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El Ejército congolés repele varios ataques en la capital que acaban con al menos 46 muertos

  • Un grupo de "terroristas" ha atacado la televisión estatal y el aeropuerto
  • Según fuentes oficiales, más de 20 atacantes han sido arrestados
  • El Gobierno dice controlar la situación y hace un llamamiento a la calma

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El cuerpo de un atacante sin identificar yace a las fueras de la sede de la radiotelevisión estatal en Kinshasa.
El cuerpo de un atacante sin identificar yace a las fueras de la sede de la radiotelevisión estatal en Kinshasa.

El Ejército de la República Democrática del Congo (RDC) ha repelido varios ataques contra el aeropuerto, la sede de la radiotelevisión pública y una base militar por un "grupo desconocido". El Gobierno ha confirmado que al menos 46 "terroristas" han muerto a manos de las fuerzas de seguridad.

"Nuestra ciudad ha sufrido un ataque terrorista por un grupo terrorista no identificado, desconocido", ha asegurado el portavoz del Gobierno congolés, Lambert Mende en un discurso televisado.

Los ataques fueron perpetrados durante la mañana por unos 70 atacantes, de los que 46 han muerto, en varios puntos de la capital, según el ministro de Información. De los 20 que atacaron el aeropuerto de Kinshasa, diez han muerto a manos del Ejército. Según fuentes gubernamentales, más de 20 de los atacantes han sido arrestados.

El otro objetivo de los ataques fue la sede de la radiotelevisión nacional congolesa, la RTNC, que fue asaltada por 30 atacantes y donde murieron ocho de ellos y se capturó a otros tres. Las emisiones se han visto interrumpidas durante un tiempo.

En la sede del Estado Mayor General de la Armada en el barrio capitalino de Ngaliema, murieron 16 asaltantes, tras ser atacada por una veintena de terroristas, ha precisado Mende.

Seguidores del líder religioso Mukungubila

Las autoridades creen que los ataques podrían haber sido cometidos por seguidores del líder religioso Paul Joseph Mukungubila, según informa Reuters. Antes de cortar la retransimisión de la emisora nacional, los atacantes lanzaron un mensaje político contra el presidente Joseph Kabila, que asumió el poder en 2001 después del asesinato de su padre Laurent.

El portavoz del Ejecutivo ha asegurado que el Ejército ha "neutralizado" el ataque de forma "severa", y ha felicitado a las Fuerzas Armadas congolesas por su actuación.

"Tenemos el control total de la situación", ha dicho. "Los atacantes se presentaron a ellos mismo como seguidores de Mukungubila. Estamos comprobándolo porque podría ser un intento de engañarnos".

"El Gobierno llama a la población de Kinshasa volver a sus ocupaciones normales y a seguir preparando las fiestas de fin de año", ha emplazado Mende.

El portavoz gubernamental ha asegurado también que las medidas de seguridad se reforzarán tras el ataque.

"No ha tenido otro objetivo -ha continuado, en alusión al atentado- que sembrar el pánico ante la celebración de la llegada de un nuevo año, que tanta importancia tiene en nuestra cultura". Y ha insistido, finalmente, en la necesidad de los habitantes de la capital retomen su vida normal convencido de que "si la población muestra que no está aterrorizada, los terroristas recularán".

Décadas de violencia e inestabilidad

Los seguidores de Kabila han asegurado que el asalto fue llevado a cabo por jóvenes poco organizados que vestían ropas civiles y usaban armas antiguas cuyo objetivo era más lanzar un mensaje político que tomar el poder de Kinshasa, una ciudad de más de nueve millones de personas.

La República Democrática del Congo, un vasto país situado en el corazon del continente africano, lucha por recuperarse de décadas de violencia e inestabilidad, particularmente en el este, un zona rica en minerales en la que millones de personas han muerto, la mayoría de hambre y enfermedades.

Las tensiones políticas se han incrementado en Kinshasa en medio de la especulación de que Kabila podría intentar cambiar la Constitución para optar a un tercer mandato en 2016 contra una oposición muy fragmentada. La derrota del M23, el grupo rebelde más importante del país -donde hay desplegados 21.000 cascos azules de la ONU en misión de paz-, le ha fortalecido en el poder.