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Bruce Davidson, el fotógrafo empático

  • La Fundación Mapfre expone en Madrid el trabajo del "fotógrafo humanista"
  • Es la exposición más amplia realizada sobre la carrera de Davidson
  • Reúne 190 fotos de sus series más importantes del 22 de septiembre al 15 de enero

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'Marcha de Selma, Selma, Alabama', 1965.
'Marcha de Selma, Selma, Alabama', 1965.

"Encontré mi camino en la vida a través de la lente de la cámara. La usé para plasmar mis sentimientos sobre el mundo. Todavía lo hago". Este es el espíritu del trabajo de Bruce Davidson (Oak Park, Illinois, 1933), que se define a sí mismo como "fotógrafo humanista" y cuya obra se caracteriza por su profunda implicación personal y emocional con el tema y el entorno que retrata.

Su serie fotográfica sobre el barrio de Harlem, East 100th Street, 1966-1968, sirvió para denunciar su estado de insalubridad y que se mejoraran sus condiciones; la dedicada a las bandas callejeras de Brooklyn, en 1959, muestra no sus reyertas, sino la situación de abandono y abuso de un grupo de adolescentes; y su seguimiento del Movimiento de los Derechos Civiles entre 1961 y 1965 es un documento de valor histórico único.

Todos estas series, y otras no tan conocidas, están reunidas en la exposición que la Fundación Mapfre dedica a Bruce Davidson en Madrid -tras su paso por Barcelona- y que supone el "acercamiento a su obra más amplio e intenso realizado hasta la fecha", según explica a RTVE.es el conservador jefe de fotografía de la Fundación Mapfre y comisario de la muestra, Carlos Gollonet. En total son 190 instantáneas que comprenden más de seis décadas de carrera de Davidson, desde 1955 hasta 2013, incluidos sus trabajos en la agencia Magnum y sus últimas series sobre naturaleza, no expuestas hasta ahora, que podrán verse del 22 de septiembre al 15 de enero en la Sala Bárbara de Braganza.

Bruce Davidson, en la Fundación Mapfre

Bruce Davidson, en la Fundación Mapfre

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  • 'Brooklyn, Nueva York', 1959.

    De la serie 'Bandas de Brooklyn'.
  • USA. Palisades, New Jersey. 1958. The Dwarf.

    'Jimmy Armstrong, Palisades, Nueva Jersey', 1958.

    De la serie 'El enano'.

Fotografía humana

La exposición está organizada cronológicamente y arranca con la que el propio Bruce Davidson -que, a sus 83 años, no ha podido viajar a Madrid por razones de salud, aunque sí pudo estar en Barcelona- considera su primera serie consistente, la del matrimonio Wall, que realizó en 1955 en Arizona a John Wall y su esposa Kate, una pareja de ancianos que le acogió los fines de semana que tenía permiso de su servicio militar y con los que empatizó de una manera que le permitió captarles con increíble naturalidad, definiendo así la que será una de sus principales características como fotógrafo.

El año siguiente, con 22 años, y cuando cumplía la segunda parte de su servicio militar en un campamento aliado cercano a París, Davidson pudo conocer a su admirado Henri Cartier-Bresson (1908-2004), que le influyó profundamente, ya antes de conocerlo -el libro del francés El instante decisivo fue una "revelación" para él en sus años universitarios-, y de cuya mano entró en la agencia Magnum. Esa influencia puede apreciarse en la serie La viuda de Montmartre, 1956, que realiza durante su estancia en París, o en las fotos "más ágiles y distendidas" que realizaría unos años más tarde sobre las Bandas de Brooklyn, 1959.

Recién incorporado a Magnum, Davidson realiza en 1958 una de sus series más conocidas, la titulada El enano, sobre el circo Clyde Beatty, uno de los más importantes de Estados Unidos, aunque la mirada del fotógrafo no se centra en sus proezas, sino en la trastienda circense. Uno de los artistas del circo era el payaso enano Jimmy Amrstrong, hombre para todo y trabajador incansable con el que entabla una estrecha relación y con el que sigue en contacto durante años. Y es que esa es otra de las características de su obra, "su implicación con el tema es tan grande, que sigue en contacto con la gente que fotografía durante años", explica Gollonet.

Este contacto lo mantuvo también con algunos de los chicos de las Bandas callejeras de Brooklyn que fotografió en 1959, cuando él tenía 25 años y estos adolescentes marginales alrededor de 17. Bruce Davidson pasó hasta un año con ellos de forma que dejó de ser un extraño y pudo penetrar en lo más íntimo de sus vidas, a las que, hasta ese momento, nadie se había acercado tampoco. "Allí pensé en volátil energía vital de esos jóvenes olvidados de Brooklyn que viven en un lugar problemático llamado hogar", diría de esa serie, en la que, cámara Leica en mano, introdujo además unos encuadres "bastante atrevidos" para la época, en palabras del comisario, en un momento en el que también Robert Frank empezaba a fijarse en esa temática.

