Margallo advierte del riesgo de la crisis de Mali para los cooperantes
- Montserrat Serra y Blanca Thiebaut, capturadas en octubre de 2011, siguen retenidas
- El peligro "se ha acentuado y agravado" afirma el ministro de Exteriores
El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha advertido de que los riesgos para los cooperantes en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia) "se han acentuado y agravado" por la crisis de Mali, que ha desestabilizado a todo el Sahel.
El ministro alertó de este peligro en una rueda de prensa en el palacio presidencial de Nuakchot al finalizar su visita a Mauritania, última etapa de un viaje que le ha llevado también a Níger y a Mali.
García-Margallo analizó la crisis del país vecino con el Gobierno de Mauritania, que, según cifras facilitadas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), a principios de febrero brindaba refugio a 64.805 malienses huidos del conflicto.
El ministro recordó que lleva mucho tiempo estudiando con las autoridades del Frente Polisario el refuerzo de la seguridad en los campamentos de refugiados, pero las medidas necesarias todavía no se han implementado, con lo que no se puede hablar de una situación de normalidad.
El peligro se ha agravado
La crisis de Mali ha desestabilizado a toda la región, por lo que el peligro "se ha acentuado y agravado", advirtió.
En octubre de 2011 los cooperantes españoles Ainhoa Fernández de Rincón y Enric Gonyalons fueron secuestrados en los campamentos saharauis de Tinduf por terroristas islamistas y trasladados a Mali, donde fueron liberados en julio del año pasado.
García-Margallo ha agradecido al presidente mauritano, Mohamed Uld Abdelaziz, la colaboración que prestó su país para lograr la liberación en 2010 de otros tres cooperantes españoles secuestrados en noviembre de 2009 en una carretera a 150 kilómetros de Nuakchot.
Montserrat Serra y Blanca Thiebaut continúan cautivas
Fuera de la zona del Sahel siguen secuestradas en África dos cooperantes españolas, Montserrat Serra y Blanca Thiebaut, capturadas en octubre de 2011 en un campamento de refugiados de Kenia cercano a la frontera de Somalia, donde se cree que siguen retenidas.
García-Margallo aseguró hoy que este es un caso "extraordinariamente doloroso" para el Gobierno y apostó por mantener "absoluta discreción" en torno a las gestiones que puede estar realizando el Ejecutivo, al tiempo que dejó claro que ni la zona ni los autores de ese secuestro tienen "nada que ver" con los problemas del Sahel.
Otros intereses españoles en la zona
El ministro español, quien también se entrevistó con el primer ministro, Mulay Uld Mohamed Laghdaf, y con el ministro de Exteriores, Hamadi Uld Hamadi, abordó asimismo con las autoridades mauritanas los problemas que rodean al acuerdo pesquero con la Unión Europea, que España considera que restringe las posibilidades de pesca de su flota en aguas mauritanas.
García-Margallo ha explicado que los dos Gobiernos tienen "la mejor disposición" para intentar resolver los problemas y que el Ejecutivo mauritano le ha trasladado que "facilitaría mucho las cosas" que las empresas españolas pesqueras se instalaran en el país africano para crear puestos de trabajo y hacer partícipe a la población de los beneficios de la explotación.
Por otra parte, ha señalado que el Gobierno mauritano está "muy satisfecho" con la cooperación española al desarrollo en su país y con la colaboración en la lucha contra la inmigración irregular, frenada prácticamente en el último año.
Mientras que en 2006, el año de la denominada "crisis de los cayucos", llegaron a España por mar miles de inmigrantes irregulares, en 2012 sólo salió una barca de pesca con inmigrantes subsaharianos desde las costas mauritanas, el 28 de diciembre.
García-Margallo visitó hoy la lonja instalada en la playa de Nuakchott, desde la que cada mañana zarpan decenas de cayucos dedicados a la pesca, y se acercó también al centro de transformación artesanal de pescado que gestiona Intermon Oxfam con fondos españoles.
"Pescado para todos" es el gráfico nombre del proyecto que financia la cooperación española en Mauritania para hacer llegar jureles, caballas y sardinas al desértico interior del país e intentar que 750.000 personas superen el riesgo de inseguridad alimentaria en el que viven.
Aunque Mauritania es uno de los países con mayores recursos pesqueros de África, las capturas se destinan fundamentalmente a la exportación y se estima que un millón de personas -de los 3,5 millones que viven en el país- está en riesgo de pasar hambre si la lluvia escasea una temporada.