El Ejército de Zimbabue toma el poder y retiene al presidente Mugabe
- Los militares toman la capital, Harare, y se dirigen al país por televisión
- El partido de Mugabe asegura que el presidente está detenido y que será sustituido
- Las luchas internas por la sucesión son el detonante
Los militares han tomado el poder en Zimbabue para impedir que la facción encabezada por la mujer del presidente Robert Mugabe, Grace, arrebate la sucesión a los veteranos del partido que gobierna el país desde hace 37 años, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF).
El Ejército ha desplegado vehículos blindados ante los principales edificios oficiales de la capital, Harare, y ha tomado el aeropuerto y la televisión. Varios testigos han informado durante la madrugada de fuertes explosiones y de un tiroteo cerca de la residencia presidencial.
En un mensaje a la nación, los militares han asegurado que no se trata de un golpe de Estado, sino de una "acción de limpieza" contra los "criminales" del entorno del presidente. El portavoz castrense ha asegurado que tanto Mugabe, de 93 años, como su familia están "sanos y salvos" y "su seguridad está garantizada".
El ZANU-PF ha asegurado en redes sociales que el presidente y su familia han sido detenidos y que el vicepresidente, Emmerson Mnangagwa, quien huyó a Sudáfrica tras ser destituido hace una semana, va a ponerse al frente del país para una "nueva era". "Ni Zimbabue ni el ZANU pertenecen a Mugabe ni a su esposa", advierte la cuenta oficial del partido en Twitter.
El presidente sudafricano, Jacob Zuma, ha podido hablar por teléfono con Mugabe, quien le ha confirmado que se encuentra "detenido" pero bien. El canal de televisión sudafricano News24 asegura que Mugabe dimitirá en las próximas horas y negocia con los golpistas una salida para su esposa, a la que algunas fuentes sitúan ya en Namibia.
Mensaje del Ejército en la televisión nacional
Los sublevados han detenido a tres ministros del Gobierno y al líder de la rama juvenil del ZANU, todos ellos considerados partidarios de la primera dama.
"Esto no es una toma militar del Gobierno - ha asegurado el portavoz militar en televisión - Lo que estas fuerzas quieren es pacificar una situación degenerada política y socialmente en nuestro país que, si no es tomada en cuenta, podría resultar en un conflicto violento".
El portavoz ha indicado que la situación en el país "ha pasado a otro nivel" y que los "criminales" que han causado sufrimiento en el país serán "llevados ante la Justicia".
La asociación de veteranos de la guerra anticolonial, un actor importante en la política del país y hasta ahora fieles al presidente, han mostrado su apoyo al golpe y han pedido a Mugabe que dimita.
Por su parte, el principal partido de la oposición, el Movimiento por el Cambio Democrático, ha pedido el retorno pacífico a la Constitución y el establecimiento de una "democracia estable".
Las embajadas de Estados Unidos y Reino Unido en Harare han recomendado a sus ciudadanos que permanezcan en sus casas. Tanto la UE como los gobiernos de varios países europeos han pedido una solución pacífica y el retorno a la normalidad constitucional.
El detonante: la lucha por la sucesión de Mugabe
Mugabe es el jefe de estado más viejo del mundo (93 años) y uno de los líderes mundiales con más años en el cargo (37). Su sucesión es motivo de enfrentamientos entre facciones de su propio partido y de su entorno más cercano.
Su esposa, Grace Mugabe, 40 años más joven, lidera una de estas facciones, el grupo conocido como 'G40'. Grace cuenta con el apoyo de las juventudes y de las mujeres del ZANU, que la consideran una "heroína", para convertirse en la sucesora. Sus detractores, en cambio, la acusan de corrupción.
Para hacerse con el poder, la familia de Mugabe ha de librarse de los veteranos del partido, que lucharon junto al presidente en la guerra por la independencia del Reino Unido (1964-1979).
Precisamente la purga de veteranos ha sido el detonante de los sucesos de este martes. Tras la destitución como vicepresidente de Emmerson Mnangagwa, se especulaba con que Grace ocuparía su puesto, en un paso más hacia la presidencia.
Mnangagwa huyó a Sudáfrica, desde donde emitió un comunicado. "Pronto controlaremos los resortes del poder en nuestro bello partido y país", dijo.
El jefe de las fuerzas armadas, Constantine Chiwenga, junto a los mandos del Ejército y las Fuerzas Aéreas, amenazó el pasado lunes con "medidas correctivas" si continuaba la purga, que consideraba un ataque a "los logros de la lucha por la liberación".
Los partidarios de Grace Mugabe acusaron a Chiwenga de "traición" y de "incitar a la insurrección" y aseguraron que no representaba al resto de la cúpula militar. Ahora, las amenazas de Chiwenga se han cumplido.