Leonardo Padura: "Cualquier tipo de fundamentalismo me causa escozor"
- El escritor cubano presenta en España La transparencia del tiempo, su última novela
- Una nueva entrega de la serie protagonizada por el popular detective Mario Conde
- La mirada de Conde es la crónica social del desencanto de una generación en la isla
El escritor cubano Leonardo Padura (La Habana, 1955) echa la vista atrás y recuerda como ya son 27 años los que convive junto al detective Mario Conde. Un expolicía “inverosímil” guiado por premoniciones, demasiado “blando e intelectual”, en palabras de su padre literario, que ha encandilado al público, ha trocado en icono y le ha granjeado al novelista, periodista y guionista habanero los máximos reconocimientos internacionales.
“Muchos lectores en Cuba ven a Mario Conde más que como un personaje como una persona que existe realmente y me preguntan hasta por su perro. Y en España algunos le llaman Mario Conde el verdadero, como si el otro fuera ficción. Eso es muy agradable para un escritor porque significa que ha logrado crear un vínculo con el lector que va más allá del placer estético es más como casi una relación humana”, aclara Leonardo Padura sobre la popularidad de un sabueso que ha centrado la exitosa serie Vientos de la Habana, con Jorge Perugorría en el papel del detective.
Padura reconoce que personaje y escritor se mimetizan. De edad similar, ambos viven en un barrio con sabor propio de La Habana y comparten gustos literarios: aman a Hemingway y acarician escribir como Salinger, y a veces hasta sus recuerdos se mezclan, asegura divertido el autor.
"La novela negra es un vehículo adecuado para la crítica social"
Más allá de los mimbres del misterio, Padura se ha servido de la mirada de hombre de la calle de Mario Conde, para pintar el específico retrato de la realidad cubana. Un vívido y detallado fresco que emerge como crónica social del desencanto de una generación en la isla.
“La novela negra es un vehículo muy apropiado porque tienen que ver con asuntos criminales y te colocan en la parte oscura de la sociedad y la mirada es de abajo hacia arriba y se va viendo todo el panorama. Se puede escribir una novela negra con un juego inteligente de enigmas o se puede usar para hacer una crítica social y una mirada filosófica. El género no determina”, reflexiona con tono pausado en una entrevista para RTVE.es, antes de embarcarse en una frenética gira promocional por nuestro país.
El escritor se encuentra en España para presentar la última entrega de las desventuras de su alter ego. En La transparencia del tiempo (Tusquets), Mario Conde ayuda a un amigo de juventud a localizar una misteriosa talla de una virgen negra de procedencia catalana, en una trama que salta a través del tiempo y la Historia: de Las Cruzadas a la Guerra Civil española.
El devenir histórico es una las obsesiones del novelista cubano- “me interesa cómo la Historia moldea el destino de las personas”- junto al paso del tiempo, encarnado en un Conde crepuscular a punto de cumplir los 60, hondamente nostálgico y embarcado en plena zozobra existencial. Son las raíces de una novela en la que la homosexualidad también ocupa un papel central encarnada en un personaje del argumento que puede ser "víctima y victimario".
España es el punto de partida narrativo de esta octava entrega de la serie del detective que arrancó con Pasado perfecto. Leonardo Padura se encuentra fuertemente vinculado a nuestro país, donde recibió el Princesa de Asturias de las Letras en 2015 y sus libros se publican antes que en su tierra natal.
El escritor esquiva pronunciarse sobre la complicada situación en Cataluña pero añade refiriéndose al tema sin nombrarlo, que “cualquier tipo de fundamentalismo, ya sea nacionalista, revolucionario o religioso” le causa escozor, señala el autor de El hombre que amaba a los perros (2009), obra sobre el asesinato de Trosky que recibió múltiples galardones y el aplauso mundial.
“Creo que con Trump las relaciones entre EE.UU. y Cuba van a empeorar”
De vuelta a La transparencia del tiempo, el escritor usa las pesquisas de Mario Conde por los rincones de la isla para mostrarnos asentamientos de pobreza extrema en la periferia de La Habana. Un “inframundo” que se ha generalizado a raíz de la crisis de los 90, afirma, en el que miles de personas hacen malabares para salir adelante de diferentes formas.
“Los profesionales no pueden vivir de su salario en Cuba (…) La economía es la asignatura pendiente del sistema. Hay déficit de vivienda con muchas obsoletas, falta de alimentos, problemas con los medicamentos. Y es difícil que esas personas puedan encontrar la salida a esa situación”, explica con seriedad.
El novelista añade que le preocupa especialmente la situación de los jóvenes cubanos que no se dedican específicamente a nada solo al “trapicheo”, ante la falta de expectativas vitales.
La conversación gira de nuevo en torno a la actualidad de su país. El escritor ha transitado de un moderado “optimismo” ante el deshielo de relaciones comerciales entre Cuba y EE.UU. del final de la era Obama, al escepticismo ante el mandato de Trump. “Creo que durante el periodo presidencial de Trump, la relación no va a mejorar, al contrario creo que va a empeorar”, señala.
Pero lo que permanece invariable en el ánimo de Padura es su devoción por el barrio de La Mantilla que le vio nacer, y donde el escritor vive en la casa que perteneció a sus padres y abuelos y en cuyas calles jugaba a beisbol en su infancia. Un caldo de cultivo donde la mirada del literato y del ciudadano se unen en un bullicioso lugar del que extrae la pura vida que rezuman sus historias.
“Allí me mezclo con todo el mundo y me hace ser un testigo con una situación muy ventajosa para observar la realidad cubana al nivel del hombre de la calle”, concluye con modestia antes de partir raudo a su próximo compromiso.