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Muere Fidel Castro

La incertidumbre ante Trump y la asfixia económica marcan la Cuba poscastrista

  • La muerte de Fidel Castro y el fin del mandato de su hermano en 2018 hacen peligrar la continuidad del régimen
  • Raúl está impulsando medidas económicas cercanas al capitalismo
  • El deshielo con EE.UU. gracias a ello puede peligrar en la era Trump
  • La economía es el factor más débil y son necesarias más reformas
  • Queda lejos aún el restablecimiento de muchos derechos y libertades
  • Especial: Muere Fidel Castro

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¿Puede suponer algún cambio la muerte de Castro?

Cuba es el último superviviente del comunismo más fiel al marxismo que queda en el siglo XXI, pero la salud de su régimen es cada vez más débil. La muerte de Fidel Castro ha abierto una importante brecha en un sistema personalista que estaba representado por su figura, consolidada durante casi cincuenta años en el poder. Tras la muerte del Ché Guevara y de Fidel, no quedan grandes referentes de la Revolución cubana, mientras que en la presidencia un pragmático Raúl Castro está decidido a abrirse al mundo y al capitalismo, siempre que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no se lo impida.

¿Cómo queda ahora la isla y cuál es su futuro? A continuación, las claves.

Poscastrismo

A priori, Raúl Castro significa la continuidad y estabilidad del régimen, pero su mandato tiene los días contados, precisamente por decisión propia, ya que en 2011 estableció un mandato que limitaba los cargos políticos a un máximo de diez años, los que duran dos mandatos consecutivos, por lo que el final de los Castro llegará previsiblemente en 2018.

Cada vez quedan menos rostros de la Revolución cubana en el gobierno, que ha vivido en los últimos años una renovación generacional en la cúpula del poder cubano con distintos nombramientos, muchos de ellos partidarios de las medidas aperturistas que ha llevado a cabo Raúl Castro en los últimos años.

Todo parece indicar que no hay vuelta atrás en este tren que poco a poco va dejando de lado las ideas marxistas leninistas que promovía Fidel Castro tras el triunfo de la Revolución y que le sirvieron mientras la URSS aún estaba viva y le apoyaba en sus políticas y su economía.

Los expertos no lo tienen del todo claro y muchos sospechan que, a nivel interno, Raúl mantendrá el guión que inició hace 10 años cuando asumió el poder, por lo que algunos dudan que la "transición" dé un comienzo definitivo. "La muerte de Castro no va a suponer ni aceleración ni retroceso" en la misma, ha dicho para el Canal 24H Rogelio Núñez, de los Institutos Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá.

Deshielo entre Cuba y Estados Unidos

Pero el cambio es evidente. En sus últimos años, el hombre que proclamara como "irreversible" el socialismo en Cuba asistió como espectador a las reformas impulsadas por su hermano Raúl que abren la puerta a cuentagotas al capitalismo y, por lo tanto, al acercamiento con Estados Unidos y al fin de las sanciones y el embargo económico que comenzaron en los años 60.

El nuevo período de relaciones anunciadas por Obama y Raul Castro suponen una hoja de ruta para el desmantelamiento progresivo del embargo económico de EE.UU a Cuba, que durante 53 años ha condicionado la vida de los habitantes de la isla. El bloqueo es una circunstancia con la que ha creido el 76 % de la población que vive en la isla. Le fue impuesto a Cuba por la administración de KeneddY. el 19 de octubre de 1960 casi dos años después del triunfo de la la Revolución para asfixiar al régimen de Fidel Castro tras las expropiaciones a estadounidenses.

En 2014, Cuba y Estados Unidos iniciaron un capítulo histórico al reanudar sus relaciones diplomáticas y un año más tarde reabrían sus embajadas en ambos países. El acercamiento no era solo gracias a Castro, sino a la política internacional de Barack Obama, aún en el poder pero por poco tiempo. Histórica fue también la imagen de Obama el pasado marzo en Cuba, la primera visita de un presidente estadounidense a la isla en 88 años.

Obama pide que se reconstruyan los lazos con el exilio cubano

Y el mes pasado, Estados Unidos se abstuvo por primera vez en la Asamblea de la ONU sobre el embargo a Cuba, que según un informe de la organización, las casi seis décadas de embargo económico y sus efectos extraterritoriales implican para la isla unas pérdidas acumuladas de 753.688 millones de dólares, según el valor del oro, cifra que representa a precios corrientes 125.873 millones de dólares.

Raúl Castro está, sin embargo, decidido a conseguir avanzando hacia el fin definitivo del embargo con su conjunto de reformas económicas.

Incertidumbre con la nueva era Trump

Pero Obama ya no podrá hacer mucho más por el estrechamiento de las relaciones entre ambos países. El 20 de enero, el nuevo presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, tomará posesión del cargo y no parece conformarse con las reformas de Castro y planea, incluso, revertir alguno de los pasos dados por su antecesor.

Trump tiene "mucho peso" en la situación de los cubanos, ha dicho al Canal 24H Antoni Travera, director de la Casa de América de Cataluña, quien explica que "Cuba respondió a la elección de Trump con maniobras militares" y define este nuevo escenario como "de incertidumbre"

En 1999 el magnate insinuó en un editorial para The Miami Herald que apoyaba el embargo a Cuba. En marzo, en una entrevista a la CNN, dijo que, de gobernar, "probablemente" continuaría con las relaciones diplomáticas con Cuba, pero que quería "acuerdos mucho mejores" que los que estaba haciendo EE.UU. con la isla, ya que, según él, ni su país ni los cubanos obtenían nada de estas nuevas relaciones.

