El control de las armas en EE.UU., asignatura pendiente para el último año de Obama
- La administración de Obama intentará consolidar legislación reguladora del uso de armas
- La controversia se agudizó en 2012 tras el asesinato de 20 niños por un deficiente mental
El control del comercio y tenencia de armas en Estados Unidos es una vieja controversia. Practicado con gran margen de libertad, es amparado por la constitución norteamericana como una necesidad argumentada en tiempos pasados de supervivencia, lucha y autodefensa que a muchos no se les antojan tan lejanos.
Este domingo, el presidente estadounidense, Barack Obama, ha regresado a Washington tras sus vacaciones navideñas para iniciar un último año de mandato. Entre otros, trae en su agenda el delicado desafío de controlar la venta de armas por decreto y cimentar su legado frente a la oposición del Congreso.
Obama, que ha dicho que comienza este 2016 "animado" y con ganas, se reunirá el lunes con la fiscal general, Loretta Lynch, para abrir un proceso de tres meses en el que determinarán qué decretos ejecutivos -de espaldas al Legislativo- pueden ser viables para universalizar los controles de antecedentes para la venta de armas.
Control de los usuarios
La medida que podría cobrar más fuerza es exigir la revisión de antecedentes para las ventas de particulares con gran volumen de transacciones, reduciendo así un punto ciego para los reguladores en la compraventa de armas.
Este tipo de actores deberían registrarse, algo que muchos no hacen pese a ser habituales de ferias de armas, donde realizan un gran número de ventas sin control.
En Estados Unidos las ventas de armas entre particulares no requieren revisión de antecedentes criminales y de salud mental, por lo que un gran volumen de adquisiciones de "aficionados" escapan al control de las autoridades federales.
La oposición republicana
Esta decisión ejecutiva contará con la oposición del Congreso, dominado por los republicanos, y será el punto de partida de una batalla que puede repercutir en la aprobación de otras leyes en un año electoral en el que Obama se centrará en pulir su legado de ocho años en el Despacho Oval.
Los principales aspirantes republicanos a la nominación presidencial de 2016 no tardaron criticar a Obama por su plan, con el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, llamándole "petulante" o el ex gobernador de Florida Jeb Bush lamentando la "inclinación del presidente de quitar derechos".
Por su parte, entre los aspirantes demócratas, el senador por Vermont Bernie Sanders, que en el pasado ha adoptado una postura ambivalente, dijo hoy en entrevista con MSNBC que apoya el plan de Obama para extender las "revisiones de antecedentes instantáneas".
La intocable Asociación Nacional del Rifle
El control de armas ha sido una batalla perdida para la Casa Blanca desde que en diciembre de 2012 un joven con problemas mentales y armado con rifles de asalto acabara con la vida de una veintena de niños de entre 6 y 7 años.
Obama intentó que el Congreso aprobara mayores controles y limitara la venta de rifles y cargadores de alta capacidad, pero se encontró con la oposición de la influyente Asociación Nacional del Rifle (NRA) y congresistas de ambos partidos.
En 2015 hubo casi tantos tiroteos en lugares públicos como días, elevando las preocupaciones por una tendencia que no se da en ningún otro país desarrollado.
Uno de cada tres hogares tiene armas
La venta de armas se ha disparado durante el mandato de Obama, según los datos de revisión de antecedentes, mientras que datos previos a la elección de Obama en 2008 indicaban que uno de cada tres hogares del país posee un arma, con índices de más del 50 % en diez estados del país.
Pese a que la NRA disputa la relación entre menores controles, posesión y muertes con arma de fuego, la realidad es que de los diez estados a la cabeza de posesión de armas registradas seis están también en el "top 10" de las muertes.
El presidente se arriesga ahora a que la afrenta al Congreso sea utilizada en su contra en otras políticas que necesitan el sello del Legislativo, que jugará sus cartas en clave electoral.
En su retiro navideño de su natal Hawai, Obama se dedicó a preparar también su último discurso del Estado de la Unión del 12 de enero, en el que intentará aclarar sus planes con las tareas inacabadas de su mandato y delinear las prioridades de la narrativa de campaña electoral, en la que el presidente ha dicho que tendrá una participación activa.
Las elecciones presidenciales de noviembre, que a buen seguro se centrarán en la economía de la clase media, la desigualdad y el terrorismo islamista, decidirán quién sustituye a Obama en la Casa Blanca en enero de 2017.