El iPhone 5c, un teléfono correcto pero con un precio complicado
- Es, básicamente un iPhone 5 con la carcasa en color
- Apple decidió atender con él la enorme demanda de un terminal en colores
- Su mayor problema es la escasa diferencia de precio con el 5s, el modelo superior
Este año Apple rompió con la práctica habitual de presentar un nuevo modelo de iPhone al año y junto con el iPhone 5s, el tope de gama, presentó el iPhone 5c.
El iPhone 5c es básicamente el mismo teléfono que el iPhone 5 de 2012 pero con la cámara frontal, la que se usa para fundamentalmente para videoconferencias, mejorada, una batería de más capacidad, y nuevas antenas que le dan capacidad para conectarse a más bandas LTE que ningún otro teléfono inteligente, al menos según Apple.
Sacándole los colores al iPhone
Claro que esos cambios son internos y no se ven. El que realmente llama la atención es que el iPhone 5c cambia los laterales metálicos y la trasera de cristal del iPhone 5 por una carcasa de policarbonato -un tipo de plástico* de una pieza disponible en cinco colores: blanco, rosa, amarillo, azul y verde. De ahí la c de su nombre.
De todas formas, la carcasa de plástico cubre una estructura metálica, de tal forma que en la mano el 5c no da la impresión de fragilidad que otros teléfonos con carcasa plástica pueden dar. Ayuda a esto también el que el 5c, igual que todos los iPhone hasta ahora, no tenga batería intercambiable, con lo que no es necesaria ninguna tapa para acceder a ella que comprometa la solidez del teléfono.
Sin grandes diferencias
Y hablando de la batería, esta es, en mi impresión como usuario de un iPhone 4s desde hace dos años, la mayor diferencia que he notado entre ambos, mucho más allá que en la velocidad y aparte de la obviedad de que la pantalla del 5c, con una resolución de de 1136×640 píxeles, igual que la del 5, tiene una pulgada más que la del 4s.
Sé que según las especificaciones el 5c es más rápido que el 4s, pero para mi uso diario del teléfono, que es básicamente la gestión de calendario, tareas, correo electrónico, notas de todo tipo con Evernote, algo de navegación web y Twitter, no he notado una diferencia apreciable.
Quizás alguien a quien le vayan más los juegos o que se dedique a tareas que tiren más del procesador como editar vídeos, note más esta diferencia de velocidad, y también es cierto que he oído a unas cuantas personas quejarse de que iOS 7 no les va bien en el iPhone 4s, aunque este no es mi caso.
Como decía, la duración de la batería es para mí la mayor diferencia entre mi teléfono habitual y el 5c, y además resulta que mi iPhone 4s original falleció por ahogamiento en agua salada este verano, con lo que tuve que hacerme con otro, por lo que el envejecimiento de la batería que podía tener mi 4s original no influye en esta percepción.
De nuevo depende mucho del uso que haga cada uno del iPhone, pero si con el 4s llego a las ocho o las nueve de la tarde con la batería ya casi muerta, con el 5c a medianoche aún puedo tener un 30 por ciento o más de carga en la batería.
Un precio que juega en su contra
En cualquier caso, e independientemente de la diferencia de velocidad percibida, el iPhone 5c es un buen teléfono, aunque no revolucionario, igual que sucedía con el 5.
Su mayor problema es que a igual cantidad de memoria -está disponible en versiones de 16 y 32 GB- el iPhone 5s cuesta solo 100 euros más.
Y el 5s sí incorpora un montón de novedades en cuanto a hardware de las que carece el 5c, empezando por el procesador A7 de 64 bits, mientras que, como decía, el 5s usa el mismo procesador A6 del iPhone 5 de 2012, y siguiendo por el coprocesador M7, dedicado exclusivamente a recopilar datos de los distintos sensores del teléfono, el giroscopio, la brújula o el acelerómetro.
Ya solo esto, en mi opinión, hace que la decisión de compra entre un 5c y un 5s caiga sin duda alguna del lado del 5s, a menos que disponer de un teléfono con iOS de color sea el criterio principal para decidir la compra.
Pero es que en cualquier otro caso por solo cien euros más se adquiere un teléfono que seguirá siendo válido durante más tiempo de cara a nuevas actualizaciones y funciones del sistema, con lo que esa diferencia de 100 euros se amortizará de sobra a lo largo de la vida del teléfono.
Y no hay que olvidar que se trata de un teléfono que, libre, parte de un precio de 599 euros, por lo que no es algo que se vaya a renovar cada año.