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Víctor del Árbol: "Lo que me interesa de la violencia es cómo nos transforma"

  • El novelista ha ganado el Premio Nadal 2016 con La víspera de casi todo
  • Del Árbol fue mosso d'esquadra y es un escritor superventas en Francia
  • RTVE.es charla con el narrador de los argumentos de sus relatos

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El escritor en la Costa da Morte, donde se desarrolla su última novela.
El escritor en la Costa da Morte, donde se desarrolla su última novela.

El escritor barcelonés Víctor del Árbol (Barcelona,1968) reconoce que aún no baja de la nube, tras haber ganado el Premio Nadal 2016 con su novela La víspera de casi todo (Editorial Destino, 411 páginas, 20,50 euros), una historia de almas a la deriva que buscan el camino hacia el perdón.

El narrador reconoce que el prestigioso galardón literario es un sueño cumplido pero también “un espaldarazo”. El Nadal supone la consagración en España de un reconocimiento que se le resistía, pero que paradójicamente sí ha obtenido en Francia donde es un escritor superventas.

En el país vecino, sus obras, cercanas a la literatura intimista y a la reflexión psicológica, con una marcada voz propia y trasfondo de thriller, han conquistado importantes premios del género negro.

En 2011 salió a la venta La tristeza del Samurai (Editorial Alrevés), una narración de búsqueda y redención, que fue traducida a once idiomas y se convirtió en un éxito internacional.

El novelista alcanzó cotas similares con Un millón de gotas (Editorial Destino, 2014) que ganó Le Gran Prix de Littèrature Policière 2015 en Francia (modalidad extranjera), prestigioso galardón, decano de las letras francesas, ganado solo en dos ocasiones por autores españoles, Manuel Vázquez Montalbán en 1979 y Arturo Pérez Reverte en 1998.

“La literatura debe centrarse en lo extraordinario"

Del Árbol, llegó tarde a la literatura, como él mismo admite, y consiguió publicar su primera novela con 36 años. Fue seminarista, y su carrera de escritor arrancó tras colgar la placa de mosso d’esquadra de la Generalitat donde trabajó durante veinte años.

Una experiencia que ha marcado su pulso narrativo, y que le ha servido para entenderse mejor a sí mismo y “cómo funcionan las cosas”.

Según reflexiona, el concepto de “normalidad” es una convención social, y ese delgado límite puede ser traspasado por cualquier persona sometida a la presión de las circunstancias. En esta línea, entronca el tema con el argumento de sus novelas:

“A mi me parece que la literatura no trata de lo anecdótico, tiene que tratar sobre lo extraordinario aunque sea partiendo desde lo ordinario. Desde personas normales que están en la frontera de sí mismos y que son capaces de cosas terribles pero también maravillosas”.

Víctor del Árbol es un lector voraz y relata como su pasión por los libros nació cuando su madre, una mujer “inteligente y curiosa”, le dejaba de niño en la biblioteca para alejarle de las calles de un barrio conflictivo de Barcelona. Entre volúmenes descubrió un universo de olores y silencio que prendió en su interior la semilla literaria.

El novelista confiesa que necesita escribir cada día y a mano para “conectarse con la idea romántica de ser escritor”. No le gustan las etiquetas- admite.- ni que le encasillen en un género que puede convertirse en un cliché.

“Mis personajes no buscan venganza buscan respuestas"

Del Árbol compone relatos que bucean en una psique humana sometida al sufrimiento. Quiere explorar las reacciones y la violencia está muy presente en sus textos, en los que habitan personajes corales con tramas que se entrecruzan a través del tiempo.

“La violencia me interesa muy poco como anécdota o como estética. No me gusta esa pornografía de sangre y muerte. Lo que me interesa de la violencia es cómo nos transforma”, explica en conversación con RTVE.es, y continúa:

“Si una escena de violencia es muy impactante pero no tiene ninguna consecuencia pues no sirve para nada más allá del momento. Me interesa la violencia interior, la que nos inflingimos a nosotros mismos”.

Esta violencia también está imbricada en el paisaje de La víspera de casi todo. La novela está ambientada en la gallega Costa da Morte. Un ambiente hostil, de espectaculares acantilados y castigado por el clima, que fomenta el aislamiento de los protagonistas.

“Son náufragos que han perdido las ganas de vivir y me parecía que el paisaje conectaba muy bien con su estado de ánimo”, describe con precisión.

Portada del libro.

A este lugar remoto llegará una mujer llamada Paola que anhela alejarse de su pasado para empezar de nuevo y que esconde profundos secretos. Terribles secretos que comparte con el inspector Germinal Ibarra, un hombre en ruinas con el que volverá a cruzarse en una estructura de flash backs, que plantea un misterio, pero que introduce temas como la locura o los estereotipos en el amor.

“Mis personajes no buscan vengarse, buscan curar las heridas abiertas e intentar cicatrizarlas porque es necesario para avanzar y seguir adelante. Buscan sobre todo respuestas para perdonarse a sí mismos”, detalla Víctor del Árbol, que añade que la verdadera libertad “consiste en ser uno mismo”.

En medio de la vorágine promocional de La víspera de casi todo, el narrador ya prepara su siguiente proyecto. Afirma que quiere hacer algo “más luminoso” después de tanto acercamiento al dolor. El gérmen de su próximo libro es una historia sobre la tercera edad y las ganas de vivir. “Estoy intentando crear una historia de dos ancianos que se enamoran e intentan hacer un último viaje juntos”.

Toda una vuelta de tuerca para este explorador incansable de la mente.