Cómo entender las elecciones de mitad de mandato en EE.UU.
- Se renueva toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado
- Ambas cámaras pueden caer en manos republicanas
- Se votan además referendos sobre la marihuana, las armas y la caza de osos
No acaparan la atención mediática internacional de las presidenciales, pero las elecciones de mitad de mandato son clave para decidir la agenda política en EE.UU. Estos comicios son el último plebiscito sobre la gestión de Barack Obama, que abandonará la Casa Blanca en 2016, y se celebran en un momento de récord de descrédito del Congreso –que nunca ha sido demasiado popular entre los estadounidenses- por las duras batallas que demócratas y republicanos han librado esta legislatura y que incluso obligaron al cierre parcial del Gobierno en 2013.
¿Qué son las elecciones mid-term?
Se llaman mid-term porque se celebran a mitad del mandato del presidente, es decir, a los dos años de haber sido elegido en las urnas.
Este 4 de noviembre los ciudadanos estadounidenses renuevan a los 435 miembros de la Cámara de los Representantes, a 36 senadores -un tercio de la Cámara Alta-, y a 36 gobernadores. También se disputan 18 alcaldías de ciudades importantes y serán elegidos cientos de jueces así como tesoreros, fiscales, directores de educación... en toda la nación.
¿Por qué no se votan todos los asientos a la vez?
El congreso estadounidense está compuesto por la Cámara de los Representantes y el Senado. El sistema parlamentario está diseñado para que exista superposición, tanto en términos de poder de ambas cámaras como en términos de cuándo son elegidos para ocupar el cargo.
La Cámara de los Representantes es la más amplia de las dos. Se estableció para ser un organismo popular, y el número de escaños de cada estado está relacionado con el tamaño de su población. La idea era que reflejase rápidamente y de forma directa el ánimo del público y ésta es la razón por la que sus miembros se eligen cada dos años. En la actualidad, hay 233 escaños republicanos, 199 demócratas y dos vacantes. Los pronósticos son que los republicanos amplíen esta mayoría.
El Senado, en cambio, fue establecido como un organismo más reflexivo. Por ello se renueva un tercio cada dos años, por lo que cada senador es elegido para seis años. Cada estado tiene dos senadores independientemente de su tamaño. En estos momentos, hay 53 demócratas, dos independientes que suelen votar con ellos, y 45 republicanos. Los senadores a renovar fueron elegidos en 2008 empujados por el vendaval de cambio del Yes, we can. Muchos, en estados tradicionalmente conservadores. Hoy esos aires ya no soplan y muchos devolverán su escaño a manos republicanas.
¿Qué se juega en estos comicios?
La importancia de estas elecciones radica en que el partido ganador controlará el Congreso, la rama legislativa del Gobierno de EE.UU. Esto implica poder decidir y legislar sobre asuntos que afectan a la vida de millones de estadounidenses como, por ejemplo, la Sanidad, la Seguridad Nacional o los impuestos.
El Partido Republicano tiene el control de la Cámara de Representantes y, según los sondeos, lo mantendrá sin problemas. La verdadera batalla se librará en el Senado, en manos demócratas por una débil mayoría.
Si los republicanos conquistan el Senado -y sólo necesitan seis escaños para lograrlo- tendrán en su poder las dos cámaras legislativas, por lo que podrán dificultar la agenda política de Barack Obama durante los próximos dos años aunque no parace que vayan a tener una mayoría suficiente como para levantar vetos presidenciales.
Obama, en horas bajas
Tradicionalmente los ciudadanos suelen renovar su confianza a los diputados en el cargo en la Cámara de Representantes, pero en el Senado los vuelcos son más comunes. No en vano, los escaños que se defienden en esta cámara fueron conquistados hace seis años.
Por ello, los senadores son los que más se han esforzado en esta campaña, en la que Barack Obama ha participado poco para no perjudicar a sus candidatos. La popularidad del presidente está en horas bajas. Solo el 44 % de los estadounidenses tiene una opinión positiva del líder norteamericano, según un sondeo publicado el domingo por el diario The Washington Post y la cadena ABC a dos días de las elecciones. Una cifra que contrata con el 60% que opinaba de esa manera al comienzo de su segundo mandato en 2013.
Los hispanos, divididos
Por grupos étnicos, el mayor varapalo para Obama procede de la comunidad hispana, en la que solo el 50% tiene una opinión positiva, cifra muy inferior al 71% que le apoyaba en las elecciones de 2012. Según recoge la agencia Efe, “ese dato quizás refleje la decisión del inquilino de la Casa Blanca de aplazar la reforma migratoria que daría alivio a millones de indocumentados hasta después de los comicios legislativos, a fin de no perjudicar a los candidatos demócratas”.
¿Y los gobernadores?
Más allá de lo que ocurra con el Congreso, no hay que perder de vista las votaciones a gobernador y las 46 legislaturas estatales (los parlamentos de los estados). Es imposible recoger todos los duelos, pero hay que tener presente que en estos dos últimos años han sido en los estados donde se ha hecho la verdadera política ante el bloqueo federal.
Marihuana, osos y armas
Y no sólo eso, este martes los estadounidenses votan, además, 146 iniciativas populares con efectos en los estados donde se han planteado. Son de lo más variopintas: desde la que propone en Misisipí incluir en el derecho a pescar en la Constitución hasta la que plantea prohibir la implantación de la sharía en Alamaba. Pero hay más:
Así, en Alaska, Oregón y la ciudad de Washington, los ciudadanos tienen la opción de legalizar la marihuana. En Alaska, Arkansas, Nebraska, Illinois y Dakota del Sur podrán votar para subir el salario mínimo. En el estado de Washington, decidirán a favor o en contra de la comprobación del historial criminal antes de la venta de armas. Y, por ejemplo, en Maine se plantea un referendo sobre las restricciones a la caza de osos.