Enlaces accesibilidad
Oscar 2016: Nominados a mejor actor y actor secundario

Actores impregnados de fuerza física y mental

  • Debería ser el año de DiCaprio, con permiso de Fassbender, Damon, Redmayne y Cranston
  • Sylvester Stallone puede concitar la nostalgia de los académicos como actor secundario
  • Bale, Ruffalo, Hardy y Rylance, actores de plena solvencia en sus papeles secundarios

Por
Matt Dammon en una escena de 'Marte', por la que está nominado al Oscar a mejor actor.
Matt Dammon en una escena de 'Marte', por la que está nominado al Oscar a mejor actor.

Hablando de actores norteamericanos, de Hollywood, de la gran industria del cine, no resulta fácil establecer escalas, aparte de querencias y afinidades personales, porque hasta el último de ese privilegiado redil demuestra casi siempre una profesionalidad fuera de toda duda y su carisma y su autoestima suele situarlos por encima de los guiones y las películas que les haya caído en suerte.

Dicho esto, además de la sensación de que este 2015 que ahora se premia no ha sido lo que se dice un gran año de cine, solo cabe tirar de fobias y filias para establecer siquiera un esbozo de escalafón en torno a los actores principales y de reparto que completan la lista de nominados en esta 88 edición de los Premios Oscar que se resolverá el próximo 28 de febrero.

¿El año de DiCaprio?

A primera vista, y según va desarrollándose la temporada de galardones, se diría que debería ser el año de Leonardo DiCaprio, después de cuatro intentos frustrados, por su sufrido trabajo en la muy física, pese a sus aspiraciones de trascendencia mística, El renacido, en la que el mexicano Alejandro González Iñárritu le ha sometido poco a menos que a una metódica tortura, como víctima, primero del ataque pertinaz de un oso, pero sobre todo del abandono de sus compañero de viaje, que, tomándole poco menos que por muerto deciden dejarle correr una suerte incierta a merced de la crueldad de la naturaleza, las inclemencias atmosféricas y a su propia capacidad de sobreponerse a los daños físicos y a los anímicos.

A su misma altura, y por ello aparece merecidamente nominado en la categoría de actor de reparto, se sitúa Tom Hardy, que ya había coincidido con DiCaprio en Origen. La credibilidad física que imprime a su personaje, a sus personajes en general, porque nunca parece haberse dejado arrastrar por la pereza o el desinterés, complementa armoniosamente el derroche de energía tenebrosa que identifica también una de las obsesiones prioritarias de Iñárritu.

Leonardo DiCaprio se traslada a la Norteamérica de los primeros colonos para dar vida en "El renacido" a Hugh Glass, un trampero abandonado por sus compañeros de expedición tras el ataque de un oso, en una historia basada en la novela de Michael Punke (1964). Filmada en paisajes naturales de Canadá y Argentina, el rodaje fue el más exigente al que se ha enfrentado Iñárritu hasta la fecha. La recompensa le ha llegado ya en forma de tres Globos de Oro y doce nominaciones a los Óscar, entre ellas DiCaprio como mejor actor.

Fassbender, maestro de la mimetización

Michael Fassbender podría haber ganado un Oscar con casi cualquiera de sus trabajos anteriores y pudo llevarse el de reparto por 12 años de esclavitud, pero además su transformación en el complejísimo Steve Jobs, el fundador de algunas de las empresas más relevantes del entorno informático y del entretenimiento, nada menos que de Apple y NeXT, además de Pixar; es uno de esos trabajos que no dejan indiferente a nadie.

Su mimetización con el físico de ese visionario cargado de energía es posible que vuelva borroso el recuerdo del personaje real, hasta el límite probable de suplantarlo en la memoria colectiva. Entre los atractivos de Steve Jobs, la película de Danny Boyle, y en primer término del guion del carismático Aaron Sorkin, destaca la estructura en tres actos, lejos de los relatos inabarcables de las biografías al uso, que se corresponden con tres momentos decisivos, equiparables entre si, en torno a los momentos previos a las sucesivas presentaciones en público de tres de sus inventos.

Esa forma casi teatral sumada a la cadencia torrencial de los diálogos, marca de la casa, de los diálogos, sustentan la intensidad del trabajo de Fassbender, literalmente embriagado del aluvión de matices que configuran la personalidad de Jobs, enérgico visionario empresarial atrapado en un ego descomunal que le dota de características humanamente monstruosas. DiCaprio debería sentirse amenazado por la desmedida ambición, si no del magnífico Fassbender, del insaciable Steve Jobs.

