El debate a siete evidencia de nuevo la falta de acuerdo sobre los pactos y Cataluña
- Los principales partidos hablan en TVE de pactos, economía y modelo de Estado
- No logran aclarar cuáles serán los futuros acuerdos tras el 26 de junio
- El PP insiste en que gobierne la lista más votada y el PSOE no se pronuncia
A menos de una semana para que se celebren las elecciones generales, el único debate entre los siete principales partidos con grupo propio en el Congreso y que se presentan por segunda vez a las urnas en medio año ha puesto sobre el tapete las grandes distancias que les separan, precisamente en torno a las dos cuestiones que propiciaron la repetición de los comicios: la falta de acuerdo para formar un gobierno y las posturas irreconciliables para gestionar el proceso abierto en una Cataluña que aspira a la independencia.
En ambos temas, que han abarcado la mitad de este debate organizado por RTVE, los representantes de PP, PSOE, Unidos Podemos, Ciudadanos, ERC, CDC y PNV no han encontrado un punto en común que aclare el horizonte postelectoral. Antes bien, se han manifestado las posiciones conocidas y las viejas críticas y reproches mutuos, sin ninguna concesión.
En el debate han participado Pablo Casado (PP), Isabel Rodríguez (PSOE); Íñigo Errejón, (Unidos Podemos), Juan Carlos Girauta (Ciudadanos), Gabriel Rufián (ERC) Carles Campuzano (CDC), y Aitor Esteban (PNV). Ha sido el segundo debate que emite RTVE en esta campaña electoral, tras el 'debate a cuatro' entre los candidatos a la Moncloa que organizó la Academia de Televisión en colaboración con TVE, Atresmedia y Mediaset el pasado 13 de junio.
Constatado el desacuerdo para los pactos
El debate ha ido al grano poniendo en primer lugar la cuestión de los pactos, pero los representantes de los partidos -solo había dos cabezas de lista, el de ERC y el del PNV- apenas han hecho más que fijar de nuevo sus posiciones, sin desenredar los nudos que ahora mismo impiden aclarar la gobernabilidad de España después del 26J.
Así, el PP ha pedido que se "deje gobernar a la lista más votada" y ha afeado que no hubiera un acuerdo pese a la "generosidad" de su partido, que ofreció a Ciudadanos entrar en la "gran coalición" con el PSOE atendiendo a las cuestiones que les unen. El PSOE se ha negado a elegir entre apoyar al PP o a Unidos Podemos "en base a encuestas" y ha preferido manifestar su deseo de que los ciudadanos les voten "para afrontar el cambio y que quienes bloquearon dejen a un lado los intereses personales y partidistas".
Unidos Podemos ha sido claro en proponer un "gobierno de cambio de Unidos Podemos con el PSOE" que puede salir de estas elecciones, de las que puede salir un "desempate hacia delante o hacia atrás". El representante de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, ha dicho que su pactarán "con partidos constitucionalistas que no pongan un nombre por delante de los sillones, sino el para qué" y aunque ha dicho que no vetan "a nadie", también ha apuntado que "Rajoy no será quien lidere la regeneración en España".
El derecho a decidir, clave para el apoyo catalán
Entre los partidos nacionalistas, cuyo voto puede acabar de formar mayorías, el cabeza de lista de ERC ha señalado que su única "línea roja" es la "plena soberanía del pueblo de Cataluña" y ha criticado que se repitan elecciones porque el líder del PSOE, Pedro Sánchez, no quiso responder a la demanda de un referéndum en Cataluña.
El candidato de CDC ha señalado que no apoyarán un gobierno del PP ni con Rajoy y ha apuntado también que "sin solución a la cuestión catalana (a través de un referéndum de autodeterminación) difícilmente habrá gobierno en España".
En cambio, el PNV ha querido rechazar las "líneas rojas que no llevan a ninguna parte" y ha abogado por buscar puntos en común, hablando con todos los partidos, siempre que esté presente la "agenda vasca". En medio de las discrepancias entre los cuatro partidos de ámbito nacional, Aitor Esteban ha aconsejado que se negocie "con más discreción, menos rueda de prensa diaria" y sin delegitimar al contrario, para obtener "acuerdos básicos" que pongan de acuerdo a "gente muy diferente".
