Daniel Torres cumple el sueño de Picasso de combatir en la Guerra Civil
- En el cómic Picasso en la guerra civil, el pintor participa en la batalla del Ebro
- “Picasso siempre lamentó no haber podido combatir”, asegura Torres
Picasso quiso combatir en la Guerra Civil y como no pudo hacerlo, durante la contienda organizó exposiciones en París para recaudar fondos para la República. Ahora El dibujante Daniel Torres (Valencia, 1958) cumple el sueño del famoso pintor en Picasso en la Guerra Civil (Norma), uno de los cómics del año.
“Picasso siempre lamentó no haber podido combatir debido a su edad (55 años) y a que vivía en Francia cuando estalló la contienda. Lo único que consiguió fue que el gobierno de la República lo nombrase director del Museo del Prado y le encargase El Guernika para la Exposición Internacional de 1937. Por eso he querido hacer realidad ese sueño, aunque sea en un cómic”
“La idea se me ocurrió como un juego de espejos -asegura Torres-. Un día, en el escaparate de una librería, me encontré con un retrato de Picasso que me miraba. Entonces decidí, casi creo que decidió él, que teníamos que hacer algo juntos. Me puse a pensar y se me ocurrió esa idea de que Picasso se inventara otra vida aparte de la suya y que lo hiciera en forma de historieta, encargándosela a un dibujante”.
“¡Fue un flechazo! Porque hay proyectos que guardo mucho tiempo y a veces van madurando y dan sus frutos. Pero este fue casi inmediato. Repasé todos los libros que tenía de Picasso y compré cosas nuevas para poder hacer esta falsa vida de Picasso” –comenta Torres-.
Picasso combatiendo en la batalla del Ebro
“El cómic está ambientado en 1953 -nos cuenta Daniel Torres- . Picasso tiene 72 años de edad, está afincado en la Costa Azul y es el artista más famoso del Siglo XX. Pero lo atormenta que España siga bajo la dictadura franquista y no haber podido combatir en la guerra Civil. Como piensa que la imaginación es tan real como la realidad, se imagina con 25 años combatiendo en la Guerra Civil, concretamente en la Batalla del Ebro (1938). Y la única forma de conseguir que ese deseo se haga realidad es a través de las viñetas de un cómic. Por eso contrata a un joven dibujante (Marcel) para que haga ese cómic realidad”.
Daniel Torres asegura que a Picasso le habría gustado esta idea porque le encantaban los cómics: “No he encontrado ninguna frase suya sobre tebeos que pudiera entrecomillar, pero es conocida su afición. El hacía que le mandasen los periódicos en los que se publicaba la tira Crazy Kat, de George Herriman, que le gustaba mucho. Y también leía algunas otras de las grandes historietas de la época, que se publicaban en la prensa norteamericana”.
Picasso estaba solo, por primera vez en su vida
La época que Torres refleja en el cómic fue una de las más difíciles para Picasso. “No lo he puesto en el cómic porque no era el tema –asegura Torres-, pero es un momento muy complicado para él porque lo abandona su esposa, Françoise Gilot, la madre de Paloma y Claude. Y él se queda solo por primera vez, a los 72 años, con el agravante para su alma de Don Juan que es la primera vez que una mujer lo deja a él. Eso también provocó que Picasso empezase a aparecer en la naciente prensa amarilla, algo que también odiaba”.
“Además –continúa Torres- en esa época Picasso estaba obsesionado con varios temas. Uno de ellos el de estar creando obras constantemente, con cualquier material. Pintura, grabado, dibujo, cerámica, dibujo. Otra obsesión que raramente admitía, pero que sé que tenía por lo que he leído, era la de cómo iba a trascender su obra. Y este enfrentamiento interior, dentro de este hombre que acababa de sufrir un golpe personal en su vida afectiva, provoca que Picasso tenga mucho miedo por la edad y la posible trascendencia de su obra”.
“Hay otra cosa –añade el dibujante- que es que, por primera vez en décadas, durante las que había sido un icono del arte, empieza a ser firmemente contestado por un sector de la crítica que se planteaba si lo que creaba en ese momento era válido. Estas circunstancias le afectaron mucho porque todo lo que viniera de fuera de su universo creativo, de su estudio, le molestaba mucho”.
Un juego de espejos
“Pero sobre todo -asegura Torres- Picasso se veía mayor, aunque viviría 20 años más, por lo que creía que se acababa no sólo su vida física sino su vida creativa. Ahí es cuando aparece delante de él un joven dibujante de 26 años que está comenzando su vida artística. De forma que se enfrentan dos mundos, el de la juventud y el de la senectud creativa, que es una de las cosas que más me interesa del libro”.
Ese joven artista, que se parece a Daniel Torres, no es otro que su padre. “Es otro juego de espejos -confiesa- La gente de nuestro entorno lo reconoce enseguida. También aparece mi madre. Y hay muchas otras cosas reales. El libro son en realidad tres tebeos, uno dentro de otro. Un múltiple juego de espejos”.