La cinta, sobre el cofundador de Apple, al que da vida Michael Fassbender, se centra en sus años jóvenes y en tres momentos clave de su carrera: la presentación del computador Macintosh en 1984, la estación de trabajo NeXT cuatro años más tarde y el iMac, ya en 1998. "Steve Jobs", dirigida por Danny Boyle ("Trainspotting") y con guión de Aaron Sorkin ("La Red Social"), muestra el lado más humano de un Steve Jobs que, siendo un hombre brillante, también es mostrado como alguien que puede ser despiadado con sus empleados y su familia en esta película cuyo reparto lo completan actores como Seth Rogen, Jeff Daniels, Michael Stuhlbarg y Kate Winslet.

Eddie Redmayne, escasas opciones

El caso de Eddie Redmayne es totalmente diferente y se diría que su condición de ganador del Oscar a la mejor interpretación masculina del año pasado por su meritorio trabajo en La teoría del todo, en el papel de Stephen Hawking, poco menos que le inhabilita para contarse entre los favoritos de esta edición por su personaje de transexual en La chica danesa

Cuestión aparte, pero no menor, es que su manera de aproximarse a esa psicología específica que impulsa al individuo al que encarna a transformarse en mujer y a perpetuarse en esa nueva apariencia, se produce en la pantalla con llamativa escasez de matices, reducido poco menos que a un mismo y único gesto, una mueca recurrente teñida de pudorosa ambigüedad.

Después de llevarse el Óscar por su interpretación de Stephen Hawking, el actor británico Eddie Redmayne suma otra asombrosa transformación a su currículum al convertirse en la danesa Lili Elbe, una de las primeras personas que se sometió a un cambio de sexo. Alicia Vikander interpretará a la joven ilustradora Gerda Wegener, la mujer de Lili, en esta película basada en una historia real y dirigida por Tom Hooper, también galardonado con la estatuilla de los Óscar por su película "El discurso del rey".

Brian Cranston, despilfarro de talento

Popularísimo por su personaje de profesor de química reconvertido en virtuoso cocinero de drogas exquisitas en la serie Breaking Bad, Brian Cranston llega a la recta final de los Oscar con un papel muy apetecible, nada menos que el del legendario guionista Dalton Trumbo, uno de los mejor pagados del Hollywood de la época, en los años cuarenta, autor de guiones como Espartaco o Johnny cogió su fusil, que también dirigió, que pasó sin transición de la gloria al ostracismo cuando fue tachado de comunista e incluido entre los más significativos nombres de la siniestra 'lista negra' propiciada por el senador McCarthy, circunstancia ominosa que le impidió trabajar, al menos con su nombre, durante diez años.

El trabajo de Cranston en Trumbo constata su naturaleza de grandísimo actor, tan bien acompañado para la ocasión en los personajes más importantes, por Diane Lane, en el papel de la esposa del escritor, y la incombustible Helen Mirren, en el de la viperina columnista Hedda Hopper, pero bordeando lo casposo y lo ridículo en los que precisamente deberían haber sido más convincentes por su condición de personajes públicos, universalmente conocidos, como John Wayne o Edward J. Robinson, aquí totalmente descafeinados.

La película en conjunto se queda corta como tributo o desagravio de la gran industria a uno de sus genios peor tratados, sobre todo por el aliento poco inspirado del guion y una puesta en escena demasiado convencional que despilfarran el esfuerzo y el talento de este Brian Cranston que ha alcanzado el reconocimiento y la popularidad a una edad más que respetable.

Matt Damon, irreprochable pero sin opción

Por último Matt Damon resulta irreprochable, incluso muy simpático, en su papel de superviviente en solitario en la gran aventura de Marte, pero no da la impresión de tener una verdadera posibilidad de competir en esta final de élite. Su trabajo es meritorio tanto como desafío físico como por la solidez mental que logra imprimir a su personaje en ese desafío extremo de mantener la serenidad y la inventiva, incluso el buen humor, en la inmensidad del planeta rojo, contemplado por el buenismo solidario de los que siguen su heroica peripecia desde los centros de responsabilidad de la Tierra.

Días de cine - Marte

Actores de reparto: ¿nostaligia o buen hacer?

