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Guardar el gas natural para cuando haga más falta: almacenes subterráneos en viejos yacimientos

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Gráfico de un almacén de gas natural subterráneo

Los terremotos registrados en el Golfo de Valencia en las últimas semanas en el entorno del almacén subterráneo de gas natural Castor, construido bajo el mar frente a la costa de Vinaròs, en Castellón, han 'descubierto' a la opinión pública la existencia de estas infraestructuras que, sin embargo, llevan décadas funcionando en España.

El gas natural se puede almacenar en el subsuelo en yacimientos antiguos de gas o petróleo ya agotados, en acuíferos o en cavidades generadas por formaciones salinas para utilizarlo cuando se necesite. En todo el mundo hay más de 600, según los datos de Enagás.

Tres almacenes de gas natural en funcionamiento

En España funcionan actualmente tres: 'Serrablo', entre Jaca y Sabiñánigo (Huesca), que fue el primero que se puso en marcha después de que en 1989 se terminara de explotar el yacimiento de gas; 'Gaviota', frente a las costas de Bermeo (Vizcaya), que comenzó a funcionar en 1994 y para el que hay un proyecto de ampliación; y 'Yela', en Brihuega (Guadalajara), que arrancó a finales de 2012 y que utiliza un acuífero salino.

Los tres tienen una capacidad para almacenar 5.781 millones de metros cúbicos, aunque gran parte de estos forman parte del llamado 'gas colchón', que no es extraíble pero es necesario para que funcione.

'Castor', de la empresa Escal UGS (66,67% de ACS y 33,33% de la canadiense CLP) prevé añadir otros 1.300 millones de metros cúbicos tras una inversión de 1.200 millones de euros para aprovechar el viejo yacimiento de petróleo de Amposta, entre Castellón y Tarragona, pero su futuro está en el aire hasta que no se determine por qué se están produciendo seísmos de tanta intensidad.

En Huelva hay otro proyecto para convertir en almacén el yacimiento da gas de las Marismas en los próximos años.

¿Dónde se pueden construir almacenes de gas?

El presidente del Colegio Oficial de Geólogos, Luis Suárez, explica a RTVE.es que no es que se guarde el gas en una oquedad, en un espacio vacío, sino que lo que se utiliza son rocas porosas que actúan como una "gran esponja" absorbiendo el gas que se les inyecta comprimido y de donde se puede volver a extraer más tarde.

Además de contar con una "roca almacén" porosa es necesario, dice este experto, que exista un "estrato tapón" de rocas impermeables por encima para garantizar que es un espacio estanco y que "no tenga fallas activas".

¿Y dónde se dan estas condiciones? En los yacimientos antiguos de gas, que ya fueron almacenes naturales, como los de Serrablo y Gaviota; en los de petróleo, como el de Castor, aunque en este caso está por ver si la falla que hay cercana está influyendo en los terremotos; y en acuíferos salinos, como el de Yela. En España no hay ninguno de este tipo pero también se puede utilizar cavidades de sal en el subsuelo.

Josep Isern, ingeniero industrial del Colegio de Cataluña, argumenta que los almacenes de gas natural son necesarios por dos motivos: para regular la oferta y la demanda (se necesita más gas en invierno con las calefacciones que en verano, por ejemplo) y para hacer frente a posibles problemas de abastecimiento. "Un riesgo menor, pero no nulo", añade este experto que recuerda lo que pasó hace años cuando Rusia cortó el gas a Ucrania.

Luis Suárez explica que la OCDE recomienda a los estados tener almacenado gas para al menos 90 días de consumo y la Unión Europea exige tener reservas para 53 días.

Inyección en verano; extracción en invierno

Y, ¿cómo funciona un almacén de gas natural subterráneo? Consiste en inyectar gas comprimido en estos almacenes durante los meses de buen tiempo (primavera y verano) para luego extraerlo durante el invierno, cuando el consumo es mayor.

El gas llega a través de la red de gaseoductos a la planta de operaciones, situada en la superficie, y en la que se lleva a cabo una primera compresión del gas natural.

Si el almacén subterráneo se encuentra debajo del lecho marino, como en el caso de 'Gaviota' y 'Castor', se necesita un gaseoducto que transporte este combustible desde la planta a la plataforma marina.

En esta, el gas vuelve a ser comprimido para inyectarlo mediante pozos en el almacén propiamente dicho. Al ser inyectado, el gas desplaza al agua que contiene la roca porosa. Al volverse a extraer el agua desplazada vuelve a recuperar su sitio. Los almacenes suelen estar a una profundidad de entre 1.000 y 3.000 metros de profundad.

Para devolver el gas que ha estado almacenado en el red a la circulación para su consumo es necesario que vuelva a pasar por la planta de operaciones para eliminar el agua y ponerle olor, entre otras actuaciones.

Gas útil y 'gas colchón'

Los almacenes subterráneos tienen un gas llamado 'útil' o de 'trabajo', que es el que se puede inyectar y extraer con facilidad, y un 'gas colchón' que se inyecta en un principio y que no se puede volver a sacar.

Este último es necesario para que funcione bien el almacén. Según informa Escal UGS en su página web, sirve de asilamiento entre el gas de trabajo y el acuífero subyacente y contribuye a mantener la presión del yacimiento.

La aparición de los terremotos en el Golfo de Valencia han coincido en el tiempo con la operación precisamente de este 'gas colchón'. Según los datos facilitados por la empresa a Servimedia, Castor tiene almacenados solo el 7,7% de su capacidad (100 millones de metros cúbicos). Es parte del gas colchón necesario para su funcionamiento y para hacer pruebas.

El pasado 26 de septiembre el Ministerio del Interior ordenó el cierre temporal del almacén hasta que se compruebe por qué se están produciendo estos terremotos que han alcanzado una magnitud de 4,2 en la escala de Richter.

Los expertos consultados señalan que cualquier actividad minera provoca microseísmos con una magnitud de entre 1 y 2, imperceptibles para la población, pero los registrados en Castellón y Tarragona son más fuertes de lo normal. Habrá que esperar a los estudios para determinar si la causa es el almacén Castor, construido cerca de una falla.