La magia de los cuentos de Dino Battaglia
- Battaglia. Cuentos y leyendas recoge 13 cómics cortos del artista italiano, inéditos en España
- Son adaptaciones de cuentos y leyendas que el dibujante realizó en los años 60 y 70
Entre los 70 y los 80 vivimos la edad de oro del cómic adulto en España, cuando nos llegaron las obras de grandes autores como Hugo Pratt, Richard Corben, Guido Crepax… Sin embargo, las generaciones actuales han olvidado, casi por completo, a aquellos grandes artistas. Menos mal que de vez en cuando se rescata la obra de alguno, como Dino Battaglia, del que se publica Cuentos y leyendas (Ponent Mon).
Un libro que ha sido posible gracias al esfuerzo del editor José E. Martínez, que destaca la importancia de este material: “El libro incluye trece historias cortas (no somos supersticiosos, como puedes ver) en las que Battaglia ilustra guiones ajenos que, a su vez, son adaptaciones de textos escritos por autores literarios de fama mundial (Victor Hugo, Anatole France, John Ruskin, Oscar Wilde), o de cuentos y leyendas populares muy conocidos (Cenicienta, El gallo de oro, El enano saltarín, etc.), procedentes de diversas tradiciones europeas (Alemania, Rusia...)”.
“Estamos –continúa- ante un trabajo con una base literaria muy clara, lo que no debe extrañarnos tratándose de Battaglia, pues siempre mostró un gran interés en utilizar ese tipo de textos en sus historias. De hecho, confesó más de una vez que no sentía necesidad de escribir guiones nuevos, dada la enorme cantidad de buena literatura que existía para ilustrar”.
“Esto, sin embargo, no significa que el libro esté dirigido sólo a un público adulto –añade Martínez-. De hecho, es más bien al contrario, pues todas las historias fueron publicadas originariamente en revistas infantiles y juveniles, y pese al tratamiento gráfico que le dio Battaglia a la mayoría de ellas (hiperrealista e inspiradísimo), tienen un claro componente didáctico, como es habitual en este tipo de literatura, por lo que su lectura resulta perfectamente aceptable para un niño".
Historias inéditas
Una de las cosas más destacables del libro es que la mayoría de las historias son inéditas: “Podría asegurar que ninguna de las trece historias que incluimos en el libro se han editado con anterioridad en nuestro país –asegura Martínez-, de modo que estamos ante una serie de trabajos completamente inéditos entre nosotros. Esta ha sido, desde luego, una elección del todo premeditada, pues lo que más me interesa, de momento, es ir ofreciendo todo el material inédito que sea posible de los autores italianos que irán conformando la colección. Ya habrá ocasión para incluir luego, más adelante, la reedición de otras cosas publicadas previamente. Pero antes lo que ha permanecido inédito, pues creo que es nuestra obligación”.
Estas historias son un poco diferentes a las que hemos leído de Battaglia: “Es un estilo bastante más amable y luminoso del que estamos acostumbrados a ver los aficionados españoles –afirma Martínez-. Aquí lo que mejor se conoce del autor veneciano --porque es en lo que centraron su interés los editores que le publicaron en los años 70-80 del pasado siglo-- son sus adaptaciones de relatos de Poe y Maupassant, así como los trabajos de carácter histórico y bélico que, con guiones de Mino Milani la mayoría de ellos, aparecieron publicados en Italia en el Corriere dei Ragazzi y aquí en España en revistas como Bumerang, Blue Jeans y Totem. Todos ellos en una línea muy realista y sombría, que nada tiene que ver con el tono que encontramos en las historias incluidas en nuestro libro de Cuentos y leyendas”.
“El lector –continúa- se encontrará aquí con el mejor Battaglia: son historias muy bien dibujadas por un Battaglia que se encuentra ya en su madurez artística y que, pese a las limitaciones impuestas por el tipo de revista en que se publicaron estas historias --de tipo infantil y juvenil--, no renuncia en ningún momento a la experimentación formal y la libertad creadora, como puede verse en algunas de las historias incluidas (La leyenda de San Jorge, El juglar de la Virgen, Una canción de Navidad, Los candelabros del obispo, etc.), que son típicamente "battaglianas".
