El hambre en el mundo crece por tercer año consecutivo y afecta a 821 millones de personas
- El informe que publica anualmente la ONU señala que el cambio climático y los conflictos armados son las principales razones de la hambruna
- África y América del Sur han sido áreas especialmente afectadas por el hambre en 2017
El hambre ha crecido en 2017 por tercer año consecutivo y afecta a 821 millones de personas (una de cada nueve), según el informe del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2018 que elabora la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
Este año las personas afectadas por el hombre crónica son 15 millones más que el año anterior, lo que supone un retroceso a niveles de 2010.
El informe apunta al cambio climático y a los conflictos armados como las razones de este incremento del hambre en el mundo, que ha afectado especialmente en 2017 al continente africano y a América del Sur.
"El aumento de la temperatura, las lluvias intensas y el cambio en las estaciones están afectando a la disponibilidad y la calidad de la comida", señala Cindy Holleman, editora del documento.
“El aumento de la temperatura, las lluvias intensas y el cambio en las estaciones están afectando a la disponibilidad y la calidad de la comida“
La ONU estima que 124 millones de personas en 51 países diferentes se han enfrentado a una crisis alimentaria en el último año por ambas razones.
Países como Yemen, Somalia, Sudán del Sur o Afganistán, inmersos en guerras desde hace años, también sufren sequías o inundaciones.
En África el 21% de la población se encuentra en una situación de subalimnetación. La malnutrición afecta en el continente a 256 millones de personas, la mayoría en el África subsahariana.
En América del Sur, aunque el nivel de hambre es relativamente bajo en comparación con otras regiones, el hambre ha aumentado significativamente y afecta a 39 millones de personas, especialmente en Venezuela.
El incremento en Latinoamérica se explica sobre todo por la desaceleración económica, ha afirmado el director de Estadística de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Rosero.
La ONU señala que en América del Sur el problema del hambre se ha agravado por la bajada de precios en la exportación de bienes como el petróleo.
Los niños, el eslabón más débil
Este lunes la ONG Save the Children advirtió de que más 600.000 niños en zonas de conflicto podrían morir para final de este año por hambre extrema, la mayoría en África Central.
En este sentido, el informe de la ONU apunta que 151 millones de niños menores de cinco años sufren desnutrición crónica. "La privación de alimento también causa cambios psicológicos y en el metabolismo", apunta Holleman.
Sin embargo, el número de niños en esta situación ha descendido con respecto a 2012 cuando la desnutrición crónica afectaba a 167 millones de menores.
La obesidad también ha aumentado
La inseguridad y las restricciones en el acceso a los alimentos ha contribuído, a su vez, al aumento de la obesidad. El informe señala que las personas que se ven con recursos limitados optan por alimentos baratos, procesados, ricos en grasas saturadas, sal y azúcar.
“Las emociones y la ansiedad asociada a la privación de comida puede desembocar en otros desórdenes en la alimentación“
"Las emociones y la ansiedad asociada a la privación de comida puede desembocar en otros desórdenes en la alimentación una vez que consigues ese acceso a los alimentos", explica Holleman.
El documento señala que, actualmente, 672 millones de adultos sufren obesidad, 72 millones más que en 2014.
En peligro uno de los Objetivos del Milenio
"Si no aumentamos los esfuerzos, existe el riesgo de quedarnos muy lejos de el Objetivo de Desarrollo Sostenible dirigido a erradicar el hambre para 2030", apunta en el informe.
El segundo punto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al que se adhirieron los países de las Naciones en 2015 es el de Hambre Zero. El punto recoge el fin de conseguir para 2030 el acceso universal a los alimentos.
Paul Winters, vicepresidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, subraya que para reducir el hambre hay que acercarse a la raíz del problema que se encuentra en la pobreza crónica. "Se necesitan datos de dónde se encuentra y cuáles son las limitaciones de esas personas para asegurarnos de que realmente desarrollamos acciones que transforman", señala Winters.