El estilo de Penélope Cruz, Juliette Binoche, Inma Cuesta y Natalia de Molina
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Penélope es quizá la más glamurosa, la que más pasiones despierta y la que más portada de revistas acapara, sobre todo ahora de cara al estreno de Zoolander 2.
En el estreno en Madrid lució un diseño de Versace, una de las firmas que más alegrías ha dado a la madrileña en las alfombras rojas. Un vestido sofisticado. Pero días antes presentó su documental con un vestido folk de Etro.
Colabora con varias firmas de moda y belleza, tanto como modelo, prestando su imagen o trabajando como directora de fashion films e incluso diseñando complementos y colecciones de ropa.
No tiene una firma de cabecera, Penélope prueba y arriesga a veces con firmas menos conocidas. En citas importantes, como los Oscar o estrenos de sus películas, ha llevado vestidos impresionantes de Dior, Chanel, Stella McCartney o Giorgio Armani.
En 2010 se llevó el título de la actriz más elegante en pisar la alfombra roja de los Oscar desde 1990 y fue gracias al vestido de Versace de color salmón, un diseño escogido en el último momento ya que la primera opción, un Dior de Galliano, daba problemas con una cremallera.
No todo son críticas tan positivas. En 2011, el vestido con el que hizo su aparición junto a Javier Bardem no fue bien recibido. Era un diseño de L'Wren Scott, diseñadora que mantenía una relación con Mick Jagger y que murió en marzo de 2014.
Adora la ropa vintage y recientemente, en Madrid, pudimos verla con un diseño antiguo de Emanuel Ungaro. Aunque no es tan impresionante como el diseño de Balmain que llevó en 2009 y con el que subió al escenario a recoger el Oscar por su trabajo en Vicky, Cristina, Barcelona.
Esta es su octava nominación al Goya, premio que ha ganado en tres ocasiones. En ellas recogió el cabezón con diseños de Dior, Versace y Carolina Herrera. En 2015 quiso rendir homenaje a su amigo Oscar de la Renta, fallecido unos meses antes, pero el vestido no tuvo una buena acogida.
Siempre hay aciertos y errores sonados. Las críticas negativas que recibió Juliete Binoche la noche que se llevó el Oscar por su papel en El paciente inglés – contra todo pronóstico porque la favorita era Lauren Bacall- resuenan todavía en Hollywood, y eso que estamos hablando de 1997.
Binoche no tiene un estilo muy claro, bien definido. Suele apostar por firmas parisinas, sobre todo cuando sale fuera de su país, para ejercer así de embajadora de la moda francesa. Una de sus últimas apariciones ha sido en la gala a beneficio de la lucha contra el sida celebrada en París.
En esta ocasión apostó por un esmoquin de estilo pijama de Jean Paul Gaultier, un diseño especial que podría desentonar, sin embargo, en un evento como los Goya o los Oscar. El italiano Giorgio Armani es otro de sus favoritos y a él ha recurrido en varias ocasiones.
La francesa destaca, casi siempre, por su naturalidad, tanto en el vestuario como en el peinado o el maquillaje. Por eso, cuando se salta la barrera y se adentra en lo sofisticado, como en 1997, suele fallar.
Inma Cuesta cuida mucho su imagen cuando las cámaras están delante. Su figura es muy distinta a la de Penélope Cruz o Juliette Binoche pero sabe qué colores le sientan bien y qué patrones le favorecen.
Ahí radica la clave de su éxito. Suele recurrir a diseñadores españoles y apoyar la moda nacional. Ha estado radiante con vestidos de Juanjo Oliva, The 2nd Skin Co, Lorenzo Caprile, Dolores Promesas, Fernando Claro e Iván Campaña.
Sabe contener su sensualidad y dar rienda suelta al aire mediterráneo que lleva en la piel. Arriesga con los colores pero también sabe que el negro es apuesta segura. La hemos visto con diseños con escote palabra de honor y también con otros de manga larga. Todos acertados.
Inma Cuesta levantó una tremenda polvareda de comentarios cuando protestó públicamente por el exceso de retoques que habría sufrido una fotografía suya publicada en la portada de una revista.
Una protesta que avivó una viaja polémica y que se suma a otras emprendidas por actrices como Kate Winslet, Keira Knightley o Zendaya. Esta es su tercera nominación y parte como favorita. Seguro que apuesta fuerte en la alfombra roja.
Natalia de Molina es la más joven de las cuatro y quizá la que más arriesga a la hora de vestir. Le gusta experimentar y jugar con la moda, como hemos visto en los festivales de cine, estrenos y alfombras rojas.
Por su ropero han pasado firmas nacionales e internacionales como Stella McCartney o George Obeika. Siempre con un toque sofisticado y chic que recuerda a una de sus referentes, la cantante Taylor Swift.
La hemos visto con diseños de falda larga pero también con coquetos vestidos cortos. La variedad marca su estilo y quizá ese sea su secreto: mezclar. Tiene una figura que le permite probar todo tipo de patrones y seguro que en un día tan especial, como es la noche de los Goya, nos dará una grata sorpresa.
Natalia ya tiene un Goya, en la categoría de mejor actriz secundaria, por la película Vivir es fácil con los ojos cerrados. Lo ganó en 2014 y para la ocasión llevó un diseño de Andrew GN, que presenta sus colecciones en la Semana de la Moda de Nueva York.