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Norte de Yemen, viviendo bajo los bombardeos diarios de la coalición

El hospital de Haydan, en la gobernación de Saada, trata de ofrecer cobertura médica a miles de yemeníes curtidos en la violencia que asuela una región montañosa donde el transporte es especialmente difícil.

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Norte de Yemen, viviendo bajo los bombardeos diarios de la coalición

Desde diciembre de 2017, la coalición internacional liderada por Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos ha intensificado sus ataques aéreos sobre los hutíes en el noroeste de Yemen, dejando a la población más expuesta que nunca.

A solo unos kilómetros del frente de batalla se encuentra la localidad de Haydan, en la gobernación de Saada, una región montañosa en la que apenas hay instalaciones médicas. El interminable aluvión de bombardeos aéreos ha hecho que llegar hasta aquí sea extremadamente difícil.

El hospital de Haydan fue bombardeado y destruido por aviones de combate de Arabia Saudí en octubre de 2015. Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF), que regresaron al hospital en marzo de 2017, se centran ahora en brindar atención médica a comunidades aisladas de la localidad y de zonas remotas vecinas.

Mohammad está recostado en una cama en la sala de urgencias del hospital de Haydan. Las heridas de metralla en pierna y abdomen son graves. Espera pacientemente a que la ambulancia lo traslade a otro hospital, a una hora y media por carretera, para ser operado. Mohammad se dirigía a realizar sus oraciones del viernes en la mezquita cuando fue alcanzado por una explosión cerca del reducto hutí de Maran, en el norte del país.

Visita médica a los pacientes del hospital de Jamer, otro centro gestionado por MSF en Sadaa

 AGNES VARRAINE-LECA / MSF

Apenas hacía un minuto que caminaba y, de repente, desperté aquí. ¿Fue una bomba o un misil? No tengo ni la más mínima idea

"Apenas hacía un minuto que caminaba y, de repente, desperté aquí. ¿Fue una bomba o un misil? No tengo ni la más mínima idea", dice. Mohammad perdió el conocimiento tras el impacto y fue recogido por transeúntes que lo trasladaron en coche al hospital de Haydan donde MSF estabiliza a los heridos de guerra antes de derivarlos a uno de los centros hospitalarios de Saada.

Mohammad no es un combatiente. Antes de la guerra trabajaba como secretario judicial en el tribunal de Saada. Cuando comenzaron los enfrentamientos, huyó con su familia y se estableció en Saná, la capital. Se encontraba de vuelta en Saada intentando que le pagaran el salario atrasado. Al igual que otros 1,25 millones de trabajadores públicos lleva sin cobrar desde septiembre de 2016.

16.749 incursiones aéreas en tres años

Los heridos de guerra suelen llegar muy tarde al hospital de Haydan y, por ello, a menudo lo hacen en estado crítico. Una de las causas es la dificultad para conseguir transporte cerca de la primera línea de combate. "Durante los bombardeos, las lesiones que tratamos con más frecuencia están provocadas por la metralla y los proyectiles", explica Frédéric Bonnot, coordinador de MSF en Haydan.

Durante los bombardeos, las lesiones que tratamos con más frecuencia están provocadas por la metralla y los proyectiles

En marzo de 2018, los combates sobre el terreno entre los hutíes y las fuerzas apoyadas por la coalición leal al presidente Hadi se sucedían diariamente en casi todos los límites de la gobernación de Saada; Kitaf en el este, Baqim en el norte y Razeh en el oeste, resultaban especialmente afectadas.

Un niño espera en la sala de urgencias del hospital de Jamer, también en Sadaa

 AGNES VARRAINE-LECA / MSF

Incluso antes de que en marzo de 2015 estallara el actual conflicto, los habitantes de Saada ya se encontraban entre los más vulnerables del país. El área había sido escenario de fuertes enfrentamientos entre hutíes y fuerzas armadas del entonces presidente Ali Abdallah Saleh entre 2004 y 2010. Antes de la guerra en curso, ya se habían observado niveles extremadamente altos de desnutrición entre los niños menores de cinco años de la gobernación.

Desde finales de 2017, los ataques aéreos de la coalición se han venido intensificando. Así, según Yemen Data Project, la región fue objetivo de un tercio de los 541 ataques aéreos registrados en diciembre.

