El Gobierno de Tsipras afronta una negociación dura con la troika marcada por el calendario
- La estabilidad presupuestaria y el combate del fraude fiscal, puntos en común
- Las elecciones en Finlandia, Reino Unido y España condicionan la negociación
- El resultado es un toque de atención para la socialdemocracia europea
La victoria de Syriza en las elecciones griegas y la formación de un Gobierno de coalición encabezado por su líder, Alexis Tsipras, pone a este partido ante el reto de cumplir su programa al menos en su principal promesa: la renegociación de la deuda que asfixia al país y las condiciones del rescate con la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI).
El BCE ha dicho este lunes que no descarta un acuerdo sobre una quita, pero el Eurogrupo advierte al nuevo gobierno de que tiene que cumplir los compromisos firmados. Los expertos consultados por RTVE.es coinciden en que la negociación será dura y que no habrá ningún cambio ni inmediato ni espectacular en las políticas de recortes en las que se enmarcan las decisiones de los acreedores de Grecia.
Negociación dura
Ignacio Molina, investigador principal para Europa del Real Instituto Elcano, considera que el margen de maniobra del nuevo gobierno griego es muy estrecho. "Si gobiernos socialdemócratas con mucho más apoyo y más respaldados, como Francia e Italia, no han podido alterar el curso de gestión de que la crisis que ha marcado Alemania, ¿cómo lo va a conseguir un país más pequeño, con menos respaldo, sin aliados internacionales? Si lo que pretende es un pulso, un cambio espectacular de las condiciones del memorándum, no lo va a conseguir", afirma.
“Si lo que pretende es un pulso, un cambio espectacular de las condiciones del memorándum, no lo va a conseguir“
Molina no cree que ni siquiera la posibilidad de una salida griega del euro (la llamada grexit) surta algún efecto en los acreedores. "Sería mala para Europa, pero catastrófica para Grecia", asegura.
Más optimista, Eduard Soler, coordinador de Investigación del CIDOB, cree que ambas partes tratarán de evitar "un choque de trenes".
"Syriza tendrá ahora un mínimo periodo de gracia, lo contrario sería un error por parte europea", advierte Soler.
Por el contrario, en opinión del miembro del CIDOB, el resultado electoral "puede abrir un cambio de ciclo, que se suavicen algunas políticas: que no se renuncie a la consolidacion presupuestaria pero que eso no tenga necesariamente que repercutir en recortes en derechos sociales sino en un aumento de los ingresos".
En una línea parecida, Evangelos Liaras, analista del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, reconoce que la negociación será dura pero cree que no habrá más remedio que llegar a algún entendimiento. "Es un problema común: Grecia no crece y hay que alcanzar alguna solución", explica a RTVE.es. Liaras cree, de hecho, que las instituciones europeas ya han hecho cambios en su política económica, como el anuncio de la compra de bonos por parte del BCE.
“Es un problema común: Grecia no crece y hay que alcanzar alguna solución“
El analista del CEPC aclara que algunos de los mensajes más radicales de Tsipras ("Grecia pasa página", dijo este domingo) son para "consumo interno", mientras otros, como la subida del salario mínimo o las pensiones, formaban parte incluso de las promesas de Nueva Democracia.
Las bazas de Tsipras
La baza del nuevo primer ministro heleno puede ser una reforma del Estado griego para hacerlo más sostenible. "Si está dispuesto a hacer reformas profundas para hacer que el Estado funcione, que comience a percibir impuestos, o reformas en los ámbitos judicial o de la administración, que los gobiernos anteriores no se han atrevido a hacer, entonces podrían mejorar algunos aspectos del rescate, pero no una quita de la deuda", explica Ignacio Molina.
En ese caso, el investigador del RIE cree que podría haber alguna concesión de la troika en cuanto al plazo de devolución o estímulos adicionales, pero nunca a corto plazo. "Si se cambiara la política ahora sería reconocer que lo que se ha hecho antes estaba equivocado, que se ha demolido el sistema de partidos griego para nada", puntualiza.