Una generación de creadores irrepetible
Pero… ¿Quién fue Dino Battaglia?. “Dino Battaglia -asaegura Martínez- fue un dibujante italiano, nacido en Venecia en 1923 y fallecido prematuramente en Milán, en 1983 (cuando, estoy seguro de ello, aún le quedaba muchísimo que aportar al medio.Junto a otros prestigiosos autores, como Hugo Pratt, Guido Buzzelli, Benito Jacovitti, Guido Crepax, Sergio Toppi, Gianni De Luca o Attilio Micheluzzi, formó parte destacadísima de la más importante, decisiva e influyente generación de historietistas que ha dado Italia. Generación a la que debemos contribuciones de primera categoría, tanto a nivel de creación de series y personajes -fueron ellos los padres de algunos de los iconos tebeísticos italianos más conocidos en el mundo (Corto Maltese, Valentina)-, como de múltiples novedades en el medio (a nivel expresivo, estilístico y narrativo) que propiciaron una auténtica metamorfosis de la historieta en ese país y dieron lugar a la aparición del denominado fumetto d'autore o d'arte!".
“Se caracterizaba éste –continúa Martínez- por ofrecer un nuevo tipo de obras orientadas hacia un público más adulto, con altas dosis de experimentalidad formal y narrativa, por las continuas referencias a otras manifestaciones artísticas y al trasvase con las mismas, o por plantear temáticas más complejas, maduras y acordes con ese nuevo tipo de lector que se pretendía fidelizar. Todo con el objetivo de dignificar la historieta, exigiendo para ella el mismo estatus de reconocimiento que disfrutaban otras disciplinas, como la pintura, la fotografía, el cine o la literatura”.
Según José E. Martínez: “Este movimiento renovador de los fumetti en todas sus vertientes (formal, temática y narrativa) se apoyaba, a su vez, en una corriente externa de reivindicación de dicho medio que, a principios de los años 60, surgió en ciertos sectores de los ámbitos académicos e intelectuales italianos, contando entre sus representantes a teóricos, estudiosos y divulgadores tan conspicuos como Elio Vittorini, Carlo della Corte, Umberto Eco, Roberto Giammanco, Oreste del Buono o Romano Calisi”.
“La intención de todos ellos –continúa- era poner en solfa y refutar las opiniones adversas que durante los años 40 y 50 se habían vertido contra los tebeos desde distintas instancias del catolicismo conservador y del comunismo (con Palmiro Togliatti y Nilde Iotti a la cabeza, a través de la revista Rinascita). Dos sectores que nada tenían en común, salvo su animadversión y su desprecio hacia la historieta, cada uno de ellos por razones de puro interés ideológico: los primeros porque pensaban que los tebeos perjudicaban a los niños desde el punto de vista moral (algo parecido, como se ve, a lo ocurrido en EE.UU durante los años 50, dando lugar a la aparición de la censura oficializada a través del Comics Code); los segundos porque no alcanzaban a ver más allá de la historieta norteamericana (la más popular en aquellos años) y veían en ella un instrumento incapaz de vehicular contenidos ideológicos, formativos o culturales, salvo los del enaltecimiento de la "American Way of Life" (el modo de vida americano) y su modelo económico capitalista".
Un artista irrepetible
“Fue precisamente –continúa Martínez- en este contexto de efervescencia cultural y reivindicación de la historieta como medio artístico autónomo y valioso (que también hallamos en EE.UU con el movimiento underground, en Francia con autores pioneros como Forest, Pichard y Peellaert, o el grupo de Les Humanoïdes Associés e incluso, más tímidamente, en España con autores como Enric Siò, el "Grupo de la Floresta" y "Premiá 3") donde Dino Battaglia desarrolló su actividad, llegando a ser uno de los autores más importantes, respetados e influyentes del medio”.
“Tanto sus planteamientos estéticos –añade Martínez-, como su concepcion "artística" y señorial de la historieta (a caballo entre lo ilustrativo y lo narrativo tradicional) y, sobre todo, su atractivo, elegante, exquisito e inconfundible estilo (producto de una sensibilidad muy personal y de una concienzuda e ininterrumpida búsqueda formal desarrollada a lo largo de los años) ejercieron una gran influencia en otros autores del medio por aquella época”.