“Yo me reflejo en mi padre, mi padre se refleja en Picasso… El mayor se refleja en el joven y viceversa. Es un juego de espejos constante en el que el reflejo es tan válido como el original. Creo que lo que imaginamos, lo que creamos como idea, es tan real como la propia realidad”.
Tres cómics en uno
Pero… ¿Cuáles serían esos tres cómics que contiene Picasso en la Guerra Civil? “El primero -afirma Torres- es el que dibujo yo: el encuentro de mi padre con Picasso y cómo colaboran para realizar el tebeo. Picasso lo quiere hacer muy deprisa y mi padre, como profesional de la bande dessine le tiene que explicar cómo se hacen los tebeos y que llevan un tiempo”.
“El segundo tebeo es el que dibuja mi padre, Marcel, para Picasso. En realidad mi padre se llamaba Francisco, pero lo llamaban Marcel. En este libro se narran las aventuras del joven Picasso en la Guerra Civil, concretamente en la batalla del Ebro, en 1938.
“El tercer y último –concluye Torres- sería el que dibuja ese joven Picasso ficticio, de 25 años, que firma su obra con el nombre de Pegasso. Son ocho páginas satíricas, sobre los sueños y mentiras de Franco, que dibuja en las trincheras de la batalla del Ebro”.
“Tenía una deuda con Picasso”
Daniel Torres confiesa que su obsesión con Picasso le viene: “Dese que estudiaba historia del arte. Tenía una deuda con Picasso porque podía estar horas mirando y reproduciendo cuadros de cualquier gran autor, como Van Gogh. Pero con Picasso llegaba un momento, sobre todo con su pintura, que me aturdía un poco. Y no sabía si era problema mío o de la propia obra de Picasso. Pero gracias a este cómic me he sumergido en su obra y en su faceta creativa, en cómo hacía las cosas. Y he logrado solventar esta cuestión, esa cosa personal entre Picasso y yo”.
Destacar la excelente documentación literaria y visual del cómic. “Para mí el proceso de documentación es fundamental y muy interesante. He leído todo lo que he conseguido sobre Picasso, también de la Guerra Civil, especialmente sobre la Batalla de Ebro y lo que pasaba en Barcelona en 1938. Después de la batalla del Ebro ya estuvo claro quién iba a ganar. Y para el tebeo satírico que dibuja el joven Pablo Ruiz me he documentado con los chistes y viñetas de la época de la Guerra Civil. Hay muchísima imagen de cartelismo, propanganda…”
La portada os recordará al Chaplin de Armas al hombro (1918), pero hay mucho más. “Es una portada -confiesa Torres- que surgió de la unión de dos imágenes. La más conocida es la de Chaplin en la Primera Guerra Mundial, lleno de trastos en la puerta de una trinchera. Y la otra es un retrato que Ramón Casas hizo de Picasso que también es bastante conocido. Cojo la postura del retrato de Casas pero con toda la imaginería de la imagen de Chaplin. Y todo traspasado a la imagen de un miliciano de la Guerra Civil”.
Un cambio de estilo
Destaca el cambio de estilo de Daniel Torres, famoso por el colorido de cómics como la serie Roco Vargas. “Cada uno de los tres tebeos de esta obra requiere un estilo narrativo y gráfico distinto –asegura el artista-. Es un juego que me gusta mucho porque defiendo que cada idea tiene que llevar implícito un tratamiento gráfico distinto. Dependiendo siempre de lo que quieras contar. Casi diría que los que me dicen el estilo gráfico que debo usar son el ambiente y los personajes”.
Torres también renuncia al color, uno de sus puntos fuertes: “Los tebeos que dibujan Marcel y Picasso quería hacerlos en blanco y negro porque en el 38 era difícil hacer cómics en color. Me ceñí a esa idea del blanco y negro en esas historias, mientras que en la que dibujo yo utilizo un gris verdoso para dar más ambiente al dibujo. Pero siempre concebí esta historia en blanco y negro”.
En cuanto a si le gustaría volver sobre Picasso u otros pintores, Torres nos confiesa que: “Quiero retomar a Picasso porque así como he dicho que su pintura llegaba un momento que me cansaba, lo que nunca me ha cansado son sus dibujos y grabados. El Picasso grabador y dibujante me entusiasma. A Picasso le fascinaban los grabados de Goyza. Él decía: “Con Goya comenzó todo y yo lo voy a terminar”. Estaba clara la unión espiritual que tenía con Goya y por eso me interesaría narrar un encuentro de Picasso con Goya. Podía titularse Picasso en la Guerra de la Independencia y que ambos trabajasen juntos haciendo grabados. Sería fantástico. Tengo apuntada esta idea”.
En cuanto a sus proyectos inmediatos, Daniel Torres nos comenta que: “Me pillas dibujando las primeras páginas de mi siguiente libro El futuro que no fue. Una historia ambientada en el universo de Rocco Vargas pero protagonizada por uno de los personajes secundarios, un detective privado llamado Archie Cooper. Es un manifiesto de lo que es el mundo de Rocco Vargas”.