La viuda de un concejal asesinado por ETA: "Los arrepentidos merecen una segunda oportunidad"
- Jesús María Pedrosa fue asesinado de un tiro en la nuca por ETA en 2000
- Su viuda ha participado en "encuentros restaurativos" con etarras arrepentidos
- Aboga por dar mensajes "constructivos": "El odio solo engendra odio"
- Se muestra indignada con los comunicados de ETA: "Quieren blanquearse"
- Sobre la distinción de víctimas: "¿Me dicen que mi marido sí debía morir?"
Enlaces relacionados
Carmen Hernández aún da un rodeo para no pasar por la calle de Durango (Vizcaya) donde su marido, el concejal del PP Jesús María Pedrosa, fue asesinado de un tiro en la nuca por la banda terrorista ETA en el 2000. Antes de asesinarlo, la familia vivió amenazas constantes: pintadas con su nombre en una diana, llamadas telefónicas con insultos y persecuciones en la calle. Incluso tras su muerte, ella y sus hijas tuvieron que soportar descolgar el teléfono y escuchar al otro lado: "Jesús Mari, hijo de puta".
"Era un domingo por la mañana, oí por la radio que habían matado a un concejal del PP. Cuando sonó el teléfono supe que era él el asesinado", cuenta Hernández en una entrevista con RTVE.es en la que relata cómo vivió el duelo y cómo fue capaz de transformar el "rencor y la rabia" en "perdón" a los etarras que han mostrado un "arrepentimiento real con las víctimas".
Ella participó en un programa de "encuentros restaurativos" que se desarrolló en 2011 en la cárcel de Nanclares de Oca (Álava) entre presos etarras disidentes y viudas, huérfanos, hermanos y familiares de asesinados. Eran encuentros cara a cara que tenían un fin: que el victimario pidiera perdón a la víctima.
"El odio engendra odio y ese no es el futuro que queremos"
No pudo mirar a los ojos del asesino de su marido, que murió transportando una bomba, pero sí se reunió con otros presos arrepentidos que fueron rechazados por los familiares de sus víctimas. Ella entiende y respeta que haya personas que rechacen estos encuentros que necesitaron meses de preparación psicológica.
Le impactó su charla en prisión con Iñaki Rekarte, jefe del comando Santander con tres muertos a sus espaldas. "Me valió su arrepentimiento. Me valió lo que me dijo. Me hizo una profunda reflexión sobre cómo había llegado a ese arrepentimiento y creo que todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad en la vida", dice la viuda de Pedrosa, que aboga por "mensajes constructivos" y por "dejar de odiar de una vez" en Euskadi.
"El odio engendra odio y ese no es el futuro que queremos. Mis hijas han vivido el asesinato de su padre, ahora a mis nietos trato de contárselo de tal manera que ellos no odien", señala Hernández, para explicar que en el País Vasco es "necesario" cerrar "heridas sangrantes" y con odio, a su juicio, no es posible. [La herida social en el País Vasco]
Tras cumplir condena y salir de la cárcel, ha vuelto a hablar varias veces con Rekarte y este le ha confesado que algún día tendrá que enfrentarse a contar a sus hijos lo que hizo.
Ve "grandes diferencias" entre estos presos que han vivido un proceso de contrición y remordimiento y los que salen de la cárcel gritando 'Gora ETA' y son recibidos como héroes. "Con esos nada que hablar", señala.
Indignada por que ETA hable de "honestidad" y "justicia"
Hernández lamenta que ETA, en su comunicado final de disolución, no haya sido capaz de pedir perdón a los casi 900 muertos que deja y a los miles de heridos, pero insiste en dar una oportunidad a los etarras que han lamentado el daño hecho desde las cárceles y han abjurado de haber pertenecido a una banda con una historia de terror de más de medio siglo.
Dice sentir "alivio" con el cierre de ETA pero muestra una "gran tristeza" porque "todo ha sido para nada". "Estos señores nos han destrozado la vida y ahora pretenden dar lecciones y se atreven a utilizar palabras como honestidad y justicia en sus comunicados", dice, enfadada.
En el último comunicado, el del cierre definitivo, la banda no hace referencia alguna a sus víctimas, pero se refirió a ellas en el comunicado del 20 de abril en un texto que generó una gran polémica e indignó a las víctimas porque ETA distinguió entre las que "no tuvieron participación directa en el conflicto" y las que sí, pidiendo un perdón expreso solo a las primeras.
"¿Justifican por tanto la muerte de mi marido? ¿Está José Mari bien matado o cómo", se pregunta la viuda del edil, que se muestra indignada con la "justificación histórica" que ETA pretende en sus comunicados y con el "blanqueo" que quieren hacer de su "negra historia".
"Hablan del bombardeo de Gernika, pero ¿qué tiene que ver eso con los muertos de Hipercor?, clama, para dejar claro que el 90% de los asesinatos de la banda se han producido en democracia y ellos insisten en hablar de su origen durante el franquismo.
Favorable al acercamiento de presos
A pesar de este "cierre patético y lamentable" de ETA, Hernández va a seguir colaborando en iniciativas para impulsar una memoria histórica con un "relato justo" en el que no se olvide a nadie.
En este punto habla también de las víctimas de los GAL, de la "violencia policial" y de las víctimas de la "dispersión de los presos etarras" porque ella cree que también son víctimas las madres que no pueden visitar a sus hijos etarras en la cárcel porque están lejos del País Vasco. "Ahora que se ha firmado el fin no tiene razón de ser esa dispersión", señala.
"Es necesario un reconocimiento de todas las víctimas para una reparación equitativa con justicia y con verdad", dice Hernández, para dejar claro que no se "puede admitir" el relato que mantiene ETA de una "guerra entre dos bandos", pero tampoco se puede negar que hay "víctimas desde diferentes ópticas".
Este es el mensaje que traslada a alumnos de la ESO, de Bachillerato y universitarios porque "tienen y deben saber lo que ha pasado". "Hay que contar la historia para hacer una reflexión. Si yo ayudo con mi granito de arena, estaré satisfecha", dice.
"Mi marido estaría muy orgulloso de lo que digo. Mi camino es este", concluye.