“Así, por ejemplo, esta "huella battagliana" (materializada en planchas con un fuerte contenido ambiental que se obtenía a base de esgrafiados, texturizaciones diversas o el empleo de diversas gradaciones de gris, presentes también en la obra de otro gran artista como Alberto Breccia) es perceptible en los trabajos de una buena parte de los autores españoles que colaboraron con el editor norteamericano Jack Warren (Auraleón, Luis García, José Ortiz, Esteban Maroto, Luis Bermejo, González Alacreu, etc.), pues el resultado que se obtenía con su aplicación respondía perfectamente a las historias de terror en que se especializó la Warren Publishing”.
“Y todavía en la actualidad (añade Martínez) se encuentra la huella de Battaglia en los trabajos de historietistas como Corrado Roi, o Nicola Genzianella, dos de los más prolíficos y mejores artistas de la casa editorial Bonelli (que a mí me encantan). Y el propio Sergio Toppi, aunque luego acabaría transitando caminos personales y estilísticamente bien ditintos a los de Battaglia, se vio muy influido, al principio de su carrera, por el trabajo del colega y amigo veneciano”.
Sin embargo, el estilo de Battaglia fue tan personal que no creó escuela: “No, Battaglia fue un creador tan peculiar, individualista, personal y único que no creó escuela. Ha tenido imitadores (como ya he dicho), pero no discípulos directos, ni continuadores de su obra”.
¿Dibujante o ilustrador?
Durante un tiempo se acusó a Battaglia y a otros autores similares de ser más ilustradores que narradores. “Este es un tema –asegura Martínez- que creo que forma parte más de un tópico que de una realidad, y que surge a partir de algunas premisas erróneas que se derivan de ciertos prejuicios generalizados. Entre ellos, el principal sería el de considerar que los dibujantes de estilo barroco, elaborado y preciosista suelen tener cierta incapacidad para ser buenos narradores. Es como si al volcarse en la parte gráfica de su trabajo descuidaran la narrativa, lo cual no es así necesariamente”.
“Se trata –continúa Martínez- de un reproche que, a lo largo de la corta historia del Noveno Arte, se ha hecho a autores como Hal Foster, Sergio Toppi, Antonio Hernández Palacios, el propio Battaglia y otros (a los que se acusa de estatismo, lentitud, falta de dinamismo, etc.), pero que, en mi opinión, no responde a una realidad objetiva. De hecho, a veces me pregunto si el problema no será de percepción y estará, más bien, en los propios lectores, a los que les cuesta más trabajo digerir tanta información gráfica junto a la propiamente literaria cuando se enfrentan a este tipo de autores”.
“Desgraciadamente –añade Martíenz-, el propio Battaglia es responsable, en parte, de haber transmitido esa idea de incapacidad narrativa, pues más de una vez afirmó que él era ilustrador antes de historietista. Pero yo creo que, al decir esto, lo hacía un poco influido por la idea que había en su época de lo que era (o debía ser) la historieta, identificada más con el estilo ligero y ágil de los primeros cartoonists, o de autores como Milton Caniff, Roy Crane, Frank Robbins, Hugo Pratt, etc. En todo caso, cuando uno analiza en detalle tanto la obra battagliana como la de los otros autores que he mencionado más arriba, enseguida se aprecia que todo lo que ponen en la página (por abundante que esto sea) se encuentra allí siempre con una finalidad esencialmente narrativa. Al menos esa es mi idea y mi impresión cada vez que los leo...”
Concebía las páginas como una unidad
Mientras muchos dibujantes dibujan una viñeta y luego van a la siguiente, Battaglia concebía la página “Como una unidad, desde el punto de vista gráfico –asegura Martínez-. Es decir, le interesaba toda la superficie de la plancha para componer--, pero poniendo cuidado siempre en lo narrativo, de ahí que le diera tanta importancia a la viñeta y su distribución, y no tanto a la página completa, según podemos ver en la obra de otros autores como Sergio Toppi o Gianni De Luca, auténticos especialistas en el uso de las viñetas-página. Pero tanto en un caso, como en los otros, todos ellos buscaban no descuidar nunca lo narrativo, aunque por su peculiar estilo hubieran renunciado al empleo de la secuencialidad más tradicional, plasmada a través de viñetas sucesivas y una estructura más o menos reticular de página”.
