La auxiliar de enfermería ya no tiene signos de ébola en sus fluidos y pasa a planta
- Teresa R. termina su aislamiento, tras los resultados de los análisis
- Es la única paciente relacionada con el ébola que sigue en el Carlos III
Los últimos análisis realizados a la auxiliar de enfermería Teresa R. confirman que en sus fluidos corporales no quedan signos del virus del ébola, por lo que se ha decidido poner fin al aislamiento de la paciente que comenzó el 6 de octubre y trasladarla a planta.
Según han informado fuentes de la Consejería de Sanidad, la paciente ha abandonado el aislamiento de la sexta planta, aunque todavía no ha recibido el alta hospitalaria. Teresa R. continuará ingresada en una habitación convencional de la planta quinta del hospital madrileño Carlos III, donde seguirá en observación rutinaria, según ha acordado el equipo médico que la atiende en el centro sanitario.
La decisión se ha tomado esta tarde, cuando se han recibido los resultados de las pruebas que confirman que ya no hay presencia del virus en sus fluidos corporales y que han permitido poner fin al aislamiento en que se encontraba desde el pasado 6 de octubre, cuando ingresó en el hospital enferma de ébola.
Ya en una habitación convencional, Teresa R. podrá recibir la visita de algunos familiares y será tratada como una paciente más -no infecciosa- hasta que sea dada de alta en los próximos días, según han explicado a Efe fuentes sanitarias.
Primera contagiada fuera de África
Romero, la primera contagiada fuera de África por ébola y que superó la enfermedad oficialmente el pasado 21 de octubre tras dar negativo en varias pruebas, se infectó cuando atendió a finales de septiembre a una de las dos víctimas mortales del virus en España, el misionero Manuel García Viejo.
El 26 de septiembre, un día después de la muerte del misionero, Romero, de 44 años y casada y sin hijos, salió de vacaciones y continuó haciendo vida normal, hasta que poco después empezó a tener fiebre y sensación de debilidad con lo que acudió a su médico de cabecera.
Como los síntomas no remitían, acudió a urgencias días después y, tras dar positivo en las pruebas del ébola, fue trasladada al hospital Carlos III de Madrid, donde desde el mismo día de su ingreso, fue tratada con plasma de la religiosa Paciencia Melgar, superviviente de la enfermedad, aunque posteriormente también se le suministró el suero Zmapp.
A consecuencia de su contagio, la quincena de personas que había tenido trato con ella desde que empezó a incubar la enfermedad tuvo que ser puesta en cuarentena en el mismo hospital madrileño en el que ella sigue ingresada.
Entre esas personas estaba su marido así como personal médico que la atendió antes de su aislamiento, pero todas fueron dejando el hospital a medida que se superaban los 21 días de cuarentena sin registrar síntomas de padecer la enfermedad.
El marido anunció medidas legales
El pasado lunes abandonó el hospital su marido, Javier Limón, quien agradeció al personal sanitario la atención ofrecida a su esposa y afirmó que "la sanidad española es una de las mejores del mundo" gracias a sus trabajadores.
A su salida del hospital, Limón anunció también que Teresa R. emprendería acciones legales contra el consejero de Sanidad madrileño, Javier Rodríguez, quien acusó a la auxiliar de haber ocultado información sobre su estado de salud, unas afirmaciones por las que pidió disculpas.
A partir de ahora, las únicas personas a las que se someterá a seguimiento son los profesionales sanitarios que han atendido a la auxiliar de enfermería, que estarán en observación durante 21 días desde este sábado, cuando se ha determinado que no hay restos del virus en sus fluidos y que desaparece cualquier riesgo de contagio.
Los sanitarios se tomarán la temperatura dos veces al día y serán contactados por el equipo de prevención de riesgos del hospital.
Como establecen los criterios de la Organización Mundial de la Salud, España quedará oficialmente libre del virus 42 días después del último caso, es decir, dos veces el periodo de incubación.