Modelo de Estado: referéndum o Constitución
Con los representantes de los partidos nacionalistas catalanes y vascos representados en el Congreso, tampoco se encontró un modo de abordar el modelo territorial y de responder al proceso soberanista catalán. Los soberanistas coincidieron con Unidos Podemos en la necesidad de un referéndum -aunque con propósitos diferentes- frente a los llamados constitucionalistas, PP, PSOE y C's.
PP y PSOE se enzarzaban en acusaciones mutuas, con Pablo Casado diciendo que el PSOE fue el "pirómano" de la cuestión catalana con el Estatut y e Isabel Rodríguez afirmando que "Rajoy es una máquina de hacer independentistas", entre la defensa de la soberanía nacional y la reforma de la Constitución, respectivamente.
Por su parte, el candidato de Ciudadanos discutió con el de Convergència, con Girauta rechazando "lecciones de catalanidad" y reivindicando que "no hay democracia más allá de la legalidad", mientras Campuzano llamaba "radical" al partido naranja y le responsabilizaba de las sentencias del Tribunal Constitucional. "Ciudadanos nació con el objetivo de romper la convivencia en Cataluña", llegó a afirmar el candidato de CDC.
Tampoco faltó el enfrentamiento dialéctico entre Iñigo Errejón (Unidos Podemos) y los candidatos nacionalistas catalanes. El primero defendía la "unidad" y la vez el "reconocimiento de la plurinacionalidad", defendiendo que el desbloqueo político catalán se logrará vía Madrid tras las próximas elecciones, mientras el convergente Campuzano le afeaba el doble discurso en Madrid y Barcelona de Pablo Iglesias y el republicano Rufián criticaba que hablar del "encaje" de Cataluña es como hablar de "un mueble de Ikea" que no se sabe montar.
A todo esto, el peneuvista Aitor Esteban zanjaba que el problema en torno al nacionalismo catalán y vasco estriba en "si se está dispuesto a buscar soluciones duraderas" para "sociedades que se consideran diferentes y quieren decidir por sí mismas", así como en la "insuficiencia" de la Constitución para resolver las demandas de estas dos regiones hasta que no se fijen las competencias exclusivas y se reconozcan las diferencias entre las "nacionalidades".
"Narnia" y España, dos modelos distintos para PP y Podemos
A la hora de hablar de las políticas económicas y sociales, también afloraron (al menos) dos modelos antagónicos sobre el plató del debate, los descritos por Pablo Casado (PP) e Iñigo Errejón (Unidos Podemos).
A un Casado que describía ejemplos de "mejoras en las políticas sociales" obrados por el Gobierno de Rajoy, Errejón replicó que "estaría encantado de vivir en ese país que describe Casado, que se parece más a Narnia que a España", en referencia al mundo fantástico creado por C.S. Lewis en una saga de novelas infantiles, mientras el 'popular' le espetaba que el modelo de Pablo Iglesias "era el camarada Tsipras", en referencia a Grecia.
Aquí hubo críticas para todos, puesto que, aunque Isabel Rodríguez decía coincidir con Iñigo Errejón, recibió el reproche de Rufián, quien decía que los socialistas aplican políticas "reaccionarias" como las del PP cuando gobiernan.
Errejón despeja las críticas apuntando al PP
En el apartado de regeneración, también sobrevolaron algunos dardos ya usados, como cuando la diputada del PSOE Isabel Rodríguez citó las palabras del confundador de Podemos Juan Carlos Monedero sobre un gobierno que podría dar órdenes a los jueces y la Guardia Civil para encarcelar a corruptos.
En ese momento y en otros del debate, recurrió Errejón a la réplica a la que recurrió Iglesias en el debate a cuatro, señalando al PP como al rival, frente a una candidata socialista que se empeñaba en confrontar con el de Unidos Podemos sus diferencias políticas.
Al igual que en el debate a cuatro, todos los partidos arremetieron contra el PP por los recortes y por los casos de corrupción. El candidato de ERC se dirigió también en este punto sobre la Familia Real, aludiendo a los "compiyoguis que han demostrado que estamos en un país donde el poder económico está por encima de todo". "Queremos acabar con una familia que por su apellido cobra ocho millones de euros de dinero público".