El celador de Olot alega que asesinó a los ancianos para ayudarles a morir
- Durante su declaración en la primera jornada del juicio
- No era consciente ni de matar ni de cometer un delito
- "Queriendo acortar el sufimiento, provoque más", dice
El celador del geriátrico "La Caritat" de Olot, Joan V., autor confeso del asesinato de once ancianos, ha alegado que pretendía ayudar a las víctimas a morir, durante su declaración en la primera jornada del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Girona.
El imputado, que presuntamente cometió los crímenes entre agosto de 2009 y octubre de 2010, ha intentado ofrecer el tribunal la imagen de una persona sensible que quiso evitar sufrimientos a los ancianos que apreciaba.
El fiscal pide 194 años de cárcel para Joan V. y las dos acusaciones particulares de familiares 202 años y 6 meses, mientras que la defensa solicita un máximo de 20 años de libertad vigilada ya que considera que no merece ir a la cárcel debido a su alteración psíquica.
"Las quería mucho", ha manifestado Joan V. sobre las víctimas a medida que el fiscal le ha expuesto cada uno de los casos por orden cronológico.
El acusado, que ha declarado a partir de las 16.45 horas, ha relatado que no fue consciente de que matase a alguien hasta que confesó ante los Mossos d'Esquadra.
"Moralmente, pensaba que estaba actuando correctamente, aunque legalmente no era correcto", ha indicado el procesado, quien ha reiterado que nunca se sintió autor de un asesinato.
Joan V. se ha referido en todo momento a las víctimas por su nombre de pila, al que ha antepuesto el adjetivo "pobre" cuando ha descrito sus problemas físicos.
"Ojalá hubiese percibido que cometía un delito"
"Yo no me sentía culpable", ha señalado el imputado al referirse a los crímenes y ha repetido que "ojalá" hubiese percibido que cometía un delito para haberlo evitado.
"¿Para qué tiene que vivir de esta manera?", se preguntó Joan V. en algunos casos, según ha manifestado ante el tribunal, sin sentir remordimientos al verlas sufrir en el momento de la muerte por no percibir la situación como fruto de un acto suyo, aunque ahora es consciente de que, "queriendo acortar el sufrimiento, provocaba más".
Preguntado sobre si manipuló una cámara de seguridad del geriátrico, el procesado ha negado la acusación, ha señalado que "nunca" se escondió de nada y ha regresado al argumento de que, cuando veía a las víctimas muertas, pensaba que "ahora están bien".
Uno de los argumentos que más ha defendido Joan V. ha sido el de que los crímenes no fueron planeados y ha destacado que siempre se sintió "muy querido" en su trabajo.
El procesado ha reconocido que el consumo de alcohol en aquella época le hizo sentirse "eufórico, pletórico y dinámico", pero ha puntualizado que nunca mató para alcanzar ese estado.
Los asesinatos fueron algo entre él y las víctimas, según la declaración de Joan V., quien las "ayudaba a morir", marcado por el sufrimiento de su tía a causa de un cáncer de mama cuando el acusado tenía catorce años.
Recibe ayuda psiquiátrica desde hace 20 años
El imputado ha admitido que recibía ayuda psiquiátrica desde hacía más de veinte años, pero sin salirse de la línea de que "morir era la paz" para las víctimas, según su percepción en el momento de los hechos.
"Me ha costado mucho darme cuenta de que estaba matando", ha subrayado Joan V., quien ha recordado que nunca actuó para obtener beneficios económicos o personales y ha justificado que pasase de asesinar con insulina o barbitúricos a emplear productos cáusticos, por su percepción de que "aceleraba" el proceso.
El fiscal pide 194 años de cárcel para Joan V. y las dos acusaciones particulares de familiares 202 años y 6 meses, mientras que la defensa solicita un máximo de 20 años de libertad vigilada.