Mensaje desesperado de un kurdo-sirio desde Afrín: "Nos bombardean, por favor ayudadnos"
- Turquía recrudece su ofensiva para desalojar a las milicias kurdas del norte de Siria
- RTVE.es habla con un residente kurdo de Afrín en plena ofensiva
- Cuarenta y seis millones de kurdos apátridas reclaman un Estado propio
- Las milicias kurdas del YPG han sido claves en la guerra contra el E.I. en Siria
- Siria y su caótica guerra se han convertido en el marco de conflictos superpuestos
"Nos bombardean, por favor, ayudadnos. Nos bombardean todo el tiempo", ruega en una conversación telefónica con RTVE.es desde Afrín, Cemil Ala, kurdo-sirio residente en esta localidad del norte de Siria.
Afrín, una localidad siria de población mayoritaria kurda está siendo objeto en estos momentos de una ofensiva militar masiva lanzada por Turquía este fin de semana para expulsar de la zona al YPG (Unidades de Protección del Pueblo). La operación, denominada "Rama de olivo", contempla una invasión terrestre con tanques, blindados y bombardeos aéreos.
"El ejército turco y sus mercenarios del Ejército Libre (sirio) están entrando por seis puntos diferentes. A los que quieren huir por la salida hacia Alepo les piden 2.000 euros", se lamenta Cemil. Su sobrino, Siwar Ala, refugiado y residente en España, teme por la vida de sus familiares. "Allí están mis padres y mis tíos", confiesa con temor a RTVE.es.
Kurdos en Siria, el ejército apátrida
Ankara denuncia que las fuerzas kurdos del YPG no son más que una extensión del PKK, el partido de los trabajadores kurdo, considerado por Turquía, la UE, EE.UU. y otros gobiernos como una organización terrorista y perseguido como tal. Esto alega el gobierno de Erdogán para justificar este ataque y otros anteriores contra el YPG.
Sin embargo, apoyados por EE.UU., estas unidades de milicianos kurdos se convirtieron en los verdugos de la considerada bestia negra de este conflicto, el Estado Islámico. Pero desalojar a los yihadistas de sus feudos tampoco les ha redimido.
“Después de derrotar al ISIS nos dejaron ahí, y a nadie le importan los kurdos”, insiste Siwar. “En la región hay casi un millón de desplazados de otras áreas, hay más árabes que kurdos ya”, se lamenta. A medio plazo, “temo que se produzcan masacres, puesto que para ellos (Turquía), somos terroristas", sugiere el entrevistado.
Este miércoles, en respuesta al avance turco, dos cohetes lanzados desde Afrín han alcanzado la localidad turca de Kilis, en la zona fronteriza con Siria, hiriendo al menos a 13 personas. Uno de los impactos se produjo sobre la mezquita de la localidad durante la oración, ha dicho a Reuters el gobernador Mehmet Tekinarslan.
En este quinto día de ofensiva, varios cohetes lanzados desde la región kurdo-siria han caido sobre las poblaciones turcas de Kilis y Reyhanli. En esta última localidad, un cohete lanzado el mismo día del inicio de la ofensiva mató a un ciudadano sirio e hirió a 46 personas, traslada Reuters.
Mensaje desde Afrín: "Soy ingeniero civil, no soy un guerrero"
"Soy ingeniero civil, no soy un guerrero. Ya he cumplido 52 años pero me veo obligado a coger las armas para luchar por mi tierra, mi gente y mis olivos". Así relata Cemil Ala su situación en Afrín. Cemil es civil, no pertenece al YPG, y, como tantos en Siria, voluntario en tareas de asistencia.
"El ejército turco bombardea nuestra ciudad con aviones militares y artillería pesada hace una semana sin parar. Encima, después de todo esto, llama a su operación militar "Rama de olivo", siendo nuestra ciudad el símbolo de la paz y la ciudad del olivo", añade.
"(Turquía) mata a niños y mujeres diciendo que está luchando contra el terrorismo señalando al YPG, un grupo que en realidad es la gente de aquí: kurdos, árabes, armenios y sirios", se lamenta Cemil, y acusa al presidente turco: "Desde hace cinco años, Erdogan quiere reconstruir el imperio otomano islámico".
"Somos un pueblo que ama la libertad y quiere la paz para todos", afirma Ala, "y solo pedimos tener nuestros derechos. No queremos coger las armas, pero ellos solo entienden violencia y quieren someternos", subraya.
Turquía y los kurdos sirios, una guerra dentro de la guerra
“España se parece mucho a Afrín en Siria. Hay olivos, como en mi tierra, y cuando viajo por España, las ventanillas del tren son para mí ventanas a la memoria”, explica Siwar Ala recordando sus días en su localidad natal.
Afrín, una localidad de población mayoritaria kurda y fronteriza con Turquía, ha sido durante casi siete años de guerra "el único sitio tranquilo en Siria, donde nunca ha pasado nada. Aquí hay comercio, empresas de construcción y tranquilidad, y nuestra economía ha crecido", afirma Siwar. Una paz que, "después de todo este tiempo", se lamenta, ha saltado por los aires.
Turcos atacando a kurdos en suelo sirio, apelando a un conflicto propio y operando en una guerra ajena. Podría ser un capítulo más en el contexto de este conflicto extraño, en el que los actores y sus alianzas se mezclan y desdibujan según los intereses de cada momento. Pero para Siwar y los suyos, todo tiene un sentido.
Una lucha vieja en un conflicto del siglo XXI
“A Turquía le preocupa que ataquemos", apunta Siwar, "pero no vamos a entrar en una guerra con el segundo ejército más grande de la OTAN", añade. "Ellos han ido siempre contra nosotros. Antes decían que era contra el Ejército Libre Sirio, luego contra el Estado Islámico (EI) y ahora ya lo hacen abiertamente", dice, y denuncia la disparidad de fuerzas: “Nos atacan con medios muy potentes y nos bombardean con aviones".
Este refugiado reclama la vieja aspiración de una comunidad con tantos integrantes como población tiene España: "Somos más de 46 millones de apátridas y no es peligroso para el mundo que los kurdos tengan un Estado, pero no nos dejan. Incluiría territorio de Siria, Turquía, Irán e Irak. Por eso somos una amenaza para todos", afirma.
El entrevistado, ex estudiante de bioquímica en Siria y ahora nutricionista en España, deja un hueco para el humor: "Estamos en la peor zona, y luego se quejan los catalanes…”
Las guerras de Siria
Durante décadas, el nombre de "Siria" evocaba convivencia, paz y mezcla de culturas. Después de siete años de guerra, la misma palabra lleva camino de convertirse en sinónimo de destrucción y muerte. Pero no solo eso.
Una confluencia de conflictos: Irán-Arabia Saudí, Rusia-EE.UU., islamistas-partidarios de un gobierno laico, progubernamentales-rebeldes, etc., ha convertido en una singularidad de la historia bélica lo que nació como una "simple" protesta ciudadana contra la represión del régimen de Al Asad.
Además, el drama de millones de refugiados, de los que Siwar es uno más, ha añadido una dimensión especial al conflicto. Las obligaciones de la comunidad internacional hacia la diáspora global de huidos ha alentado crisis, como las vividas en el seno de la Unión Europea, y oportunismos, en opinión de Siwar.
"La UE ha pagado 3.000 millones euros a Erdogán para retener a los refugiados", recuerda, "pero ahora (Erdogán) juega a dos bandas y dice que quiere invadir Afrín para que los refugiados vuelvan a sus hogares, y esto no tiene sentido".