De Montgomery a Harlem

Para el responsable de fotografía de la Fundación Mapfre, el de las bandas callejeras neoyorquinas, que es, además un "trabajo propio" que él investiga por su cuenta, aunque luego se publicase en revistas importantes, conforma el "cuerpo central" de la obra de Davidson junto a su serie sobre la lucha de los derechos civiles y la del East 100th Street, de Harlem.

A principios de la década de los 60, y con un beca Guggenheim sobre la situación de la juventud en América y un encargo de The New York Times para cubrir los 'Viajes por la libertad', Bruce Davidson se subió a un autobús lleno de jóvenes que salió de Montgomery (Alabama) a Jackson (Mississipi) dispuestos a luchar por los derechos civiles liderados por Martin Luther King. "En mi búsqueda quería experimentar, destapar y exponer las bases de la segregación y el clima de pobreza que atravesaba el país. Necesitaba ver por mí mismo lo que la gente estaba soportando y lo que ya no se iba a tolerar más", explicaba el fotógrafo.

Esta serie es el trabajo "más fotoperiodístico" de la producción de Davidson, explica el comisario de la muestra, aunque, una vez más, obedeciendo a su espíritu, el fotógrafo va más allá y "vuelve durante cinco años al mismo tema". "Las primeras fotos sí tienen esa carga más periodística, fruto de la inmediatez de la noticia, pero una vez que conoce esa realidad y vuelve sobre ella -autofinanciándose con otros trabajos paralelos más comerciales, como fotografía de moda- ya no fotografía las imágenes de la tensión o las agresiones, sino la vida de los apareceros, la gente que vivía en condiciones de pobreza extrema... y eso no es lo que se espera del trabajo de un fotoperiodista", señala Gollonet como modo de evidenciar también la dificultad de definir a Davidson o encuadrar su trabajo, que, en todo caso, estaría "más cercano" a la fotografía documental de carácter social.

'Calle 100 Este, Harlem, Nueva York', 1966 © Bruce Davidson / Magnum Photos

En esa categoría se enmarcaría claramente la que quizás es su serie más conocida, la de la manzana marginal de la East 100th Street, de Harlem. Davidson se introdujo en el Spanish Harlem o El Barrio, que se había convertido en un auténtico gueto, esta vez con un cámara de gran formato, para mostrar al mundo exterior un mundo de negros y latinos que permanecían invisibles para el mundo exterior. "Sus fotografías sirvieron como reclamación de la comunidad ante el Ayuntamiento de Nueva York para denunciar las deficiencias y el estado de insalubridad y necesidad que vivía el barrio. Se expusieron también Central Park, en universidades y otros lugares públicos y al año siguiente en el Museo de Arte Moderno (MoMA) y su repercusión fue tan grande que ayudó a la renovación del barrio", señala el comisario de la exposición, que recuerda que 30 años después Davidson volvió a Harlem a retratar cómo había evolucionado el barrio con cuyos habitantes, por supuesto, seguía en contacto.

Viajes y fotografía de naturaleza

Además de esas series fundamentales, la exposición también reúne otras como las de la Cafetería Garden, 1973-1976, el Metro de Nueva York, 1980, y la de Central Park, 1992-1995 y también agrupa en un apartado titulado Años de viajes, 1961-1965, creado específicamente por el comisario, varios trabajos realizados en Italia, México, Chicago, Los Ángeles, Gales y España.

En el caso de España, el fotógrafo aprovechó su estancia para cubrir el rodaje de la película Mando perdido (1966) en Málaga y Almería para adentrarse en el barrio almeriense de La Chanca, poblado entonces mayoritariamente por personas de etnia gitana. "Este trabajo demuestra cuáles son sus intereses paralelos a los encargos que tenía, que aprovechar para fotografiar otros temas que le interesan. Igual ocurre en Gales, a donde acudió por encargo de la revista de viajes Holiday para fotografiar un castillo como destino turístico y aprovechó para pasar varios meses fotografiando a los mineros galeses", indica Gollonet.

Las últimas series recogidas en la exposición muestran el trabajo desarrollado por el fotógrafo en las dos últimas décadas, Naturaleza de París, 2005-2006 y Naturaleza de Los Ángeles, 2008-2013, y, aunque se trata de una naturaleza peculiar al ser la constreñida dentro de la ciudad, representa probablemente un contrapunto a toda su intensa carrera. "Creo que también es el agotamiento de un fotógrafo que lleva seis décadas fotografiando sin parar temas bastante conflictivos y difíciles, que dejan secuelas. Sufrió ataques cuando fotografió el metro, amenazas durante años de chicos de Brooklyn que le exigían dinero por los derechos... eran temas con los que tuvo un compromiso emocional muy importante, y ya es un poco, como la relajación, con más de 80 años. Es curiosamente algo común con los grandes fotógrafos del siglo XX, que en los últimos años se relajan un poco y vuelven la mirada a los más próximo, a la naturaleza, al entorno que los rodea", concluye el comisario sobre el impresionante trabajo de un artista que es, en palabras de Francesco Zenot, conservador de Camera, "primero ser humano, luego fotógrafo".