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Max Pam y Bernard Plossu 'enfrentan' sus fotografías en una exposición en Madrid

  • Son dos de los documentalistas más destacados de su generación
  • Han fotografiado al ser humano en casi todos los rincones del planeta
  • Amigos desde hace 40 años, 'enfrentan' ahora sus imágenes por parejas
  • Durante todo junio, en la escuela-centro de imagen EFTI de Madrid

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A la izda. 'Niger, 1975' de Bernard Plossu; a la dcha 'Ladakh, India, 1977' de Max Pam.
A la izda. 'Niger, 1975' de Bernard Plossu; a la dcha 'Ladakh, India, 1977' de Max Pam.

Dos cartas de los dos fotógrafos nos introducen en universo 'Pam Plossu' que nos propone la Escuela de fotografía-centro de imagen EFTI de Madrid (c/Fuenterrabía, 13). En ambas, cada uno nos cuenta desde su perspectiva cómo se inició una ya larga amistad.

"En 1973 vi un sorprendente y extraordinario portfolio (...) Era de un fotógrafo australiano. Quise conocerlo, sus imágenes me fascinaron. Así comenzó una amistad y una correspondencia ya de cuarenta años", escribe en su misiva Bernard Plossu, fotógrafo francés nacido en Vietnam en 1945. Plossu acaba de recibir el Premio Photoespaña 2013 por el conjunto de su obra centrada en los reportajes de viajes.

"Fue Bernard quien inició nuestra amistad. Me escribió a Australia hace ya 40 años. (...) La influencia de Bernard ha sido realmente profunda en mi vida", nos informa desde un panel situado justo al lado del anterior, el otro fotógrafo, Max Pam (Melbourne, 1949). Él cuenta, más adelante le introdujo en la cultura francesa y también en España, ya que el francés pasó algunos años felices en Almería.

Cuarenta años después, ambos son dos grandes documentalistas reconocidos internacionalmente. En ese tiempo, no han dejado de enviarse cartas y fotos allí donde estuvieran, y de visitarse, acompañados de sus familias. Su mujer, en el caso de Max; su mujer, hijos y perros en el caso del "clan Plossu".

Un mismo modo peculiar de mirar el mundo

Desde el principio su objetivo fotográfico fue retratar a hombres y mujeres en lugares lejanos y exóticos, que a veces solo fueron lejanos porque de exóticos sólo tenían el nombre y eran más bien inhóspitos y polvorientos.

Con el tiempo, fueron confrontando las imágenes de cada uno y advirtieron que un "algo", un espíritu, un modo de contar las cosas les unía. Y que una imagen de Marruecos podía tener mucha semejanza con otra de la India, captada años antes. Incluso podrían intercambiarse los pies (aunque no lo han hecho en esta muestra) sin que el espectador lo advirtiera.

Y esa confrontación de imágenes ("fotografías enfrentadas" o emparejadas) es lo que nos muestran ahora por primera vez en España. Son fotografías artesanales, analógicas, en las que lo que importa es captar al personaje, a hombres y mujeres que nunca hemos visto, que no buscan la perfección del mundo digital. Como ha contado Plossu estos días en Madrid, él prefiere (o sólo necesita) hacer 30 fotografías para presentar 28 que tomar 100 instantáneas para elegir finalmente una.

Serían como ha reconocido el jurado de Photoespaña al galardonar a Plossu, imágenes en pequeño formato "alejadas de la espectacularidad".

Pasen y vean una pequeña muestra en la fotogalería adjunta. Y si quieren ver muchas otras parejas Plam-Plossu visiten la exposición en EFTI ( acompañado si quiere por su perro, será bien recibido incluso igual le regalan una pelota) o háganse con el libro (Plam-Plossu/Plossu-Plam) que resume esta muestra conjunta editado en 2013 por Eduardo Momeñe.