En cuanto a su inimitable estilo, Martinez nos comenta que: “Surge, en primer lugar, de su innegable talento natural para el dibujo. Luego, de su trabajo continuado y constante y de la búsqueda febril de nuevas fórmulas expresivas. Battaglia no dejó de experimentar incansablemente hasta perfilar su estilo, en un período que va desde los años finales de la década de los 40 (en que comienza como profesional), hasta principios de los 60, en que ya despunta lo que sería su maniera (como dicen los italianos), su modo de hacer, dando preferencia al empleo de la plumilla frente al pincel, al abundante tramado y (como ya he señalado antes) al uso de texturas, de esgrafiados y, sobre todo, de grises con los que obtener diferentes tonalidades en sus planchas. Elementos todos ellos típicos de su estilo e imitados hasta la saciedad por otros autores”.
“Sus fuentes de inspiración –continúa- se hallaban, fundamentalmente, en la ilustración y en determinados artistas dedicados al humorismo gráfico y la caricatura (adoraba, por ejemplo, al británico Ronald Searle, cuya influencia gráfica me parece innegable en la obra de Battaglia). También encontramos influencias de la pintura y del cine (especialmente el fantástico alemán del primer tercio del siglo XX y de directores concretos como Kurosawa o Visconti)”.
“Por supuesto –añade Martínez-, también conocía perfectamente las dos grandes corrientes gráficas que, grosso modo, se han desarrollado en la historia de la Historieta --la influida por el mundo de la ilustración (Foster, Raymond, Drake, Del Castillo, Salinas) y la propia de los cartoons (más caricaturesca y ligera)--, aunque el veneciano se decantó clarísimamente por la primera de ellas, no sin haber trabajado durante muchos años con el estilo de la segunda, debido a las presiones y exigencias venidas de la industria editorial. De todo ello hablo en el prólogo del libro”.
Una edición cuidada hasta el mínimo detalle
Volviendo al libro Cuentos y leyendas (Ponent Mon), Martínez asegura que: “Por encima de todo pondría el acento en la enorme calidad de la reproducción de las planchas --con una reproducción magnífica del color y otro tanto de la línea y el negro--, que permitirá al lector apreciar el arte de Battaglia en todo su esplendor. Los archivos y materiales de base proceden de la editorial francesa Mosquito y son magníficos. Así es que, en ese aspecto, no hemos tenido ningún tipo de problema”.
“Ha habido que adaptar, eso sí, dichos materiales a nuestra edición española, no sólo a la hora de traducir (que suele ser lo habitual en estos casos), sino en la enorme atención que hemos prestado a otro aspecto que suele descuidarse bastante en las ediciones españolas, y que nosotros hemos mimado al máximo: me refiero a la rotulación. Y es que se trata de un elemento fundamental del trabajo de Battaglia, al que el artista veneciano otorgaba una gran importancia, considerándolo una parte (y no baladí, precisamente) de su obra. El veneciano fue un extraordinario diseñador de textos y rótulos, que personalizaba en función de cada tipo de historia. Y eso es algo que hemos querido conservar (y transmitir) al máximo en esta edición”.
“Para ello –con tinúa Martínez-, me he encargado personalmente de rehacer todos los títulos de las historias que el propio Battaglia creó en su momento (salvo los realizados en imprenta para algunas historias), redibujándolos en castellano y rehaciendo también aquellos textos interiores que lo requerían. Por otro lado, hemos empleado la misma fuente tipográfica que Mosquito ha utilizado en sus ediciones (realizada a partir de la propia escritura de Battaglia), modificando aquellas cosas que necesitábamos para adaptarla al castellano (por ejemplo, los signos de admiracion o interrogación de apertura, que no existen en francés). En este sentido estoy muy satisfecho, pues creo que hemos conseguido el objetivo propuesto de respetar la obra en su integridad”.
