Muere el filólogo y medievalista Martín de Riquer
- Era uno de los grandes especialistas mundiales en Cervantes
- Recibió el Príncipe de Asturias, el Premio Nacional y fue miembro de la RAE
- Ha fallecido en Barcelona a los 99 años de edad
El filólogo, medievalista y académico Martín de Riquer (Barcelona, 1914) ha fallecido a los 99 años de edad en Barcelona, según fuentes próximas a la familia consultadas por Efe.
Erudito y gran experto de El Quijote, Martín de Riquer era una autoridad mundial en historia medieval y en la narrativa caballeresca europea.
Martín de Riquer inició su carrera humanista en la facultad de Filología de la Universidad de Barcelona, recibió el Príncipe de Asturias y el Premio Nacional, además de ser miembro de la Real Academia de la Lengua.
Catedrático de Historia de las Literaturas Románicas
Catedrático jubilado hace muchos años impartió clases de su licenciatura, Filología Románica (Universidad de Barcelona) y doctorado (Universidad de Madrid). Empezó su actividad docente en 1942 en la Facultad de Letras de Barcelona y en 1950 ganó la Cátedra de Historia de las Literaturas Románicas.
Miembro de la Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona desde 1944, presidió esta institución entre 1962 y 1996.
Estudioso del Quijote, la heráldica y los trovadores, también se dedicó a investigar la novela de Joanot Martorell, Tirant lo Blanc, con cuatro ediciones en catalán, tres más de su traducción castellana del siglo XV y el libro Aproximación al Tirant lo Blanc (1990), que le valió el Premio Nacional de Ensayo.
El último gran humanista de la cultura española
Martín de Riquer era el último gran humanista de la cultura española, experto en la literatura provenzal y romance, uno de los grandes especialistas mundiales en Cervantes y un erudito capaz de improvisar un discurso en latín como pocos pueden hoy hacerlo. Su última aparición pública tuvo lugar en marzo de 2008 en el Palau de la Música en la presentación de su biografía, obra de Cristina Gatell y Gloria Soler, con la que ganaron el Premio Gaziel.
Gatell y Soler definieron a Martín de Riquer como miembro de "una generación marcada por la Guerra Civil española, con sus luces y sus sombras". Para elaborar la biografía, además de las numerosas entrevistas mantenidas con el filólogo y romanista en su casa de la barcelonesa calle del Rosario, en la que ha fallecido, las autoras investigaron en su archivo personal, su correspondencia, los archivos públicos, y en epistolarios, dietarios y recuerdos de todos los que se cruzaron en su trayectoria.
También rastrearon las poco conocidas colaboraciones de Riquer con la prensa en los años 30, que permitieron desgranar su poliédrica personalidad como lector que se inició con Robinson Crusoe y un pesado Quijote que de niño tenía que leer en el suelo para poder pasar las páginas; como profesor universitario; como tutor del entonces Príncipe Juan Carlos o en sus años de requeté durante la Guerra Civil.
Un emocionado Martín de Riquer se excusó entonces: "la emoción me impide ofrecer un discurso con la mínima corrección sintáctica y retórica que requiere la ocasión", antes de acabar con una de sus frases recurrentes siempre que era entrevistado por la prensa: "Me extraña que todo lo que se explica en el libro pueda interesar al lector".
Senador por designación real
Martín de Riquer, que habría cumplido el próximo 3 de mayo 100 años, y que llegó a ser senador por designación Real en las Cortes Constituyentes, consiguió los mayores reconocimientos a su labor investigadora y académica, entre ellos el Premio Nacional de Ensayo (1991), el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1997, y el Nacional de las Letras en 2001.
Académico de la Lengua, empezó su actividad docente en 1942 en la Facultad de Letras de Barcelona, y en 1950 ganó la Cátedra de Historia de las Literaturas Románicas. Miembro correspondiente por Barcelona de la Real Academia de la Historia desde 1959, Martín de Riquer fue vicerrector de la Universidad de Barcelona (1965-1966) y después vicerrector de la recién creada Universidad Autónoma de Barcelona, en la que impartió clases entre 1970 y 1976.
Finalmente volvió a la Facultad de Filología de la Universidad central, en la que se jubiló en 1982; y desde entonces era profesor emérito e impartía cursos de doctorado.
Entre sus libros figuran "Tesoro de la lengua castellana o española", "El Quijote de Avellaneda", "Historia de la literatura Catalana", "La lírica de los Trovadores", "Los cantares de gesta franceses", "Obras completas del Trovador Carveri de Girona", "Historia de la Literatura Universal" (con José María Valverde), "Aproximación al Quijote", "Historia de la Literatura catalana", "Estudios sobre Amadís de Gaula", "Los trovadores", "Chanson de Roland: Cantar de Roldán y el Roncesvalles navarro", y "La tragedia de Lancelot".
De su obra más reciente destacan "Para leer a Cervantes" (2003), "Cervantes en Barcelona" (2005), "Caballeros andantes españoles" (2008) y "Reportajes de la historia" (2010, con su hijo Borja de Riquer). También publicó en la última década las Poesías de Arnaut Daniel (2004), "Vidas y amores de los trovadores y sus damas" (2004) y la reedición del clásico "Quinze generacions d'una familia catalana", en el que daba cuenta de los pormenores de sus antepasados nobles.
Alejado ya de la vida pública, Riquer recibió el último homenaje en mayo de 2011 en la Universidad de Barcelona, donde colegas, familiares y ex alumnos recordaron al gran estudioso de la literatura medieval con motivo de la reedición de su antología definitiva, "Trovadores, Historia literaria y textos".