El futuro incierto de Cuba después de los Castro
- El mandato de Raúl Castro caduca en 2018 y se desconoce quién le sucederá
- La vigencia del régimen comunista tras su marcha también es una incógnita
- El vicepresidente Díaz-Canel o su hijo Alejandro Castro suenan como sustitutos
- Especial: Muere Fidel Castro
El futuro de Cuba es una incógnita que no ha resuelto la muerte del comandante Fidel Castro, que en 2006 delegó por problemas de salud la Presidencia en su hermano Raúl en lo que fue una especie de continuidad pero inauguró levemente una nueva etapa.
El actual jefe del Gobierno cubano, aunque de carácter más reformista, ha mantenido hasta ahora con el régimen comunista heredado, pero su mandato caduca en 2018 y se desconoce quién o qué vendrá después.
Uno de los nombres que más suena como posible sucesor es el del primer vicepresidente y número dos del Gobierno, Miguel Díaz-Canel, designado por el propio Raúl Castro tras su reelección en febrero de 2013, decisión que entonces calificó como "un paso definitorio en la configuración de la dirección futura del país".
Díaz-Canel, de 56 años y exministro de Educación, es posterior a la generación de la Revolución de 1959, un síntoma de regeneración en el poder que no quiere decir que el sistema político de la isla desaparezca.
"Ninguna lágrima tiene valor si no se acompaña del compromiso de garantizar la sobrevida de la obra del líder amado",aseguró Díaz-Canel tras la muerte de Hugo Chávez, una palabras que podrían aplicarse a la figura del fallecido Fidel Castro.
Mandato limitado a 10 años
Al contrario de lo que ocurrió con Fidel, que gobernó Cuba durante medio siglo, Raúl no podrá perpetuarse en el poder por decisión propia, ya que en 2011, en una decisión inédita, anunció que los cargos se limitaban a un máximo de 10 años, un plazo que en su caso termina en 2018.
Otro de los nombres que suenan para sucederle es el de Bruno Rodríguez, de 58 años, un 'jovenzuelo' en comparación con la gerontocracia comunista que gobierna la isla.
También englosa la lista de posibles el economista Marino Murillo, de 55 años, hombre promovido por Raúl Castro que se ha encargado de supervisar las reformas económicas bajo sus órdenes, orientadas a abrir espacios controlados a la iniciativa privada y a eliminar prohibiciones al pueblo cubano.
Otra posibilidad en la sucesión sería mantener la hegemonía castrista con el único hijo de Raúl, Alejandro Castro, miembro de las todopoderosas Fuerzas Armadas Revolucionarias, sin cuya aprobación nada se moverá en Cuba.
El Partido y las FAR
Por el camino han quedado otros muchos supuestos jóvenes reformistas como el antiguo ministro de Exteriores Felipe Pérez Roque, el exvicepresidente Carlos Lage, el excanciller Roberto Robaina, o el ideólogo Carlos Aldana. Todos cayeron en desgracia, aunque hubo quien tuvo aún menos suerte, como el general Arnaldo Ochoa, fusilado en 1989 por traición al pueblo cubano.
También hay que tener presente que hay figuras históricas de la Revolución que siguen en activo en puestos destacados como son José Manuel Machado Ventura, de 86 años y segundo secretario del PCC, y Ramiro Valdés, de 84 años, participante en la acción militar que dio inicio en la Revolución el 26 de julio de 1953.
“La libertad se exige, no se espera“
Con jóvenes o con históricos, en cualquier caso el poder en Cuba se articula en torno a dos poderosas estructuras: el Partido Comunista, garante de la ortodoxia política de la Revolución, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que controlan los sectores clave de la economía cubana y sus principales empresas estatales.
Desaparecido Fidel, habrá que esperar a la salida de Raúl para saber si el sistema se mantendrá garantizando la permanencia de la Revolución o el pueblo cubano pedirá paso a una nueva era. "La libertad se exige, no se espera", ha manifestado en TVE uno de los disidentes exiliados que este domingo celebraba la muerte del comandante en las calles de Miami.