Los humanos modernos de África empezaron a migrar a Europa y Asia hace 130.000 años
- Investigadores alemanes descubren la fecha del comienzo de las migraciones
- Han usado datos genéticos y del cráneo de poblaciones humanas
- Instan a que continúen los estudios científicos en la ruta sureña desde África
Un equipo de investigadores de la Universidad de Tubinga (Alemania) ha demostrado que los humanos anatómicamente modernos que habitaban en África se dispersaron hacia Europa y Asia en varios movimientos migratorios, el primero de ellos hace aproximadamente 130.000 años.
Así, los investigadores creen que los primeros ancestros de poblaciones humanas fuera de África tomaron una ruta migratoria sureña a través de la península árabe y que ocurrió antes de lo que hasta ahora se pensaba, desde el Pleistoceno Medio.
El estudio, dirigido por la Profesora Katerina Harvati de la Universidad de Tubinga, se ha llevado a cabo con el Centro Senckenberg de investigación sobre la Evolución Humana y Paleoambiente, la Universidad de Ferrara (Italia) y el Museo Nacional de Historia Natural de Francia, según ha informado la universidad en una nota.
Cambio de la teoría migratoria
Para conseguir los resultados publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los científicos han puesto a prueba varias hipótesis de dispersión humana, usando datos genéticos y craniométricos, teniendo en cuenta la geografía de las rutas migratorias fuera de África. Según este modelo, también se produjo una segunda dispersión hacia el norte de Eurasia hace aproximadamente 50.000 años.
Como apunta la universidad, la mayoría de científicos está de acuerdo en que los humanos actuales son descendientes de un ancestro común que vivió hace unos 100.000 y 200.000 años en África.
En poblaciones humanas se ha observado que la diversidad genética y fenotípica disminuye según aumenta la distancia geográfica respecto a África. Esto se ha interpretado como una evidencia de que hubo una sola dispersión hace 50.000 y 75.000 años. Sin embargo, esta teoría se ha refutado en recientes estudios genéticos, arqueológicos y paleoantropológicos.
El equipo de la profesora Harvati ha comparado cráneos de poblaciones de distintos lugares del mundo, así como información genética neutral, y las distancias geográficas asociadas a las rutas migratorias.
También han hecho una reconstrucción del tiempo en el que estas poblaciones se separaron, basándose en los datos del genoma y como preveía cada modelo de dispersión.
Dado que cada modelo migratorio se asocia con predicciones geográficas y temporales, los investigadores han podido poner a prueba las diferentes hipótesis usando las distancias biológicas entre poblaciones, generadas por los datos genéticos y craniométricos.
Nuevas evidencias de la dispersión a Eurasia
“Las dos líneas de evidencia -las comparaciones anatómicas del cráneo y los datos del genoma- apoyan un modelo de múltiples dispersiones”, ha afirmado Katerina Harvati. Así, el primer grupo de nuestros antepasados salió de África hace aproximadamente 130.000 años y tomó una ruta costera a través de la península árabe, hacia Australia y la región occidental del Pacífico.
“Los aborígenes de Australia, al igual que las poblaciones de Papú y de Melanesia, permanecieron relativamente aisladas después de la precoz dispersión sureña”, cuenta el primer autor del estudio y miembro del equipo de Tubinga, Hugo Reyes-Centeno.
El científico mexicano añade que otras poblaciones de Asia parecen ser descendientes de una dispersión de África hacia Eurasia que ocurrió hace aproximadamente 50.000 años.
Afinar los modelos de expansión humana
Los investigadores confían en que continúe el trabajo de campo y que los avances en metodología genética permitan afinar los modelos de la expansión humana fuera de África.
Por ahora, solo existen conjeturas de si hubo sequías severas hace unos 135.000 y 75.000 años África oriental que hubieran podido estimular la migración humana o tuvieran un impacto en la evolución de poblaciones regionales.
El área de la ruta sureña es una vasta región geográfica poco estudiada por arqueólogos y paleoantropólogos, por lo que trabajo en esta región podría ayudar a reforzar las conclusiones de los investigadores.