.
Les presento a Ulises Mérida
Es su primera colección y su primer desfile pero Ulises Mérida tiene una larga trayectoria en la moda y mucha experiencia alimentada junto a Jesús del Pozo, Ágatha Ruiz de la Prada y Roberto Torreta. “Quizá no sea el mejor momento para lanzarse pero es mi momento vital”, dice el diseñador.
Su propuesta, dice, “es un manifiesto”. Casi todas las prendas son de una pieza, con un patrón continuo, envolvente, que se ha realizado directamente sobre la modelo, acariciándola. Los vestidos, de silueta recta, tienen estilo columna, una que caracteristica se extiende a otros looks de la colección realzando esta verticalidad con faldas de talle alto que rozan el suelo, o también con pitillos que hacen unas piernas interminables.
Vemos tejidos hand made como lanas gruesas en una capa de silueta geométrica en contraste con la simplicidad de líneas de faldas y vestidos. Los contrastes también se aprecian en los tejidos. Mérida combina tops de seda transparente con opacas falda de terciopelo, o cuerpos de sencilla textura con faldas de pelo largo de cabra de Mongolia.
A esta carta de tejidos se añade el cuero napado para realizar vestidos asimétricos con juegos de tirantes en la espalda. Otra de las ideas que se repite en la colección ya que es en la espalda donde se centra el foco de atención. Tops-capa y vestidos llevan aberturas traseras, recogidos o lazadas. Siempre en tonos de negro, con distintos matices y toques de nude o morado intenso.
En la noche destacan prendas de estilo lencero, con detalles de corsetería, y vemos vestidos con broches-joya y uno, el que cierra, con escote palabra de honor y cuerpo que cae con volumen hacia el suelo. Un diseño que, al girarse, deja ver un adorno de lazo, de nuevo, en la espalda.
Dice Mérida que ,de todos los diseñadores con los que ha trabajado, del que más ha heredado es de Jesús del Pozo, y se nota, y confiesa que el trabajo de Josep Font en DELPOZO es impecable, “estuve en el desfile de septiembre y no podía creermelo”.
Grandes mujeres, gran costura
Fernando Lemoniez está feliz. Presentar su colección en el Conde Duque es un sueño hecho realidad, y real es la costura que hace. Sus prendas exhiben, con buen gusto, la gran labor de patronaje, que se nota, se disfruta y marca la pieza. Las líneas están muy definidas, son rectas y forman estructuras de estilo geométrico.
El diseñador reinterpreta el vestido túnica, proyectando distintas variaciones y adornandolo con superposiciones de estampados arty en colores frios como azules y rosas. La gama de colores no es extensa y está al servicio de las prendas. Vemos granates, fucsias, marino y verde oliva oscuro para crear una bandera de buen gusto y con muchas personalidad.
Sedas, organzas y cálido cashmere dan forma a vestidos, abrigos, pantalones y faldas que viajan del pasado al presente en alas de la elegancia atemporal, diseños tranquilos que llevan impreso el carácter del diseñador, detalles de alta costura, señales del buen oficio.
A pesar de la recia costura, las prendas, tanto las que van muy estructuradas como las demás, se muestran ligeras y permiten moverse. Una constante en el excelente trabajo de Lemoniez, experto en crear prendas de recia estructura y apariencia ligera.
Y es que toda la colección proyecta un estilo chic congelado en el tiempo. Un estilo que le han prestado sus musas, mujeres con carácter que han pasado a la historia como Gala, Dora Maar, Edie Sedgwick… mujeres que hacían del arte una forma de vida y que hoy llevarían la ropa de Lemoniez dentro y fuera de un cuadro.
De homenaje
Los grandes de la moda del siglo XX inspiran Legacy, la propuesta de Antonio García. El tandem formado por Antonio y Fernando crea un armario moderno que intenta seducir a la mujer de gustos refinados.
Guiños a patrones de Christian Dior, Gianfranco Ferré, Yves Saint Laurent o Balenciaga hacen que la colección sea un recorrido por la historia de la moda. Un placer. Todas las prendas se ven nuevas, con frescura, a pesar de haber sido cortadas con tijeras clásicas y cosidas con agujas elegantes. "A veces lo más moderno es lo más clasíco", dicen, y es cierto.
Rojos, negros y la combinación de moda, blanco y negro, colorean prendas que juegan al contraste. Vemos camisas y pantalones con rayas en distinto tamaño, texturas que se oponen, sencillos cuerpos de transparecias y pantalones muy trabajados, juegos de líneas geométricas y asimetrías, y tops sencillos pegados al cuerpo con voluminosas faldas a dos colores.
Sin complejos, la colección lleva chalecos de plumas, con aire deportivo, cuajados de lentejuelas, capa de estilo Pertegaz que parecen un clavel y piezas setenteras que recuerdan a Berhanyer.
Su cuna, andalucía, está cosida a la colección pero huyendo de los tópicos y las evidencias, reinterpretando códigos con sutileza, homenajeando con la aguja y con el corazón.
En este crisol de inspiraciones, estilos y culturas tiene también cabida David Bowie. Los diseñadores han recreado su look genial con un diseño que saltó a la pasarela en la también genial Helena Barquilla. ¡Y es que hay cosas que nunca pasan de moda!