Un sensor bajo la piel que permite realizar análisis de sangre por Bluetooth
- Emplea cinco sensores especializados diferentes
- No requiere baterías, que van en un aparato externo
Puede durar entre 30 y 60 días sin necesidad de reemplazo
Quién más quien menos ha tenido alguna vez que recibir un pinchazo para hacerse un análisis de sangre. Los resultados de las analíticas son más o menos rápidos dependiendo de la urgencia, lo cual no resulta demasiado práctico a veces. Y en algunos pacientes de hecho bastaría con monitorizar algunos datos básicos en vez de recurrir al método tradicional, que en ocasiones resulta incómodo y molesto.
Ahora unos científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana han desarrollado un dispositivo con sensores que se implanta bajo la piel y que realiza un análisis de ciertas sustancias presentes en el cuerpo. Esto puede evitar los análisis de sangre convencionales en algunos casos –por ejemplo entre los pacientes en quimioterapia que requieren de monitorización continua– y, lo más interesante, esa información está siempre disponible a través de una conexión Bluetooth y de la red.
El sensor tiene unos pocos milímetros de longitud y es como una pequeña pastilla metálica plana; puede implantarse bajo la piel junto al hombro. No utiliza baterías sino que obtiene la energía que necesita (0,1 watios) de una batería externa, mediante inducción magnética. Con una gran cantidad de componentes miniaturizados, es todo un 'laboratorio en miniatura' capaz de interactuar con la sangre que circula por el cuerpo y analizarla con cinco sensores diferentes.
Los sensores monitorizan parámetros tales como la glucosa, la lactosa y la ATP. En las pruebas se han usado algunos sensores para otros compuestos químicos y dicen que se pueden diseñar otros similares sin gran problema. Dependiendo de los compuestos químicos a analizar los sensores tienen más o menos duración. Lo normal es que duren entre uno y dos meses.
Una vez capturada la información pasa por radiofrecuencia al dispositivo externo que incluye la batería y de ahí se envía a un teléfono móvil que lleva consigo el paciente a través de Bluetooth. Desde ahí se puede reenviar utilizando la red móvil al médico o a un archivo central, como cualquier otro tipo de datos. Esto permite obtener la información prácticamente en tiempo real si es necesario, lo cual puede ser importante en muchos casos.
Uno de esos casos, según explican sus creadores, es el de la quimioterapia: dado que es difícil dar a veces con las dosis adecuadas, contar con análisis más frecuentes permite 'afinar' mejor las cantidades de las sustancias en función de las respuestas del paciente.
Debido a la duración limitada de la vida de los sensores el dispositivo debe ser reemplazado cuando dejan de funcionar, lo que supone cambiarlo quizá cada 30 o 60 días, una operación relativamente sencilla.
El nuevo dispositivo todavía está en fase de desarrollo en el laboratorio: es necesario completarlo, comprobar si se puede fabricar industrialmente y que supere todas las pruebas de los organismos médicos para que sea aprobado para su utilización en pacientes. Sus creadores dicen que en unos cuatro años podría ser una realidad y estar disponible comercialmente.