Otras obras imprescindibles de Battaglia
Preguntamos a Martínez por otras obras imprescindibles de Battaglia: “Del veneciano lo recomendaría absolutamente todo, pues es uno de mis autores favoritos y me produce un enorme placer ver (y leer) sus páginas. Es algo similar a lo que me ocurre con Sergio Toppi. Pero como hay que elegir, a un lector que se acercara por vez primera a Battaglia le diría que no deje de degustar sus adaptaciones cortas de literatura romántica (Poe, Maupassant, von Chamiso, Stevenson), y los grandes trabajos que hizo a partir de Moby Dick, Gargantúa y Pantagruel, la vida de San Francisco, el Till Eulenspiegel de Charles de Coster. .. En fin, su opera magna y de mayor calidad”.
“Pero volviendo a nuestro proyecto –añade Martínez-, decir de nuevo que nuestro interés prioritario se centra en dar a conocer al público español cosas que nunca hemos visto editadas en nuestro país. A partir de esa premisa, se entenderá que obras bien conocidas del autor como Till Eulenspiegel, El hombre de la legión, sus adaptaciones de relatos de Maupassant o Poe y alguna que otra cosa ya publicada previamente aquí no van a tener cabida, de momento, en esta colección, pues sería volver a ofrecer algo que ya se conoce. Ahora bien, eso no significa que más adelante, y si la cosa funciona a nivel de ventas, no vayamos a publicarlos. Creo que es imprescindible mantener viva la obra de los grandes autores de historieta, y eso sólo se consigue reeditándola cada cierto tiempo, para que pueda estar al alcance de las nuevas generaciones. De modo que no descartamos su aparición, tarde o temprano...”.
Colección Maestros del fumetto
Destacar que este libro pertenece a una nueva línea editorial titulada Maestros del fumetto: “Una línea incluida en Ponent Mon que, desde el punto de vista terminológico, no termina de convencerme del todo –asegura Martínez-. E intentaré explicar por qué: con la palabra "fumetto" los italianos se refieren a la historieta en general. De modo que hablar de "Maestros del fumetto" es, en puridad, como no decir nada en concreto. Aunque eso sí, cualquier lector que no sea italoparlante enseguida sabrá a lo que nos referimos con dicho título. Quizá sería conveniente cambiarlo, en el futuro, por otra denominación más precisa como, por ejemplo, "Maestros italianos de la historieta". En fin, ya veremos...”
“La colección –continúa Martínez- pretende dar a conocer en España una corriente historietística de primer orden que no ha sido demasiado difundida por estos lares, puesto que aquí siempre se ha prestado más atención (al margen de al propio tebeo patrio) al mainstream norteamericano, al cómic clásico y a la historieta francobelga. Hemos comenzado por autores consagradísimos y muy apreciados por el público español; aunque poco editados en nuestro país (Toppi, Battaglia) sobre los que podían conseguirse derechos, pero si la cosa va bien en cuanto a ventas (¡siempre el maldito parné!) queremos seguir con otros historietistas menos populares que estos (Micheluzzi, De Luca, Buzzelli, Alarico Gattia), pero igualmente interesantes. Y tanto clásicos, como actuales, quiero decir: hoy día hay en Italia buenísimos fumettisti de los que prácticamente no se conoce nada en nuestro país. Nombres como Nicola Genzianella, Corrado Roi, Corrado Mastantuono y otros (la mayoría de los cuales trabajan habitualmente para el gigante Bonelli) merecerían tener un lugar en nuestros anaqueles y eso es algo que intentaremos conseguir a toda costa)".
“En cuanto al futuro –añade Martínez-, decir como primicia que en estos momentos estoy traduciendo el integral de historias de Petra chérie, de Micheluzzi, que va a ser el próximo libro de la colección. Más allá de éste no me atrevo a adelantar nada más, pero es bastante seguro que volveremos a Battaglia o Toppi, antes de seguir abriendo el catálogo con otros autores (¿quizá el Gargantúa y Pantragruel y el San Francisco del veneciano?). Ya veremos...”