Tan pronto como se dispara un misil y cae en alguna zona del país, los saudíes responden casi de inmediato bombardeando Saada

La campaña de bombardeos aéreos comenzó después de que los hutíes dispararan misiles hacia Arabia Saudí. "Tan pronto como se dispara un misil y cae en alguna zona del país, los saudíes responden casi de inmediato bombardeando Saada", explica Frédéric Bonnot.

Los ataques aéreos golpean tanto a infraestructuras públicas, mercados, viviendas y vehículos civiles como a bases militares y puestos de control hutíes. Así, el 29 de marzo de 2018, dos ataques aéreos de la coalición alcanzaron a un camión a solo 200 metros de las oficinas de MSF en Saada.

Un grupo de mujeres se encamina a pie hacia el hospital de Haydan

 AGNES VARRAINE-LECA / MSF

El 8 de mayo de 2015, la coalición declaró que todas las ciudades de la provincia de Saada eran objetivos militares. De acuerdo con Yemen Data Project, en los últimos tres años, la coalición ha realizado 16.749 ataques aéreos, un promedio de 15 ataques al día. Casi uno de cada tres ha afectado emplazamientos no militares.

Las carreteras son objetivos rutinarios, especialmente aquellas con valor estratégico. "La vía que pasa por el distrito de Saquen, la misma que utilizamos para ir de Haydan a Saada, ha sido atacada varias veces. Sucede lo mismo en Yasnim, donde brindamos apoyo a un centro de médico. Los ataques -continúa Frédéric Bonnot- están limitando nuestra capacidad de desplazamiento y de derivación de los pacientes a hospitales en Saada y pueden provocar retrasos en traslados que, con frecuencia, son cuestión de vida o muerte".

Los ataques están limitando nuestra capacidad de desplazamiento y de derivación de los pacientes a hospitales

Decisiones difíciles

Qoussor, de 19 años, esperó una hora y media junto a la carretera antes de que un coche la llevara con su hijo al hospital de Haydan. Nabil, su bebé, tiene solo seis semanas de vida y en los últimos días ha tenido problemas para respirar. Las pocas opciones de transporte son caras y la población tiene que tomar decisiones difíciles.

"Para los habitantes de Maran es realmente difícil deplazarse. O no hay vehículos disponibles porque el bombardeo es demasiado intenso, o cuestan demasiado", afirma Qoussor.

Repostaje en una gasolinera de Amran; los productos básicos, como el combustible, se han encarecido hasta niveles prohibitivos con la guerra en Yemen

 AGNES VARRAINE-LECA / MSF

En 2017 casi 7.000 personas recibieron tratamiento en la sala de urgencias del hospital de Haydan. El 44% eran niños menores de cinco años y cuatro de cada diez eran mujeres. Las causas más habituales de hospitalización entre los niños son infecciones respiratorias, diarreas y anemias. "También vemos pacientes adultos con cáncer y enfermedades cardíacas, pero no hay forma de derivarlos porque no hay instalaciones con capacidad para ofrecer tratamientos a largo plazo", declara Roxanna Stavila, asesora médica de MSF en Haydan.

Vemos pacientes adultos con cáncer y enfermedades cardíacas, pero no hay forma de derivarlos porque no hay instalaciones con capacidad para ofrecer tratamientos

Envuelto en una manta, Nabil recibe oxígeno y suero intravenoso en la mano izquierda. Llegar a Haydan ha costado a la familia 1.000 riales yemeníes (3,25 euros). El precio puede alcanzar los 15.000 riales, según la ubicación, la disponibilidad del transporte y el coste del combustible.

Otra consecuencia de la guerra es el encarecimiento de los productos básicos, en particular de las materias primas. Así el precio del gas y el combustible se han duplicado en los últimos tres años, y la harina de trigo se ha encarecido en más del 50%.

Esta situación tiene un profundo impacto en la vida cotidiana de la población de Yemen. Qoussor apenas ha conocido otra realidad a parte del conflicto. Maran, el pueblo donde nació y creció, sufrió con intensidad la guerra entre 2004 y 2010. Entonces se construyeron refugios subterráneos para resguardarse durante los bombardeos. Los túneles cavados en la montaña conducen a cuevas que raramente tienen más de un metro de altura. "Ponerse de pie es imposible", reconoce Qoussor.

Estos refugios siguen siendo utilizados por la población cuando los bombardeos son intensos y las familias no se sienten seguras en sus hogares. La última vez que se vieron obligados a buscar refugio, Qoussor y sus familiares pasaron dos días en las cuevas, racionando el pan que llevaron consigo.