Los científicos alertan de que el planeta sufre la sexta ola de extinción masiva de fauna
- En 500 años, se han extinguido 332 especies y se ha reducido un 25 % el resto
- Se debe a la destrucción de hábitats y el cambio climático, entre otras causas
- Tiene consecuencias para los cultivos, la salud humana y los conflictos
Los científicos hablan ya de la “sexta ola de extinción” masiva de fauna, dado que los últimos datos, recogidos en un especial de la revista Science publicado este jueves, señalan que desde el año 1500 han desaparecido 332 especies y se ha reducido en un 25 % la población restante.
Una desaparición que conlleva consecuencias ecológicas, sociales y económicas, como la falta de la polinización de cultivos alimentarios, la precariedad laboral o incluso la explotación infantil.
Rodolfo Dirzo, investigador de la Universidad de Standford (EE.UU.) y autor principal del primer estudio de este número, utiliza el término “defaunación”, en un símil con la deforestación, para hablar de “un fenómeno críptico difícil de detectar y cuantificar”, aunque “las profundas consecuencias de la ausencia o reducción de animales harán pronto que el problema sea menos críptico”, afirma en declaraciones a la agencia Sinc.
“Cuando la densidad humana es alta, se producen altas tasas de defaunación, alta incidencia de roedores, y, por tanto, altos niveles de patógenos, los que aumenta los riesgos de transmisión de la enfermedad. ¿Quién iba a pensar que la defaunación tendría todas estas consecuencias dramáticas? Puede ser un círculo vicioso”, añade Dirzo.
Aunque las causas son múltiples, a la sobreexplotación y destrucción de hábitats iniciada en la revolución industrial, “se ha venido agregando el efecto de las especies invasoras y, cada vez más, el cambio climático”, añade.
Desaparecen casi la mitad de invertebrados en 35 años
La cifra de desaparición de especies es especialmente llamativa en el caso de los invertebrados, que se han reducido de media un 45 % en 35 años, un período en el que, por el contrario, la población humana se ha doblado, según un estudio liderado por la University College London, en Reino Unido, y las universidades de Standford y de California en Santa Bárbara, en Estados Unidos.
Además, este descenso poblacional de los invertebrados importa por los enormes beneficios que estas especies, entre las que se incluyen insectos, arañas, crustáceos, babosas o gusanos, tienen en la vida diaria de los hombres por su labor en procesos como la polinización y el control de plagas en cultivos, la descomposición y el ciclo de los nutrientes, la filtración del agua y la salud humana.
Repercusiones de miles de millones de euros
La decadencia de los animales sin espina dorsal se debe a dos factores principales, la perdida de hábitat y el cambio climático, y tiene repercusiones económicas de miles de millones de euros. Dirzo reivindica que “hasta el escarabajo más pequeño en peligro de extinción puede alterar el funcionamiento normal de un ecosistema entero”.
Por ejemplo, se requiere la polinización de los insectos en el 75 % de los cultivos alimentarios del mundo y se estima en un valor de aproximadamente el 10 % del valor económico de toda la oferta de alimentos del mundo. Además, el control de plagas por depredadores nativos sólo en Estados Unidos se estima en 4.500 millones de dólares (3.337 millones de euros) al año, unos costes que podrían ir en aumento con la disminución de especies.
La homogeneización de los invertebrados perjudicaría asimismo a las tasas de descomposición y los ciclos de nutrientes de la tierra, mientras que el declive de los anfibios repercutiría en la calidad del agua, aumentando las algas y la biomasa de las aguas residuales y reduciendo la absorción de nitrógeno.
Intensificación de conflictos violentos y de la explotación humana
En otro artículo de la última edición de Science, científicos del Departamento de Ciencia, Política y Gestión Ambiental de la Universidad de California, en Berkeley (EE.UU.), alertan de que la disminución global de las poblaciones de animales salvajes intensifica los conflictos violentos, el crimen organizado y el trabajo de niños esclavos.
Según los autores, la caza y la pesca de animales salvajes “proveen más de 400.000 millones de dólares anuales, sustentan la vida del 15 % de la población global y es la fuente principal de proteína animal para más de 1.000 millones de los habitantes más pobres del planeta”.
La disminución de la fauna “combinada con una globalización de los mercados sin precedentes han elevado el valor económico de lo que está en juego y la desesperación de los consumidores”, haciendo que las condiciones de trabajo se endurezcan, se amplíen las horas y se reduzcan los salarios mediante el tráfico de niños y adultos.
El autor principal del trabajo, Justin Brashares, explica a Sinc que para resolver el problema es preciso diseñar medidas que “trabajen con los gobiernos locales mediante acuerdos internacionales” y promover métodos de aprovechamiento sostenible de los recursos.
Refaunación y clonación
Para evitar esta ola de extinción, un trabajo liderado por Philip seddon, de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) apuesta por la reintroducción de animales en entornos salvajes, la reconolonización e incluso las futuras técnicas de clonación que podrían recuperar especies extintas.
"Se trata de una opción muy real que plantea muchos interrogantes acerca de la elección de los candidatos que se podrían recuperar y sobre si la capacidad de "resucitar" ejemplares restaría importancia a la preocupación global sobre la desaparición de especies", puntualizan.