Luego fue más lejos. "Todas las concesiones que ha garantizado al régimen de Castro fueron hechas por orden gubernamental, lo que significa que el próximo presidente puede revertirlas, y es lo que pienso hacer a no ser que el régimen acepte nuestras exigencias", dijo en un acto de campaña en septiembre.

Y el vicepresidente electo, Mike Pence, ha reafirmado esta postura en Twitter, diciendo que Trump obraría así a no ser que haya "libertad política y religiosa real" en la isla.

Una vez en el poder, Trump tiene un amplio margen de actuación respecto a Cuba. Podría intervenir en las normas de viaje a la isla (el turismo sigue siendo ilegal, pero desde el gobierno de Bill Clinton se han hecho amplias concesiones en este terreno) o incluso acabar con los vuelos comerciales regulares a Cuba (actualmente son unos noventa diarios, según el Departamento de Transporte).

La economía de la isla, el punto débil

Sin duda, son amenazas potentes que podrían afectar muy negativamente a la economía cubana, terriblemente mermada desde la década de los años 90 a raíz de la caída de la URSS, su gran aliado.

El surgimiento del chavismo en Venezuela supuso un ligero alivio para Cuba, que hizo negocio con sus vecinos. Cuba comenzó a recibir diariamente unos 100.000 barriles de crudo de Caracas que pagaba con servicios médicos, educativos y deportivos, una experiencia que Fidel Castro aprovechó para exportarla a otros países del Tercer Mundo como una nueva fuente de ingresos.

Pero ni esa fórmla ni la apertura de la isla, años antes durante el mandato de Fidel, al turismo internacional, a las inversiones extranjeras, al dólar y a las remesas logró superar la asfixia económica de un país que tiene un salarioi medio de apenas 20 dólares mensuales, con más de 1,8 millones de hectáreas agrícolas sin cultivar y con graves problemas energéticos, de vivienda o transporte, entre otros.

El efecto de las reformas económicas de Raúl

A pesar de ello, Raúl Castro es más pragmático y menos idealista que su hermano y ha visto la necesidad de realizar importantes reformas económicas, en concreto más de 300, para abrirse al capitalismo, con medidas especialmente enfocadas a la iniciativa privada.

Ahora, son más los cubanos que pueden hacer transferencias, comprar viviendas y automóviles y ya no existe la cartilla de racionamiento. Hay un hotel Sheraton de cuatro estrellas en La Habana y se prevé la apertura de otros tres hoteles. La compañía Airbnb alquila habitaciones cubanas y American Airlines está a punto de abrir vuelos directos hacia la capital, donde muchos de los turistas son norteamericanos.

La isla se ha llenado de "microempresas" privadas como restaurantes, talleres de reparación, salones de belleza o gimnasios y negocios que solo son posibles en un abanico de actividades muy limitado y que están lastrados por la escasez de productos, la inexistencia de un mercado mayorista o la creación de altos impuestos en un país con nula cultura tributaria.

Pero Castro está decidido a cambiar estas cuestiones y ha aprobado la reducción de las plantillas estatales, la eliminación de subsidios "paternalistas" y autorizado cooperativas privadas, entre otras medidas.

A pesar de todo ello, no termina de impulsarse un avance económico sustancial ni se han elevado los niveles de producción de un país que sigue gastando al año 2.000 millones en importar alimentos, porque las medidas para activar el sector productivo agrícola, tan dañado durante la época de Fidel, no han funcionado.

Por eso Raúl está apostando por la captación de inversión extranjera, con la creación en el puerto de Mariel de la primera zona especial de desarrollo del país y una ley para atraer a empresarios foráneos.

Libertades y el papel de los disidentes

Con Raúl Castro en el poder, la muerte de su hermano no ha implicado el fin del régimen ni del poder autoritario del castrismo. Los disidentes cubanos están divididos entre la esperanza y el miedo a que todo siga igual, o peor y temen un aumento de la represión durante los nueve días de luto nacional.

Políticamente no cambia nada salvo el "progresivo empeoramiento" de la situación de los derechos humanos en la isla, donde la represión "va en aumento", según la líder de las Damas de Blanco, organización creada por las madres, esposas e hijas del "Grupo de los 75", disidentes condenados a largas penas de cárcel durante la ola represiva conocida como la Primavera Negra de 2003.

Otros exiliados, sin embargo, esperan poder colaborar en la reconstrucción de Cuba , pero que hará falta mucha inversión económica para ello.

"Los cubanos en el exilio van a ayudar, pero no tienen suficientes recursos para reorganizar la economía y ayudar a la reconstrucción de Cuba. Eso va a requerir dinero de Estados Unidos, del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial; las organizaciones internacionales tendrán que aportar capital", ha pronosticado el director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de MIami en una entrevista a Efe, Jaime Suchlicki.

Sin embargo, son muchos los factores que pueden influir en el éxito o fracaso de esta transición que poco a poco se va fraguando en la isla. Solo el tiempo mostrará los efectos de todo lo que se está fraguando en el país y en sus relaciones con el mundo.