Eduard Soler repite que el compromiso con el equilibrio presupuestario, que Tsipras se encargaba de recordar la semana pasada en el Financial Times [EN], es un punto en común con la troika. "Lo que piden los financiadores de la deuda es que haya consolidación presupuestaria, que la diferencia entre ingresos y gastos no provoque un sobreendeudamiento. Ese problema se puede atacar con más ingresos. Ese va a ser el punto en el que Syriza va a intentar para presentarse como opción viable ante los prestamistas".
"Una política de fiscalidad distinta, que no pase como ahora por que paguen más los que ya pagan, si no que paugen los que no pagan. Eso puede ser el punto de encuentro" abunda Soler. "No va a haber un cambio radical. Pero si Syriza hace un plan para pagar la deuda a más largo plazo y a la vez ingresar más, ¿por qué no?", se pregunta.
Liaras apunta también al combate del fraude fiscal, una de las promesas estrella de la izquierda radical, como vía para captar más ingresos.
Un calendario marcado por las elecciones en Europa
En lo que coinciden los analistas consultados es en que cualquier proceso negociador estará marcado por el calendario electoral en Europa en 2015. Concretamente, por las elecciones en Finlandia (19 de abril), Reino Unido (7 de mayo) y España (previsiblemente, en noviembre).
Precisamente el primer ministro finlandés, Alexander Stubb, ha advertido este mismo lunes de que su país no aceptará una quita de la deuda aunque se ha mostrado abierto a negociar los plazos de devolución del préstamo.
"Creo que habrá una tregua hasta que pasen las elecciones en Finlandia, donde el tema del pago de la deuda griega está en el debate político", dice Soler.
Molina señala las elecciones en España como el hito político del año que condicionará la política de la UE respecto al Ejecutivo de Tsipras. "Si Podemos va en cabeza en los sondeos, dudo que el gobierno español vaya a ser comprensivo con Syriza", afirma.
No obstante, habrá decisiones que tomar de manera inmediata cuando se cumpla el plazo del actual tramo del rescate griego, el 28 de febrero.
"Si no hay una extensión de oficio y se intenta llevar a Grecia a una situación difícil, no sería un movimiento inteligente - advierte Soler - El interés colectivo es no sufrir las consecuencias de una espantada en Grecia, con capacidad de contaminar a la UE y llevar la inestabilidad a la zona euro".
Toque de atención a la socialdemocracia
Las elecciones griegas encierran otra consecuencia de calado, en este caso para los partidos socialdemócratas, después de que el Pasok hay quedado reducido a la irrelevancia política y de que fuerzas emergentes, como Podemos en España, hayan apoyado públicamente al vencedor griego.
"Hay que ver hasta qué punto Syriza hace un giro hacia un discurso más sociademócrata y hay que ver si la socialdemocracia europea lo sigue siendo o no. Les pilla con el pie cambiado".
“Hay que ver si la socialdemocracia europea lo sigue siendo o no. Les pilla con el pie cambiado“
Soler cree que la situación creada en Grecia incomoda a las formaciones con denominación socialista en el resto de la UE. "Los partidos socialistas en la oposición, como el español o el portugués, pueden decir que están de acuerdo con Syriza, pero los que están en posición de Gobierno, como los franceses o italianos, están en una situación distinta, porque entonces se les podría pedir que lo hicieran también ellos", explica el investigador del CIDOB.
"La muerte de la socialdemocracia se ha decretado decenas de veces, pero gobierna en Francia e Italia, y en coalición en otros países", matiza Ignacio Molina, quien además considera que el PASOK tiene demasiadas características locales, como su vinculación con el clan Papandreu. "Lo que ha ocurrido es un realineamiento del centro izquierda: Syriza es el nuevo centroizquierda", asegura.
"Dicho esto - continúa el investigador del RIE - la socialdemocracia lo tiene complicado porque su forma de gestionar el euro ha tenido más que ver con el centro derecha que con la protección social".
"La socialdemocracia tiene que darse cuenta de que la crisis económica puede conducir a sus votantes a formaciones más izquierdistas" - considera Evangelos Liaras. "El Estado de Bienestar europeo es fruto de políticas socialdemócratas y cristiano-demócratas. Su defensa debería ser una prioridad de la socialdemocracia; si no, sentirán el coste electoral".