Del resto de los nominados a mejor actor de reparto en esta 88 edición de los premios Oscar, conviene señalar el llamativo caso de Sylvester Stallone por su enésima encarnación de su carismático personaje de Rocky Balboa, reencontrado en esta nueva secuela titulada Creed y apostillada en España, para que nadie se despiste, La leyenda de Rocky, consagrada a narrar la ascensión de un nuevo boxeador, hijo de aquel Apollo Creed que fuera encarnizado rival y finalmente entrañable amigo del veterano púgil. La expresividad de Stallone y su capacidad de comunicar sigue diferenciándose poco del de algunos ingenios mecánicos, como almidonado por el abuso de esteroides, anabolizantes y ejercicio, pero las inclinaciones nostálgicas y el gusto por homenajear a las viejas glorias de los académicos pueden acabar dando la sorpresa premiando esa belicosidad heroica aplacada por la edad.

El hijo del campeón del mundo de los pesos pesados, el afroamericano Apollo Creed, sigue los pasos de su difunto padre y decide acudir a Rocky Balboa, su mayor rival, para que le entrene con el objetivo de alcanzar la gloria en los cuadriláteros. Con este argumento regresa Sylvester Stallone, ganador del Globo de Oro y aspirante al Oscar como mejor actor de reparto, en el enésimo episodio cinematográfico del incansable boxeador de Filadelfia, que lleva desde 1976 repartiendo ganchos. Esta vez dirige Ryan Coogler y, Michael B. Jordan es Adonis Creed.

Entre los demás no es fácil dictaminar quién está mejor que quién, siendo cada uno en su dimensión un auténtico regalo para la película en la que participe y para el espectador que la disfrute.

Christian Bale brilla en el papel de ese ambicioso visionario al que le cabe el dudoso honor de ser uno de los causantes de esta crisis aparentemente irreversible que nos lapida en la muy trepidante y torrencial La gran apuesta. Bale ha sido el elegido para representar al reparto de esta espeluznante explicación de nuestros males, pero tampoco habría desentonado el siempre brillante Steve Carrel.

Christian Bale, Ryan Gosling, Steve Carell y Brad Pitt forman un reparto de altura para uno de las grandes títulos de la temporada previa a los Oscar. "La gran apuesta", con cinco nominaciones, entre ellas mejor película y mejor director, se adentra con humor y buen pulso en los entresijos de la crisis del 2008. Adam McKay dirige esta historia real, basada en el libro homónimo de Michael Lewis, sobre cuatro tipos fuera del sistema que descubren que los grandes bancos, el gobierno y los medios de comunicación se niegan a reconocer el colapso de la economía, y deciden hacer algo al respecto.

Mark Rylance es uno de esos actores que venimos viendo una y otra vez a lo largo de la vida, de los que casi nadie retiene el nombre pese a estar siempre por encima de los patrones de credibilidad y solvencia, de esos cuyos personajes, al menos algunos de ellos, quedan prendidos en la memoria del espectador asiduo y que ahora, en la nueva gran película de Steven Spielberg, El puente de los espías, borda su discreto personaje de abnegado espía soviético incrustado en la vida norteamericana como un humilde pintor en plena Guerra Fría.

James B. Donovan (Tom Hanks) es un abogado de Brooklyn (Nueva York) que se ve involucrado en la Guerra Fría cuando la CIA le encarga la tarea de ser el mediador entre Estados Unidos y la URSS en el intercambio del piloto estadounidense Francis Gary Powers (Austin Stowell), capturado por los soviéticos, por el agente de Moscú Rudolf Abel (Mark Rylance). Con "El puente de los espías" el oscarizado director Steven Spielberg vuelve a retratar el siglo XX a través de un personaje real, el del negociador del primer intercambio de espías entre EEUU y la Unión Soviética, en una cinta que se completa con actores como Amy Ryan y Sebastian Koch.

De Mark Ruffalo solo se puede decir que tiene habilidades congénitas especiales para encarnar a personajes normales y llenarlos de una desbordante humanidad. En Spotlight, la estupenda reconstrucción de la gran investigación periodística del Glove de Boston sobre una descomunal trama de pederastia y encubrimiento, se mantiene como poco al mismo altísimo nivel de sus compañeros de reparto, Michael Keaton, Stanley Tucci, Rachel McAdams… y es que, volviendo al principio, el grado de preparación y profesionalidad de los actores norteamericanos, o británicos, casi nunca defrauda.

Es una de las firmes candidatas a los Oscar, con 6 nominaciones, entre ellas la de mejor película. Michael Keaton, Mark Ruffalo y Rachel McAdams protagonizan este thriller sobre la investigación periodística del diario "The Boston Globe" que destapó el escándalo de encubrimiento de abusos a menores en la archidiócesis de Boston. Thomas McCarthy dirige esta historia real sobre el grupo de periodistas que ganó el Premio Pulitzer en 2003 por esta labor, desatando una crisis interna en la Iglesia católica que tuvo repercusiones en todo el mundo y que aún tiene consecuencias.